La cría de animales exige un íntimo contacto entre trabajadores y animales. Los seres humanos pueden resultar infectados por microorganismos que están presentes normalmente en los animales, y que rara vez son patógenos humanos. Además, los tejidos de los animales infectados y los comportamientos asociados con ellos pueden exponer a trabajadores que apenas tendrían contacto con ellos si se ocupan de ganado sano o con los que ni siquiera entrarían en contacto.
Entre las zoonosis relevantes hay numerosos virus, bacterias, microbacterias, hongos y parásitos (véase la Tabla 70.12). Muchas zoonosis como el ántrax, la tinea capitis o la ectima contagiosa, se deben a contagio cutáneo. El contagio resultante de la exposición a animales enfermos es un factor de riesgo para la rabia y la tularemia. Dado que los ganaderos suelen tener más probabilidades de ingerir productos animales poco tratados, presentan riesgo de enfermedades como la infección por Campylobacter, criptosporidiosis, salmonelosis, triquinosis o tuberculosis.
El control de las zoonosis debe extenderse a la vía de contagio y la fuente del mismo. La eliminación de la fuente y/o la interceptación de la vía son esenciales para controlar las enfermedades. Por ejemplo, debe haber una forma adecuada de deshacerse de los animales enfermos que hayan muerto. A menudo, las enfermedades humanas pueden evitarse tratándolas en los animales. Además, los productos o tejidos de origen animal deben ser adecuadamente transformados antes de utilizarlos en la cadena alimentaria humana. Algunas zoonosis se tratan en el trabajador con antibióticos. Sin embargo, el empleo rutinario de antibióticos profilácticos en el ganado puede hacer surgir microorganismos resistentes que se conviertan en un problema de salud pública.
Entre las zoonosis relevantes hay numerosos virus, bacterias, microbacterias, hongos y parásitos (véase la Tabla 70.12). Muchas zoonosis como el ántrax, la tinea capitis o la ectima contagiosa, se deben a contagio cutáneo. El contagio resultante de la exposición a animales enfermos es un factor de riesgo para la rabia y la tularemia. Dado que los ganaderos suelen tener más probabilidades de ingerir productos animales poco tratados, presentan riesgo de enfermedades como la infección por Campylobacter, criptosporidiosis, salmonelosis, triquinosis o tuberculosis.
El control de las zoonosis debe extenderse a la vía de contagio y la fuente del mismo. La eliminación de la fuente y/o la interceptación de la vía son esenciales para controlar las enfermedades. Por ejemplo, debe haber una forma adecuada de deshacerse de los animales enfermos que hayan muerto. A menudo, las enfermedades humanas pueden evitarse tratándolas en los animales. Además, los productos o tejidos de origen animal deben ser adecuadamente transformados antes de utilizarlos en la cadena alimentaria humana. Algunas zoonosis se tratan en el trabajador con antibióticos. Sin embargo, el empleo rutinario de antibióticos profilácticos en el ganado puede hacer surgir microorganismos resistentes que se conviertan en un problema de salud pública.
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