La Tabla 71.3 indica los principales tipos de riesgos para la segu- ridad y la salud en el trabajo en una fábrica típica de contrachapado. Muchos de ellos son parecidos a los existentes en las serrerías, y las medidas de control también son semejantes. En esta sección sólo se tratan las cuestiones que difieren de las operaciones de aserrado.
Los obreros que trabajan en las operaciones de preparación de colas, empalme, parcheado, lijado y prensado en caliente, y los que trabajan en las proximidades, pueden verse expuestos por vía cutánea y respiratoria al formaldehído y a otros compo- nentes de las colas, resinas y adhesivos. Las resinas de urea liberan formaldehído durante el curado más fácilmente que las fenólicas; con todo, las mejoras logradas en la formulación de resinas han reducido estas exposiciones. Es necesario disponer de una ventilación por aspiración localizada y utilizar guantes y otros equipos protectores apropiados para reducir la exposición cutánea y respiratoria al formaldehído y otros componentes de las resinas.
La madera utilizada para producir chapas está mojada, y las operaciones de desenrollado y corte no suelen producir mucho polvo. Las operaciones de producción de contrachapado que más exposición al polvo producen son las de lijado, mecanizado y aserrado necesarias para el acabado. En particular, el lijado produce grandes cantidades de polvo fino porque durante el labrado puede eliminarse entre un 10 y un 15 % del tablero. Estos procesos deben estar encerrados y tener ventilación por aspiración localizada; las lijadoras manuales deben disponer de aspiración integrada mediante una bolsa de recogida del polvo. Si no se dispone de ventilación localizada o no funciona
correctamente, la exposición al polvo de madera puede ser importante. En las fábricas de contrachapado es muy normal utilizar métodos de limpieza húmedos y por aspiración, porque el pequeño tamaño de las partículas de polvo resta eficacia a otros métodos. Si no existen medidas de control del ruido, los niveles de ruido producidos por las operaciones de lijado, aserrado y mecanizado pueden superar los 90 dBA.
Una vez secas las chapas, pueden liberarse varios componentes químicos de la madera, tales como monoterpenos, ácidos de las resinas, aldehídos y cetonas. Los tipos y cantidades de los productos químicos liberados dependen de la especie del árbol y de la temperatura del secador de chapa. Es necesario disponer de una ventilación por aspiración adecuada y reparar inmediatamente las fugas del secador de chapa. Los trabajadores pueden verse expuestos a los humos de escape de los motores de las carretillas elevadoras en toda la fábrica, y los equipos móviles también presentan un riesgo para la seguridad. Los plaguicidas mezclados con las colas apenas son volátiles y no deberían ser detectables en el aire ambiental del lugar de trabajo, con la excepción de los cloronaftalenos, que se evaporan notablemente. La exposición a los plaguicidas puede producirse por vía cutánea.
Los obreros que trabajan en las operaciones de preparación de colas, empalme, parcheado, lijado y prensado en caliente, y los que trabajan en las proximidades, pueden verse expuestos por vía cutánea y respiratoria al formaldehído y a otros compo- nentes de las colas, resinas y adhesivos. Las resinas de urea liberan formaldehído durante el curado más fácilmente que las fenólicas; con todo, las mejoras logradas en la formulación de resinas han reducido estas exposiciones. Es necesario disponer de una ventilación por aspiración localizada y utilizar guantes y otros equipos protectores apropiados para reducir la exposición cutánea y respiratoria al formaldehído y otros componentes de las resinas.
La madera utilizada para producir chapas está mojada, y las operaciones de desenrollado y corte no suelen producir mucho polvo. Las operaciones de producción de contrachapado que más exposición al polvo producen son las de lijado, mecanizado y aserrado necesarias para el acabado. En particular, el lijado produce grandes cantidades de polvo fino porque durante el labrado puede eliminarse entre un 10 y un 15 % del tablero. Estos procesos deben estar encerrados y tener ventilación por aspiración localizada; las lijadoras manuales deben disponer de aspiración integrada mediante una bolsa de recogida del polvo. Si no se dispone de ventilación localizada o no funciona
correctamente, la exposición al polvo de madera puede ser importante. En las fábricas de contrachapado es muy normal utilizar métodos de limpieza húmedos y por aspiración, porque el pequeño tamaño de las partículas de polvo resta eficacia a otros métodos. Si no existen medidas de control del ruido, los niveles de ruido producidos por las operaciones de lijado, aserrado y mecanizado pueden superar los 90 dBA.
Una vez secas las chapas, pueden liberarse varios componentes químicos de la madera, tales como monoterpenos, ácidos de las resinas, aldehídos y cetonas. Los tipos y cantidades de los productos químicos liberados dependen de la especie del árbol y de la temperatura del secador de chapa. Es necesario disponer de una ventilación por aspiración adecuada y reparar inmediatamente las fugas del secador de chapa. Los trabajadores pueden verse expuestos a los humos de escape de los motores de las carretillas elevadoras en toda la fábrica, y los equipos móviles también presentan un riesgo para la seguridad. Los plaguicidas mezclados con las colas apenas son volátiles y no deberían ser detectables en el aire ambiental del lugar de trabajo, con la excepción de los cloronaftalenos, que se evaporan notablemente. La exposición a los plaguicidas puede producirse por vía cutánea.
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