lunes, 31 de marzo de 2014

Creación de pozos

Para crear un pozo se excava la roca avanzando en sentido vertical. Normalmente, esta operació n, que suele asignarse a contratistas, requiere personal especializado y equipos específicos, como un marco de superficie para excavació n de pozos, un sistema de elevació n con un gran cangiló n de draga al final de un cable y un sistema especial de desescombro del pozo.
El personal de excavación de pozos se expone a muchos riesgos, pues trabaja en el fondo de una excavación profunda y vertical, y comparte el mismo cangiló n de draga con el material resguardarse de los objetos que puedan caerles encima; en resumen, puede decirse que la excavació n de pozos no es un trabajo para novatos.

domingo, 30 de marzo de 2014

Trazado de las minas

El trazado de una mina incluye las excavaciones necesarias para instalar las infraestructuras con que trabajar en los tajos y preparar la continuidad futura de las operaciones. Entre los elementos rutinarios, realizados todos con té cnicas de perfora- ció n-voladura-excavació n, se encuentran las galerías horizontales, las rampas inclinadas y los pozos verticales o inclinados

sábado, 29 de marzo de 2014

Cría de gusanos de seda

La vermicultura, la cría de gusanos, tiene una larga historia en algunas culturas. Los gusanos, sobre todo el gusano de la harina (que es una larva, no un auténtico gusano del escarabajo nocturno), se crían en miles de millones para servir de alimento a los animales de laboratorio y de compañía. Los gusanos también se emplean en operaciones de compostaje (vermi-compostaje). Sericultura es el término que se emplea para la producción de capullos del gusano de seda, que consiste en la alimentación del gusano de seda y la formación de capullos. El cultivo del gusano de seda y de la oruga de la polilla de la seda se remonta a a 3.000 a. de C. en China. Los criadores de gusanos de seda han domesticado a la polilla correspondiente; no quedan poblaciones salvajes. Los gusanos de seda sólo comen hojas de morera. Por eso, la producción de la fibra ha dependido siempre de la estación de floración del árbol de la morera. Se han creado alimentos artificiales para el gusano seda, de forma que la producción pueda mantenerse todo el año. Los gusanos de seda se crían en bandejas que a veces se apilan. Los gusanos tardan unos 42 días en alimentarse a una temperatura constante de 25 C. Puede ser necesario usar calefacción artificial. La seda es una secreción de la boca del gusano que se solidifica al entrar en contacto con el aire. El gusano de seda segrega unos 2 km de hilo de seda para formar un capullo en la fase de crisálid (Johnson 1982). Una vez formado el capullo, el sericultor mata las crisálidas en un horno, y envía los capullos a una fábrica. En la fábrica se recoge la seda del capullo y se convierte en hilos y madejas.
El nueve por ciento de los sericultores manifiesta asma en respuesta a las escamas de la mariposa del gusano de seda, aunque casi todos los casos de asma en sericultores se atribuyen a la inhalación de heces del gusano. Además, el contacto de la piel con los pelos de la oruga del gusano puede producir una importante dermatitis de contacto irritante. El contacto con la seda pura también puede producir reacciones cutáneas de tipo alérgico. Para la producción de mariposas del gusano de seda, el tratamiento por hiposensibilización (para las escamas de la mari- posa y las heces) logra mejorías en el 79,4 % de los tratados. Los corticosteroides pueden revertir los efectos de los antígenos inha- lados. Las lesiones cutáneas pueden responder a las lociones y cremas a base de corticosteroides tópicos. Los antihistamínicos tópicos alivian el picor y la quemazón. Se han identificado casos de intoxicación por monóxido de carbono en algunos sericul- tores en sus casas, donde mantienen el calor con las chimeneas de carbón con que crían a los gusanos. Las chimeneas de carbón
y los calefactores de queroseno deben ser sustituidos por calefac- ciones eléctricas para evitar la exposición al monóxido de carbono.

Final 


viernes, 28 de marzo de 2014

Cría de insectos en masa (II)

Una típica instalación estéril de insectos tiene un sistema de aire estanco para impedir que entren insectos no deseados y que escapen los fértiles. Las tareas de cría consisten en fregar y barrer, apilar los huevos, lavar las bandejas, preparar la dieta, inocular (colocar los huevos en agar), teñir las crisálidas, asistir a la salida del capullo, empaquetar, poner en cuarentena, irradiar, hacer la selección y pesar. En la sala de crisálidas se mezcla la vermiculita con agua, y se pone en las bandejas. Se apilan las bandejas y se barre el polvo de vermiculita con una escoba. Se separan las crisálidas de la vermiculita mediante un cedazo. Las crisálidas elegidas para la técnica de esterilización de insectos son transportadas en bandejas apiladas sobre enrejados hasta la cámara de irradiación, que se encuentra en una zona o depen- dencia diferente, donde son irradiadas y quedan esterilizadas
(Froehlich 1995; Kiefer 1996).
Quienes trabajan con insectos, incluidos los criadores de gusanos de seda, pueden presentar una reacción alérgica a aler- genos de los artrópodos (escamas, pelos u otras partes del cuerpo). Los síntomas iniciales son picor de ojos e irritación nasal, seguidos por episodios intermitentes de estornudos, tos y disnea. En adelante, la exposición al alergeno desencadenará crisis de asma. Los entomólogos y quienes trabajan en dependencias de moscas estériles están expuestos a diversos agentes potencialmente peligrosos e inflamables. Son los siguientes: en los laboratorios de entomología, alcohol isopropilo, etil alcohol y xileno; en la sala de preparación de la dieta se usa el alcohol isopropilo disuelto en agua para esterilizar las paredes y los techos mediante un pulverizador. El polvo de vermiculita comporta problemas respiratorios. Algunas vermiculitas están contaminadas por asbesto. Las unidades de manipulación en estas instalaciones emiten ruido que puede ser nocivo para la audición de los empleados. En las dependencias puede utilizarse una adecuada ventilación y protección respiratoria personal para controlar la exposición a alergenos y polvos del aire. Deben usarse materiales de trabajo que no produzcan polvo. El aire acondicionado y el recambio frecuente de los filtros puede ayudar a reducir las concentraciones atmosféricas de púas y pelos. Los rayos X o gamma (radiación ionizante) pueden dañar al material genético. En las dependencias de irradiación es nece- sario usar protección frente a los rayos X y gamma y sus fuentes (Froehlich 1995; Kiefer 1996).


jueves, 27 de marzo de 2014

Cría de insectos en masa (I)

En los laboratorios se crían más de 500 especies de artrópodos, como hormigas, escarabajos, ácaros, moscas, polillas, arañas y garrapatas. Un uso importante de estos artrópodos es para el control biológico de otras especies animales. Por ejemplo, hace
2.000 años, en los mercados de China se vendían nidos de hormigas tejedoras para colocarlos en los huertos de cítricos y así apresar a las plagas de las cosechas. Hoy día se han identificado más de 5.000 especies de insecto que pueden servir como posibles controladores biológicos de las plagas, y 300 se usan con éxito habitualmente en 80 países. Los vectores de las enfermedades también se han convertido en objeto de control biológico. Por ejemplo, el mosquito carnívoro del sureste de Asia, Toxorhyn- chites spp., también conocido como mosquito “tox”, tiene una larva que se alimenta de las larvas del mosquito tigre Aedes spp., que transmite enfermedades como la fiebre del dengue a los seres humanos (O’Toole 1995).
Se han creado instalaciones de cría masiva para criar insectos estériles como herramienta no química de supresión de plagas. Una de esas instalaciones en Egipto cría mil millones de moscas de la fruta (unas 7 toneladas) por semana. Esta industria de cría tiene dos ciclos principales. Uno es la conversión de alimento
o ciclo de incubación de las larvas, y el otro es la propagación o ciclo de producción de huevos. La técnica de los insectos esté- riles se usó por vez primera para eliminar al gusano tornillo, que ataca al ganado vacuno. La esterilización se logra radiando a las crisálidas justo antes de que salga el adulto del capullo con rayos X o con rayos gamma Esta técnica consiste en tomar enormes cantidades de insectos criados y estériles y liberarlas en las zonas infestadas donde los machos estériles copulan con las hembras salvajes, que son fértiles. Al romper el ciclo vital del insecto se reduce espectacularmente la tasa de fertilidad de estas plagas. Esta técnica se emplea con los gusanos tornillo, las lagartas, el gorgojo del algodón y la mosca de la fruta (Kok, Lomaliza y Shivhara 1988).

miércoles, 26 de marzo de 2014

División del trabajo

La división del trabajo en las estaciones forestales suele ser rígida y fomenta la especialización en lugar de la flexibilidad. La rota- ción de tareas es posible con la corta convencional, pero depende fundamentalmente de la dinámica del equipo. Por otra parte, la corta mecanizada fomenta la especialización, aunque la tecnología en sí (es decir, la especialización de la máquina) no es la única causa de este fenómeno. La especialización también se ve favorecida por factores organizativos (un operario por máquina, trabajo a turnos), por la dispersión geográfica (alejamiento de las máquinas y de las zonas de corta) y por el hecho de que los operarios sean por lo general propietarios de las máquinas.
Los problemas de aislamiento y comunicación resultantes de esta división del trabajo pueden tener graves consecuencias para la seguridad, sobre todo cuando obstaculizan la circulación eficaz de información relativa a peligros inminentes o a un inci- dente o accidente.
Es necesario equiparar correctamente las capacidades de trabajo de máquinas y trabajadores y componer las plantillas en consecuencia, a fin de evitar sobrecargar elementos de la cadena de producción. Pueden diseñarse programas de turnos que saquen el máximo partido a máquinas costosas, pero que proporcionen suficiente descanso y diversidad de tareas a los operarios.

martes, 25 de marzo de 2014

Subcontratación

Subcontratar la responsabilidad (y los costes) para determinadas actividades de producción con propietarios-operarios es una práctica cada vez más extendida en el sector forestal, a causa de la mecanización y de su consecuencia: la especialización del trabajo (es decir, utilizar una máquina específica para faenas tales como el apeo, la poda, la corta-poda y el arrastre).
La subcontratación puede afectar a la seguridad de varias maneras. En primer lugar, debe reconocerse que la subcontrata- ción no reduce los riesgos para la seguridad como tales, sino que simplemente los traslada del empresario al subcontratista. En segundo lugar, subcontratar también puede agravar ciertos peli- gros, ya que estimula la producción en lugar del comporta- miento orientado a la seguridad. De hecho, se ha observado que los subcontratistas descuidan ciertas precauciones de seguridad, sobre todo las relacionadas con el mantenimiento preventivo, la formación de nuevos empleados, el suministro y el fomento del uso de los equipos de protección personal (EPP) y el cumpli- miento de las normas en materia de seguridad. Por último, la responsabilidad de la gestión y el mantenimiento de la segu- ridad en los lugares de trabajo donde se practica la subcontrata- ción es una zona gris en el ámbito judicial. Hasta puede ser difícil determinar de quién es la responsabilidad de declarar que los accidentes están relacionados con el trabajo. Los contratos laborales deben obligar al cumplimiento de las disposiciones en materia de seguridad, incluir sanciones por incumplimientos y asignar la responsabilidad de la supervisión.

lunes, 24 de marzo de 2014

Tipo de contrato

Con independencia del tipo de corta, los contratos laborales casi siempre se negocian de manera individual y suelen ser de duración fija o estacional. Es probable que esta precaria situación laboral provoque que se otorgue una baja prioridad a la segu- ridad personal, ya que es difícil favorecer la seguridad en el trabajo en ausencia de unas mínimas garantías de empleo. En términos concretos, a los leñadores u operarios les puede resultar difícil trabajar de manera segura si ello compromete los objetivos de producción de los que depende su empleo. Los contratos de larga duración con volúmenes mínimos anuales garantizados estabilizan el empleo y aumentan la seguridad.

domingo, 23 de marzo de 2014

Supervisión

La supervisión del trabajo forestal no es fácil, debido al constante cambio de los lugares de trabajo y a la dispersión geográfica de los trabajadores en diversos lugares de trabajo. La producción se controla a través de estrategias indirectas, de las cuales los pluses de producción y el mantenimiento de situaciones de empleo precario son tal vez las más insidiosas. Este tipo de organización del trabajo no favorece una buena gestión de la seguridad, ya que es más fácil transmitir la información referente a las directrices y disposiciones en materia de seguridad que asegurarse de su apli- cación y evaluar su valor práctico y la medida en que se entienden. Los directivos y supervisores deben tener claro que son los principales responsables de la seguridad. Como puede verse en la Figura 68.19, el trabajador controla muy pocos de los elementos que determinan el comportamiento en materia de seguridad.

sábado, 22 de marzo de 2014

PANADERIAS

La fabricación de alimentos a partir de féculas y azúcares se realiza en las panaderías y en los centros de producción de galletas, pasteles y tartas. Los riesgos para la salud y la seguridad que plantean las materias primas, las instalaciones, los equipos y los procesos de fabricación en estos centros son similares. El artí- culo se centra en las pequeñas panaderías y se abordan las cuestiones relacionadas con la elaboración de pan y otros productos afines.

viernes, 21 de marzo de 2014

Exploración médica

Los aspirantes a trabajar en este sector deben someterse a una exploración médica centrada en la detección de alergias preexistentes y en la comprobación de las funciones del hígado, los riñones y los pulmones. Pueden exigirse exploraciones especiales a los encargados de la aplicación de plaguicidas y a los trabaja- dores que utilizan protectores respiratorios. Es necesario llevar a cabo evaluaciones de la capacidad auditiva para valorar posibles pérdidas de la misma. En los seguimientos periódicos se tratará de establecer las modificaciones producidas.

jueves, 20 de marzo de 2014

Riesgos para la salud (II)

El ruido es un problema común en la mayoría de estos centros de fabricación. Los niveles predominantes oscilan entre los 83 y los 95 dBA, pero pueden exceder los 100 dBA en ciertas áreas. La posibilidad de recurrir a la absorción acústica es limitada, debido a la necesidad de limpiar los equipos utilizados en estas instalaciones. La mayoría de los suelos están fabricados en cemento, loseta y acero inoxidable para facilitar las tareas de limpieza y evitar que el centro productivo se convierta en un refugio de insectos. Muchos trabajadores se desplazan de un área a otra y pasan poco tiempo desarrollando su actividad en las zonas más ruidosas. De este modo se reduce la exposición personal de manera considerable, si bien deben utilizarse protec- tores auditivos para lograr que el ruido percibido se sitúe en niveles aceptables.
El trabajo en un espacio cerrado como un depósito, un tanque o un silo puede plantear riesgos físicos y de salud a los trabajadores. La mayor preocupación se refiere a la deficiencia de oxígeno. Los recipientes de este tipo, cerrados hermética- mente, pueden registrar carencias de oxígeno debido a la presencia de gases inertes (nitrógeno y dióxido de carbono para evitar la propagación de plagas) y a la acción biológica (proliferación de insectos y de moho). Antes de acceder a un depósito de este tipo u otros espacios cerrados, deben compro- barse las condiciones atmosféricas en el interior para determinar la existencia de oxígeno en una cantidad suficiente. Si la proporción de éste es inferior a 19,5 %, debe procederse a la ventila- ción. Asimismo, debe examinarse la aplicación reciente de plaguicidas u otros materiales tóxicos que puedan estar presentes. Los riesgos físicos en este tipo de espacios consisten en el hundimiento en el cereal y en la posibilidad de quedar atra- pado debido a la configuración del lugar (paredes inclinadas hacia dentro y equipos instalados en el interior). No debe permitirse la presencia de trabajadores en silos, depósitos o tanques de cereal durante las operaciones de extracción del mismo. Pueden evitarse lesiones y muertes mediante la desactivación y el bloqueo de todos los equipos asociados al espacio limitado, garantizando que los miembros del personal utilizan arneses con cuerda salvavidas mientras permanezcan en el interior de estos recintos y manteniendo el suministro de aire respirable. Antes de la entrada, debe comprobarse la atmósfera para determinar la presencia de gases combustibles, vapores y agentes tóxicos, así como la suficiencia del oxígeno existente. Los trabajadores no deben acceder a estos depósitos y situarse debajo de una acumu- lación de cereal en forma de puente o en lugares donde el cereal amontonado a ambos lados pueda caer y cubrirlos totalmente.


miércoles, 19 de marzo de 2014

Riesgos para la salud (I)

Puede generarse polvo cuando el cereal se traslada o se remueve. Aunque en la mayoría de los casos, este polvo es un mero factor de irritación del tracto respiratorio, los polvos deri- vados de cereales no elaborados pueden contener mohos y otros contaminantes capaces de provocar fiebre y reacciones asmá- ticas alérgicas en personas sensibles. Los trabajadores tienden a evitar el desarrollo de su trabajo en áreas de generación de polvo durante períodos prolongados. Habitualmente, se utiliza protección respiratoria en los casos necesarios. Las mayores exposiciones al polvo se producen en las operaciones de carga y descarga y en las de limpieza general. En algunos estudios se han indicado la existencia de cambios en la función respiratoria relacionados con este tipo de exposición. El TLV estipulado por la actual Conferencia Americana de Higienistas Industriales del Gobierno (ACGIH) respecto a la exposición en el trabajo al polvo de cereales es de 4 mg/m3 en el caso de la avena, el trigo
y la cebada, y de 10 mg/m3 en otros casos (partículas, no clasifi- cadas de otro modo).
Suelen utilizarse protectores respiratorios para reducir al mínimo la exposición. Los protectores de este tipo aprobados pueden ser muy eficaces si se emplean correctamente. Los traba- jadores deben recibir formación sobre su uso correcto, su mante- nimiento y sus limitaciones. La conservación de las instalaciones es esencial.
Los plaguicidas se utilizan en las industrias cerealistas para controlar la acción de insectos, roedores, pájaros, moho, etc. Algunos de los más comunes son la fosfamina, los organofosfatos, las piretrinas. Los efectos para la salud de estas sustancias pueden consistir en dermatitis, mareos, náuseas y problemas a largo plazo de hígado, riñón y de las funciones del sistema nervioso; sólo se producen si la exposición de los trabajadores es excesiva.
En la mayoría de los centros de producción cerealista se aplican plaguicidas en los períodos de inactividad, cuando la presencia de trabajadores en las instalaciones es mínima. El personal que lo lleve a cabo debe formar parte del equipo encargado de la aplicación de estas sustancias y recibir una formación especial. Deben observarse las normas de reentrada para prevenir la sobreexposición. En muchos lugares se calienta la estructura en su conjunto a temperaturas en torno a los 60 °C durante 24 a 48 horas, en lugar de utilizar plaguicidas químicos.

Asimismo, los trabajadores pueden verse expuestos a los plagui- cidas presentes en el cereal elaborado transportado a la terminal de carga y descarga en camiones o vagones.

martes, 18 de marzo de 2014

Problemas musculosqueléticos (II)

La recolecció n suele exigir la adopció n de posturas forzadas y un ritmo rápido de trabajo. La persona ha de girarse y doblarse, agachá ndose hacia el suelo sin doblar las rodillas y movié ndose rá pidamente entre el arbusto o la vid y el recipiente. Los reci- pientes se colocan algunos veces sobre el suelo y el trabajador los va empujando o arrastrando. Los frutos y las bayas pueden encontrarse entre a ras de suelo y 2 m de altura, dependiendo del tipo de cultivo. Las zarzas se encuentran típicamente a alturas de 1 m o inferiores, obligando al trabajador a doblar casi siempre la espalda durante la recolecció n. Las fresas se encuen- tran a ras del suelo, pero los trabajadores está n de pie y han de inclinarse para recogerlas.
Las uvas suelen tambié n cortarse para extraer el vino durante la recolecció n manual. Este movimiento de corte es muy frecuente (centenares de veces a la hora) y exige un esfuerzo suficiente para entrañ ar riesgo de lesiones traumá ticas acumulativas si la vendimia durara má s de unas cuantas semanas.
El trabajo con espalderas o estructuras de soporte es frecuente en la producción de vides y bayas. Los trabajos de instalació n o reparació n suelen realizarse a alturas por encima de la cabeza
y exigen estirar los mú sculos al mismo tiempo que se ejerce fuerza. Un esfuerzo sostenido de este tipo puede causar lesiones acumulativas. En cada ocasió n existe el riesgo de una lesió n por distensió n o dislocación, especialmente en los hombros y los brazos, como resultado de ejercer una fuerza considerable al mismo tiempo que se trabaja en una postura forzada. La orientación de las plantas en las espalderas exige tambié n ejercer una fuerza considerable que aumenta por el peso de las vides, las hojas y los frutos. Esta fuerza suele ejercerse a travé s de los brazos, los hombros y la espalda, todos los cuales son suscepti- bles a una lesió n aguda o cró nica por sobreesfuerzo.

lunes, 17 de marzo de 2014

Problemas musculosqueléticos (I)

El principal riesgo asociado a las lesiones musculosquelé ticas en estos cultivos es el ritmo del trabajo. Si el propietario trabaja en los campos, lo suele hacer rá pidamente para terminar una tarea y pasar a la siguiente. Los trabajadores contratados suelen ser retribuidos a destajo, es decir, en funció n del trabajo realizado (por ejemplo, kilogramos de bayas cosechadas o nú mero de vides podadas). Este tipo de retribució n suele imponer un ritmo tan rá pido que el trabajador no dispone de tiempo para asegurarse de que sus dedos está n fuera de las tijeras antes de cortar, o para caminar con cuidado desde o hacia el borde del campo para dejar las cestas llenas y recoger otras vacías durante la vendimia. Un elevado ritmo de trabajo puede favorecer que se adopten posturas forzadas, se corran riesgos innecesarios y no se respeten unas prá cticas y procedimientos seguros.
La poda manual de bayas o vides exige una presió n frecuente de la mano para agarrar las tijeras, o el uso frecuente de un cuchillo. Los riesgos que entrañ an los cuchillos son evidentes, puesto que no existe ninguna superficie só lida en la que apoyar la vid, el retoño o el tallo y se producen cortes frecuentes en dedos, manos, brazos, piernas y pies. La poda con cuchillo só lo debe utilizarse como ú ltimo recurso.
Aunque la mejor herramienta para la poda son las tijeras de podar, ya sea durante la estació n inactiva o cuando las plantas o vides todavía tienen hojas, conlleva tambié n ciertos riesgos. El principal de ellos es el peligro de corte por contacto con la cuchilla abierta cuando se coloca una vid o tallo entre las dos hojas, o por cortes inadvertidos de un dedo tambié n al cortar una vid o tallo. El uso de gruesos guantes de cuero o tejido confiere una buena protecció n contra ambos riesgos y puede tambié n proporcionar protecció n contra dermatitis por contacto, alergias, picaduras de insectos o abejas y cortes produ- cidos con las espalderas.
La frecuencia y el grado del esfuerzo que tiene que realizarse para cortar determinan la probabilidad de que aparezcan lesiones traumá ticas acumulativas. Aunque los casos notificados de lesiones no indican en la actualidad que estas lesiones se produzcan con frecuencia, segú n parece eso se debe a la frecuente rotació n en el trabajo que se produce en la producció n de estos cultivos. La fuerza necesaria para utilizar unas tijeras de podar normales supera los valores recomendados y la frecuencia del esfuerzo hace probable que se produzcan trastornos traumá - ticos acumulativos, segú n las directrices aceptadas (Miles 1996). Para reducir la probabilidad de lesiones, las tijeras de podar deben mantenerse bien lubricadas y afiladas con frecuencia. Cuando se trata de vides de gran tamañ o, como es el caso de las parras, el tamañ o de las tijeras debe aumentar en consecuencia para no sobrecargar la muñ eca ni dañ ar las propias tijeras. Con frecuencia tiene que recurrirse a cizallas o sierras de podar para cortar con seguridad grandes vides o plantas.

El levantamiento y transporte de cargas está típicamente asociado a la recolecció n de estos cultivos. Las bayas o frutos suelen recolectarse manualmente y se transportan en algú n tipo de cesta o recipiente hasta el borde del campo, donde se depo- sitan. Las cargas no suelen ser muy pesadas (10 kg o menos), pero en muchos casos tienen que transportarse a una distancia resbaladizo. Los trabajadores no deben correr por terreno desigual y han de pisar siempre en suelo firme.

domingo, 16 de marzo de 2014

BAYAS Y UVAS

En este artículo se describen los mé todos de prevenció n de acci- dentes y enfermedades contra los riesgos frecuentes en la produc- ció n de uvas (para consumo del producto fresco, vino, zumo o pasas) y bayas, entre ellas zarzas (por ejemplo, frambuesas), fresas y bayas de arbusto (por ejemplo, mirtillo y ará ndano americano). Las vides son tallos que trepan sobre estructuras de apoyo. En los viñ edos comerciales, suelen plantarse en primavera a partir de esquejes injertados o enraizados de un añ o de edad. En general se plantan dejando una distancia entre 2 y 3,5 m. Todos los añ os los viñ edos tienen que ser escardados y fertilizados, subdividiendo y podando las vides. El estilo de poda varía según las diferentes partes del mundo. En el sistema que predomina en Estados Unidos, se podan todos los vá stagos menos los má s fuertes; los restantes se cortan en 2 ó 3 yemas. La planta resul- tante desarrolla un tronco principal grueso que puede sostenerse só lo, antes de que se le permita dar fruto. Durante el crecimiento del tronco principal, la vid se ata firmemente a un soporte recto de 1,8 m o má s de altura. Una vez alcanzada la etapa de producció n de fruto, las vides se podan cuidadosa- mente para controlar el nú mero de yemas.
Las fresas se plantan a principios de la primavera, a mediados de verano o má s tarde, dependiendo de la latitud. Dan fruto en la primavera del añ o siguiente. Una variedad llamada fresa con fruto permanente produce una segunda cosecha má s pequeñ a en el otoñ o. La mayoría de las fresas se propagan
espontá neamente por medio de retoñ os que se forman aproximadamente unos dos meses despué s de la estació n de la plantació n. La fruta se encuentra a ras del suelo. Las zarzas, como las frambuesas, suelen ser arbustos de tallos espinosos (cañ as) con frutos comestibles. Las partes subterrá neas son perennes y las cañ as, bienales; só lo las cañ as del segundo añ o producen flores y frutos. Las zarzas producen frutos a alturas de 2 m o menos. Al igual que la vid, las bayas requieren una poda frecuente.
Los mé todos de cultivo difieren segú n la especie, el tipo de suelo, el clima y los fertilizantes necesarias. El riguroso control de los insectos y las enfermedades es esencial, exigiendo a menudo la aplicació n frecuente de plaguicidas. Algunos cultivadores modernos han optado por los controles biológicos y la estrecha vigilancia de las poblaciones de plagas, fumigando con sustancias químicas sólo en los momentos en que son má s eficaces. La mayoría de las uvas y bayas se recolectan manualmente.
En un estudio de los accidentes no mortales ocurridos durante un período de 10 añ os, desde 1981 hasta 1990, en California, las lesiones má s comunes dentro de esta categoría de cultivos fueron las dislocaciones y las distensiones, representando el 42 % de todas las lesiones declaradas. Las laceraciones, las fracturas y las contusiones representaron otro 37 % de las lesiones. La causa má s frecuente de lesiones fueron: golpes recibidos por objetos (27 %), esfuerzos excesivos (23 %) y caídas (19 %) (AgSafe 1992). En un estudio realizado en 1991, Steinke (1991) observó que el con má s frecuencia fueron los dedos (17 %), la espalda (15 %), los ojos (14 %) y las manos o muñ ecas (11 %). Segú n Villarejo (1995), en 1989 se concedieron 6.000 indemnizaciones por accidente por 100.000 equivalentes a trabajadores a tiempo completo en la producció n de fresas en California. Puesto que la mayoría de estos trabajadores no encuentran empleo durante todo el añ o, el porcentaje de trabajadores con lesiones podría ser mucho mayor que la cifra del 6 % declarada.

sábado, 15 de marzo de 2014

HORTALIZAS Y MELONES (V)

Los hongos presentes en el ambiente de trabajo producen numerosas esporas, algunas de las cuales causan asma alé rgica y/o alveolitis alé rgica extrínseca. No obstante, es raro que el asma alé rgica y la alveolitis alé rgica intrínseca causadas por esos alergenos se den en una misma persona. En cuanto a los microrganismos causantes de alergias, se han identificado a Alternaria, Aspergillus niger, Cladosporium, el fango de los humidificadores, Merulius lacrymans, Micropolyspora faei, Paecilomyces y Verticillium. En la mayoría de los casos, los antígenos de origen fú ngico está n presentes en las esporas y los productos de degradación

viernes, 14 de marzo de 2014

Lámparas halógenas de tungsteno.

Un problema del diseñ o de la lá mpara de filamento de tungsteno normal es que el tungsteno se evapora en servicio y se condensa en la pared de vidrio, má s fría, oscurecié ndola y reduciendo la transmisió n de luz. Este problema se elimina añ adiendo al gas interior un haló geno, como el bromuro de hidró geno o el bromuro metílico. El halógeno reacciona con el tungsteno, impidiendo que se condense en la pared de vidrio. Cuando la lá mpara se enfría, el tungsteno vuelve a depositarse sobre el filamento. Como esta reacción funciona mejor a mayor presión, las lámparas haló genas de tungsteno suelen contener gas a varias atmó sferas de presió n. Normalmente, el haló geno se añ ade integrado en el gas interior de la lá mpara, habitualmente a concentraciones del 2 % o menos.
En las lá mparas haló genas de tungsteno tambié n se utilizan globos de cuarzo en lugar de vidrio. Los primeros soportan mayores presiones; ahora bien, el cuarzo entrañ a un posible riesgo, ya que es transparente a la luz ultravioleta. Aunque el filamento de tungsteno produce relativamente poca radiació n ultravioleta, la exposició n prolongada a corta distancia puede causar enrojecimiento de la piel e irritació n ocular. Filtrando la luz por una cubierta de vidrio se reduce en gran medida la cantidad de radiació n ultravioleta, al tiempo que se ofrece protecció n contra el cuarzo caliente en el caso de que la lá mpara se rompa mientras está en funcionamiento.

jueves, 13 de marzo de 2014

Lámparas de tungsteno

La versión más común de estas lámparas para uso doméstico consiste en un globo de vidrio que encierra un filamento de tungsteno. La electricidad llega al filamento conducida por hilos metá licos que lo sustentan y que atraviesan la montura de vidrio que va sellada al globo. Los hilos se conectan despué s a la base metá lica, uno soldado al ojal central de la base y el otro conectado al cuerpo roscado. Los hilos de soporte tienen una composició n especial, de modo que tengan las mismas características de dilatació n que el vidrio, lo que evita que se produzcan fugas cuando se calientan las lá mparas. El globo suele ser de vidrio de cal, mientras que la montura es de vidrio plumboso. Para preparar la montura suele emplearse dió xido de azufre, que actú a como lubricante durante el montaje de las lá mparas a alta velocidad. En funció n del diseñ o de la lá mpara, el globo se cierra al vacío o se llena de argó n o de otro gas no reactivo.
Las lá mparas de este tipo se venden con globos transparentes, globos translúcidos y globos revestidos con diversos materiales. Los globos translú cidos y los revestidos con un material blanco
(por regla general, arcilla o sílice amorfa) se utilizan para reducir el brillo que produce el filamento con los globos transparentes. Tambié n se aplican a los globos, por la parte externa, diversos revestimientos decorativos, como cerá micas y lacas de colores, mientras que la parte interna puede decorarse con otros colores, Aunque la forma domé stica típica es la má s corriente, las lá mparas incandescentes pueden fabricarse con globos de muchas formas (tubulares, redondos y reflectores), así como en muchos tamaños y vatajes, desde las lá mparas en miniatura hasta los grandes focos de estudio o escenario.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Lámparas de filamento o incandescentes

Son las lá mparas más antiguas y todavía hoy siguen fabricá ndose. Toman su nombre del modo en que producen la luz: por calentamiento de un filamento metá lico a temperatura suficiente para que se ponga al rojo. Aunque es posible fabricar una lámpara incandescente casi con cualquier tipo de filamento (en las primeras lá mparas se utilizaba carbono), hoy en día la mayoría de ellas utilizan un filamento de tungsteno.

martes, 11 de marzo de 2014

FABRICACION DE LAMPARAS ELECTRICAS

Las lá mparas son de dos tipos bá sicos: de filamento (o incandes- centes) y de descarga. Los componentes bá sicos de ambos tipos de lá mparas son el vidrio, varias piezas de hilo metá lico, un gas de relleno y, por lo comú n, una base. Algunos fabricantes producen estos materiales en sus instalaciones y otros los obtienen de proveedores externos. Lo normal es que fabriquen sus propios globos de vidrio, comprando otros componentes y tipos de vidrio a fabricantes especializados u otras empresas del ramo.
En funció n del tipo de lá mpara, se utilizan diversas clases de vidrio. En las lá mparas incandescentes y fluorescentes suele utilizarse un vidrio de sosa y cal. En las lá mparas de mayor tempera- tura se utilizan vidrios de borosilicatos, mientras que en las lá mparas de descarga de alta presió n se utilizan materiales cerá - micos o cuarzo para el tubo de descarga y vidrios de borosilicatos para la ampolla exterior. Para sellar los extremos de las bombillas suele utilizarse vidrio plumboso (que contiene entre un 20 y un 30 % de plomo).
Los hilos metá licos utilizados como soportes o conectores en la fabricació n de las lá mparas pueden ser de diversos materiales: acero, níquel, cobre, magnesio y hierro, mientras que los filamentos son de tungsteno o de una aleació n de tungsteno y torio. Un requisito crucial para el hilo soporte es que sus caracterís- ticas de dilatació n coincidan con las del vidrio si el hilo penetra en el vidrio para conducir la corriente elé ctrica de la lá mpara. Es frecuente utilizar para este fin hilos conductores compuestos de varios materiales.
Las bases (o casquillos) suelen ser de latón o aluminio, siendo el lató n el material preferido para aplicaciones al aire libre.

jueves, 6 de marzo de 2014

Alergia al látex del caucho natural (LCN) (II)

El diagnó stico de la alergia LCN está especialmente recomen- dado si existen antecedentes de angioedema de labios al soplar globos y/o de picor, quemazó n, urticaria o anafilaxis cuando la persona lleva guantes, se somete a procesos quirú rgicos, sanita- rios u odontoló gicos o despué s de una exposició n a preservativos o a otros productos LCN. El diagnó stico puede confirmarse con una prueba positiva de uso de guantes LCN, una prueba positiva intracutá nea al LCN o un aná lisis de sangre positivo RAST (prueba radioalergosorbente) de alergia al lá tex. Se han obser- vado reacciones alé rgicas graves durante estas pruebas, por lo que al realizarlas debe tenerse disponible epinefrina y un equipo de reanimació n que no contenga LCN.
La alergia al LCN puede estar relacionada con reacciones alé rgicas a la fruta, especialmente plá tanos, castañ as y aguacates. Todavía no es posible realizar una hiposensibilizació n al LCN, por lo que de momento resulta fundamental evitar y sustituir el LCN. Para la prevenció n y el control de la alergia al LCN los trabajadores y pacientes afectados evitará n utilizar lá tex en centros sanitarios. Debería disponerse de guantes sinté ticos sin LCN y en muchos casos los demá s colaboradores deberían llevar guantes con bajo contenido en alé rgenos LCN que no afecten a los que tengan alergia al LCN, con el fin de minimizar los síntomas y reducir la inducció n de alergias LCN. Es necesaria una continua cooperació n entre gobiernos, industrias y profesio- nales sanitarios para controlar la alergia al lá tex, como se describe en el capítulo Instalaciones sanitarias .


miércoles, 5 de marzo de 2014

Alergia al látex del caucho natural (LCN) (I)

La alergia LCN es una reacció n alé rgica inmediata del tipo I con mediació n de inmunoglobulina E, causada, en la mayoría de los casos, por proteínas LCN presentes en el material sanitario y no sanitario a base de lá tex. La gama de síntomas clínicos va desde la urticaria por contacto, la urticaria generalizada, la rinitis alé r- gica (inflamació n de la mucosa nasal), la conjuntivitis alé rgica, el angioedema (hinchamiento grave) y el asma hasta la anafilaxis
(reacció n alé rgica grave que puede poner en peligro la vida del paciente). Los individuos con mayor riesgo son los pacientes con espina bífida, los trabajadores del sector sanitario y otros trabaja- dores con exposició n LCN significativa. Los factores que favo- recen esta reacció n son los eczemas en las manos, la rinitis alé rgica, la conjuntivitis alé rgica o el asma en personas que llevan guantes con frecuencia, cuyas mucosas está n expuestas al LCN o que han sufrido procesos quirú rgicos mú ltiples. En la US Food and Drug Administration se han registrado quince fallecimientos debidos a la exposició n a LCN durante los reconocimientos con enemas de bario. Así la ruta de la exposició n a las proteínas LCN es importante e incluye el contacto directo de la piel intacta o inflamada y la exposició n de las mucosas, incluida la inhalació n,
a polvos de guantes que contengan LCN, especialmente en insta- laciones sanitarias y quiró fanos. Puede decirse que en todo el mundo la alergia LCN constituye un problema grave en los á mbitos sanitario, de salud laboral, de salud pú blica y normativo, con una incidencia que sigue aumentando de forma clara desde mediados del decenio de 1980.

martes, 4 de marzo de 2014

Minimización de los residuos y prevención de la contaminación

Las buenas prá cticas té cnicas y administrativas minimizan el impacto medioambiental de la producció n de productos químicos a granel y las operaciones de fabricació n farmacé utica. Para prevenir la polución se modifican los procesos y equipos, se reciclan y recuperan los materiales y se mantienen buenas prá cticas de servicio y trabajo (Theodore y McGuinn 1992). Estas actividades estimulan la gestió n de los aspectos medioambientales, así como la salud y la seguridad de los trabajadores.

lunes, 3 de marzo de 2014

Fabricación de formas galénicas

La fabricació n de formas galé nicas genera residuos só lidos y líquidos durante la limpieza y la esterilizació n, y a partir de fugas, vertidos y productos rechazados (Theodore y McGuinn 1992). Las operaciones de secado, molturació n y mezclado generan emisiones de polvo atmosfé rico, que pueden ser controladas y recicladas a la fabricació n de formas galé nicas; no obstante, las prá cticas de control de calidad pueden prevenirlo si está n presentes otros residuos. Cuando se utilizan disolventes durante la granulació n hú meda, la composició n y el recubrimiento de los comprimidos, se pueden liberar COV y contaminantes atmosféricos peligrosos a la atmó sfera o en el lugar de trabajo como emisiones del proceso o fugas. Las aguas residuales pueden contener sales inorgá nicas, azú cares, jarabes y trazas de princi- pios activos y en general tienen DBO, DQO y STS bajos, con valores de pH neutros. Algunos fá rmacos antiparasitarios o antiinfecciosos para humanos y animales pueden ser tó xicos para los organismos acuá ticos, siendo necesario un tratamiento espe- cial de los residuos líquidos.

domingo, 2 de marzo de 2014

Extracción biológica y natural

Las materias primas y los disolventes utilizados, las aguas de lavado y los vertidos son las fuentes principales de residuos sólidos y líquidos (Theodore y MacGuinn 1992). En estos flujos resi- duales pueden estar presentes como residuos productos químicos orgá nicos e inorgá nicos. En general, las aguas residuales tienen DBO, DQO y STS bajos, con valores de pH entre6y 8.

sábado, 1 de marzo de 2014

Columnas de destilación (I)

En las refinerías hay muchas otras torres de destilació n má s pequeñ as, denominadas columnas, diseñ adas para separar productos específicos y exclusivos, todas las cuales trabajan segú n los mismos principios que las torres atmosfé ricas. Por ejemplo, un despropanizador es una columna pequeñ a diseñ ada para separar el propano del isobutano y otros componentes má s pesados. Para separar el etilbenceno y el xileno se utiliza otra columna má s grande. Una torres pequeñ as de “burbujeo”, llamadas torres rectificadoras, utilizan vapor para eliminar vestigios de productos ligeros (gasolina) de corrientes de productos má s pesados.
Las temperaturas, presiones y reflujo de control deben mantenerse dentro de los pará metros operacionales para evitar que se produzca craqueo té rmico dentro de las torres de destilació n. Se utilizan sistemas de descarga dado que pueden producirse desviaciones de presió n, temperatura o niveles de líquidos si fallan los dispositivos de control automá tico. Se vigilan las operaciones para evitar la entrada de crudo en la carga de la unidad de reforma. Los crudos utilizados como materia prima contienen a veces cantidades apreciables de agua en suspensió n que se separa al principio del proceso y que, junto con el agua procedente de la purga de vapor que queda en la torre, se deposita en el fondo de é sta. Es posible que esta agua se caliente hasta alcanzar el punto de ebullició n, originando una explosió n por vaporizació n instantá nea al entrar en contacto con el aceite de la unidad.

El intercambiador de precalentamiento, el horno de precalentamiento, el intercambiador de calor de residuos, la torre atmosfé rica, el horno de vacío, la torre de vacío y la secció n superior de evaporació n sufren corrosió n por efecto del á cido clorhídrico (HCl), el á cido sulfhídrico (H2S), el agua, los compuestos de azufre y los á cidos orgá nicos. Cuando se procesan crudos sulfu- rosos es posible que la corrosió n sea intensa tanto en las torres atmosfé ricas como en las de vacío si la temperatura de las partes metá licas excede de 232 C, y en los tubos de los hornos. El H2S hú medo tambié n produce grietas en el acero. Al procesar crudos con alto contenido de nitró geno se forman, en los gases de combustió n de los hornos, ó xidos de nitró geno, que son corrosivos para el acero cuando se enfrían a bajas temperaturas en presencia de agua.