El primer paso del proceso de elaboración consiste en la descarga de los módulos y colocación de las bandejas en un sistema de transporte que conduce al área de colgado en vivo. El trabajo en esta fase se lleva a cabo casi en completa oscuridad, puesto que esta medida tiene un efecto tranquilizador para las aves. La altura de la cinta transportadora con una bandeja encima es, aproximadamente, la de la cintura. Un colgador, enguantado, debe agarrar el ave por ambos muslos y colgarlo de las patas en las argollas de una cinta transportadora elevada que se desplaza en la dirección opuesta.
Los riesgos de esta operación son variables. Aparte del nivel elevado de ruido habitual, la oscuridad y el efecto desorientador de las cintas de transporte que se mueven en direcciones opuestas, las aves, al aletear, generan polvo, pueden expulsar orina y heces hacia la cara del trabajador y existe la posibilidad de pillarse un dedo con una argolla. Las cintas transportadoras deben equiparse con interruptores de emergencia. Los colgadores se golpean constantemente la parte anterior de las manos con las argollas cercanas que pasan sobre su cabeza.
Lo habitual es que se exija a estos trabajadores colgar una media de 23 (o más) aves por minuto. (Algunos puestos en las líneas de producción de los colgadores requieren un mayor número de movimientos, quizá 26 aves por minuto). En general, siete colgadores en una cinta pueden colgar 38.640 aves en
4 horas antes de llegar a un período de descanso. Si cada ave pesa unos 1,9 kg, un colgador levanta un total de 1.057 kg en las 4 primeras horas de su turno. Es una labor extremadamente estresante desde un punto de vista fisiológico y psicológico. La reducción de la carga de trabajo podría atenuar este estrés. Las tareas de agarrar con ambas manos, sujetar y, de forma simultánea, levantar un ave que aletea y araña a la altura del hombro
o de la cabeza pone en tensión la parte superior de los hombros
y el cuello.
Las plumas y las patas de estos animales pueden arañar con facilidad los brazos de un colgador si no están protegidos. Estos trabajadores se ven obligados a permanecer de pie durante períodos prolongados sobre superficies duras, lo que puede dar lugar a molestias y dolores en la parte inferior de la espalda. Para proteger a los colgadores, debe disponerse de un calzado apropiado, posiblemente un lugar donde sentarse, gafas protectoras, protección respiratoria desechable de un solo uso, instala- ciones para el lavado de ojos y protectores de brazos.
Un elemento muy importante para garantizar la salud del trabajador es la formulación de un programa de adaptación al puesto adecuado. Durante un período máximo de dos semanas, el nuevo colgador se acostumbrará a las condiciones de su acti- vidad y comenzará a desarrollar su trabajo gradualmente hasta que realice un turno completo. Otro elemento fundamental es la rotación de puestos; después de dos horas colgando aves, este trabajador puede ser asignado a una tarea menos extenuante. La división del trabajo entre colgadores puede ser tal que la institución de descansos breves y frecuentes en áreas de aire
acondicionado resulta esencial. En algunas fábricas se ha inten- tado duplicar las plantillas para que los trabajadores puedan desempeñar su labor durante 20 minutos y descansar otros 20, reduciendo así los factores de estrés ergonómico.
Las condiciones de salud y comodidad de los colgadores dependen en cierta medida de las condiciones meteorológicas externas y de la situación de las aves. Si el tiempo es cálido y seco, las aves portan polvo y ácaros, que quedan en suspensión en el aire con facilidad. Si es húmedo, las aves resultan más difíciles de manipular, los guantes se humedecen de inmediato y los colgadores deben aumentar su esfuerzo para agarrarlas. Recientemente se ha avanzado en el desarrollo de guantes reutilizables con almohadillas.
El efecto de las partículas, las plumas, los ácaros y otros elementos en suspensión en el aire puede moderarse con un sistema eficaz de extracción localizada (VAL). Un sistema equilibrado en el que se aplique el principio de contrafase y se utilice la refrigeración o la calefacción de corriente descendente, resul- tará beneficioso para los trabajadores. Otros ventiladores distri- buidos en el área en cuestión reducirían la eficacia de dicho sistema.
Una vez colgadas de las argollas, las aves son transportadas para su aturdimiento inicial con electricidad. El alto voltaje no las mata, pero las obliga a colgar flácidamente mientras una rueda rotante (neumático de bicicleta) dirige su cuello hacia una hoja cortante circular que gira en dirección contraria. El cuello se secciona parcialmente con el corazón del animal aún latiendo para que bombee al exterior el resto de la sangre, que ha de eliminarse totalmente del cuerpo. Un trabajador cualificado debe situarse para sacrificar las aves que la máquina no ha alcanzado. Debido al exceso de sangre, el trabajador ha de protegerse utilizando ropa impermeable y protectores oculares. Asimismo, debe disponerse de instalaciones para el lavado de ojos.
Los riesgos de esta operación son variables. Aparte del nivel elevado de ruido habitual, la oscuridad y el efecto desorientador de las cintas de transporte que se mueven en direcciones opuestas, las aves, al aletear, generan polvo, pueden expulsar orina y heces hacia la cara del trabajador y existe la posibilidad de pillarse un dedo con una argolla. Las cintas transportadoras deben equiparse con interruptores de emergencia. Los colgadores se golpean constantemente la parte anterior de las manos con las argollas cercanas que pasan sobre su cabeza.
Lo habitual es que se exija a estos trabajadores colgar una media de 23 (o más) aves por minuto. (Algunos puestos en las líneas de producción de los colgadores requieren un mayor número de movimientos, quizá 26 aves por minuto). En general, siete colgadores en una cinta pueden colgar 38.640 aves en
4 horas antes de llegar a un período de descanso. Si cada ave pesa unos 1,9 kg, un colgador levanta un total de 1.057 kg en las 4 primeras horas de su turno. Es una labor extremadamente estresante desde un punto de vista fisiológico y psicológico. La reducción de la carga de trabajo podría atenuar este estrés. Las tareas de agarrar con ambas manos, sujetar y, de forma simultánea, levantar un ave que aletea y araña a la altura del hombro
o de la cabeza pone en tensión la parte superior de los hombros
y el cuello.
Las plumas y las patas de estos animales pueden arañar con facilidad los brazos de un colgador si no están protegidos. Estos trabajadores se ven obligados a permanecer de pie durante períodos prolongados sobre superficies duras, lo que puede dar lugar a molestias y dolores en la parte inferior de la espalda. Para proteger a los colgadores, debe disponerse de un calzado apropiado, posiblemente un lugar donde sentarse, gafas protectoras, protección respiratoria desechable de un solo uso, instala- ciones para el lavado de ojos y protectores de brazos.
Un elemento muy importante para garantizar la salud del trabajador es la formulación de un programa de adaptación al puesto adecuado. Durante un período máximo de dos semanas, el nuevo colgador se acostumbrará a las condiciones de su acti- vidad y comenzará a desarrollar su trabajo gradualmente hasta que realice un turno completo. Otro elemento fundamental es la rotación de puestos; después de dos horas colgando aves, este trabajador puede ser asignado a una tarea menos extenuante. La división del trabajo entre colgadores puede ser tal que la institución de descansos breves y frecuentes en áreas de aire
acondicionado resulta esencial. En algunas fábricas se ha inten- tado duplicar las plantillas para que los trabajadores puedan desempeñar su labor durante 20 minutos y descansar otros 20, reduciendo así los factores de estrés ergonómico.
Las condiciones de salud y comodidad de los colgadores dependen en cierta medida de las condiciones meteorológicas externas y de la situación de las aves. Si el tiempo es cálido y seco, las aves portan polvo y ácaros, que quedan en suspensión en el aire con facilidad. Si es húmedo, las aves resultan más difíciles de manipular, los guantes se humedecen de inmediato y los colgadores deben aumentar su esfuerzo para agarrarlas. Recientemente se ha avanzado en el desarrollo de guantes reutilizables con almohadillas.
El efecto de las partículas, las plumas, los ácaros y otros elementos en suspensión en el aire puede moderarse con un sistema eficaz de extracción localizada (VAL). Un sistema equilibrado en el que se aplique el principio de contrafase y se utilice la refrigeración o la calefacción de corriente descendente, resul- tará beneficioso para los trabajadores. Otros ventiladores distri- buidos en el área en cuestión reducirían la eficacia de dicho sistema.
Una vez colgadas de las argollas, las aves son transportadas para su aturdimiento inicial con electricidad. El alto voltaje no las mata, pero las obliga a colgar flácidamente mientras una rueda rotante (neumático de bicicleta) dirige su cuello hacia una hoja cortante circular que gira en dirección contraria. El cuello se secciona parcialmente con el corazón del animal aún latiendo para que bombee al exterior el resto de la sangre, que ha de eliminarse totalmente del cuerpo. Un trabajador cualificado debe situarse para sacrificar las aves que la máquina no ha alcanzado. Debido al exceso de sangre, el trabajador ha de protegerse utilizando ropa impermeable y protectores oculares. Asimismo, debe disponerse de instalaciones para el lavado de ojos.
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