jueves, 31 de julio de 2014

Bombas

Una de las funciones má s importantes del proceso es el movi- miento de líquidos, para lo cual existen en la industria química todo tipo de bombas. Las bombas hermé ticas y magné ticas son bombas centrífugas sin precintos. Existen accionadores de bombas magné ticas para su instalació n en otros tipos de bombas para prevenir fugas. En la Tabla 77.8 se citan los tipos de bombas utilizados en la industria de procesos químicos.

miércoles, 30 de julio de 2014

Limpieza del intercambiador

Un problema que se plantea con los tubos en la actividad de refrigeración del agua es la formación de sustancias en los mismos como resultado de la corrosió n, los organismos biológicos y los enrollados en estrías sobre la chapa del tubo. Cuando se da cualquiera de estas condiciones, es preciso reparar el intercambiador y eliminar los fluidos del proceso del intercambiador, mediante una operació n completamente controlada, necesaria para cumplir los objetivos en cuanto a exposició n ambiental, seguridad y salud.
Generalmente, el fluido del proceso se drena hacia un reci- piente, y el material restante se rocía a chorro fuera del inter- cambiador con un disolvente o material inerte. Este ú ltimo se envía tambié n a un recipiente para material contaminado drenando o presurizando con nitró geno. En los casos en que haya material tó xico en el intercambiador, debe controlarse la presencia de restos de material tó xico. Si los resultados de los ensayos no son satisfactorios, el intercambiador se puede vapo- rizar para eliminar todas las trazas de material. No obstante, el orificio de escape de vapor se debe conectar a un sistema cerrado para prevenir el escape a la atmó sfera. Mientras que el escape a un recinto cerrado puede no ser absolutamente nece- sario, en ocasiones hay má s material contaminante en el inter- cambiador, lo que requiere la ventilació n del vapor cerrado en todo momento para controlar los posibles riesgos. Despué s de la vaporizació n, la ventilació n a la atmó sfera admite aire. Este mé todo general es aplicable al lado o lados del intercambiador que tienen material tó xico.
Los productos químicos utilizados despué s para la limpieza de los tubos o la coraza deben circular en un sistema cerrado. Normalmente, la solució n de limpieza circula desde un camió n cisterna, y la solució n contaminada en el sistema se drena a un camió n para su eliminació n.

martes, 29 de julio de 2014

Fugas (II)

Los intercambiadores de calor acorazados y de tubo a veces desarrollan fugas a travé s de cualquiera de las bridas (Green, Maloney; Perry 1984). Ya que su tamañ o varía enormemente y cuentan con superficies desde muy pequeñ as a muy amplias, el diá metro de las bridas exteriores suele ser mucho mayor que las de las tuberías normales. Con estas anchas bridas, las juntas no só lo deben resistir las condiciones del proceso, sino proporcionar hermeticidad en las variaciones de carga de los pernos. Existen varios modelos de juntas. Mantener tensiones constantes de carga en todos los pernos de las bridas es difícil, lo que provoca fugas en muchos intercambiadores. La fuga de la brida puede controlarse con anillos obturadores (Lipton y Lynch 1994).
Las fugas se producen en los tubos de cualquiera de los inter- cambiadores que hay en el mercado, a excepció n de los de placa
y otros especiales. No obstante, estos ú ltimos presentan otros problemas: cuando la fuga de los tubos va hacia un sistema de refrigeració n por agua, el agua refrigerante descarga el contaminante en una torre refrigerante que puede ser una fuente de exposició n para los trabajadores y la comunidad pró xima y, por lo tanto, debe controlarse.
La dispersió n de los vapores de la torre refrigerante se extiende a veces a causa de los ventiladores de las torres refrige- rantes de tiro por aspiració n (inducida o forzada). Ademá s, las torres de convecció n natural descargan los vapores a la atmó sfera, que despué s los dispersa. Ahora bien, la dispersió n varía considerablemente segú n las condiciones meteoroló gicas y la elevació n de la descarga. Los materiales tó xicos menos volátiles permanecen en el agua refrigerante y en el flujo de vaciado de la torre refrigerante, que debe tener la suficiente capacidad de tratamiento como para destruir los contaminantes. La torre refrigerante y el recipiente de la torre deben limpiarse perió dica- mente. Los contaminantes se suman a los posibles riesgos del recipiente y del relleno de la torre. Para la mayor parte de este trabajo es necesario llevar equipo de protecció n personal.

lunes, 28 de julio de 2014

Fugas (I)

El empaquetamiento de las chapas de tuberías flotantes está en contacto con la atmó sfera y puede ser una fuente de fugas y expo- sició n. Otros intercambiadores a veces tienen tambié n fuentes de fugas, y por lo tanto deben ser examinados atentamente. Debido a sus características de transferencia de calor, los intercambia- dores de placa y cuadro son frecuentes en la industria química. Las placas tienen distintas ondulaciones y configuraciones; está n separadas por juntas que previenen la mezcla de los flujos y proporcionan un sellado externo. No obstante, los precintos limitan las aplicaciones de temperatura a unos 180 C, aunque las mejoras en el sellado pueden superar esta limitación. Dado

que existen distintas placas, é stas se deben comprimir adecuadamente para asegurar un sellado correcto entre ellas. En consecuencia, es necesaria una instalació n mecá nica cuidadosa para prevenir las fugas y los posibles riesgos. La abundancia de precintos exige un control cuidadoso para minimizar las posibili- dades de exposició n.
Los intercambiadores refrigerados por aire resultan rentables económicamente, por lo que se encuentran en numerosas aplica- ciones de procesos y en diversas partes de las unidades de proceso. Para ahorrar espacio, estos intercambiadores suelen instalarse apilados y sobre tuberías. La selecció n del material es importante, por lo que existe una gran variedad en la industria química. Estos tubos se conectan a la chapa del tubo, lo que requiere el uso de materiales compatibles. Las fugas a travé s de una fractura del tubo o en la chapa del tubo son un motivo de preocupació n, ya que si el ventilador hace circular los vapores de la fuga, su dispersió n entrañ a riesgo de exposició n. La dilució n del aire puede reducir significativamente el riesgo. Ahora bien, en ciertas condiciones atmosfé ricas los ventila- dores se detienen, por lo que las concentraciones de las fugas aumentan, incrementando así las posibilidades de exposició n. Asimismo, si no se reparan los tubos con fugas, la rotura puede agrandarse. Con líquidos tó xicos que no se evaporan rá pida- mente cabe la posibilidad de que se produzca un goteo y, en consecuencia, una exposició n cutá nea.


domingo, 27 de julio de 2014

Intercambiadores de calor

En la industria de procesos químicos existe una gran variedad de intercambiadores de calor. Son dispositivos mecá nicos para la transferencia de calor a o desde un flujo del proceso. Se selec- cionan conforme a las condiciones del proceso y el diseñ o del intercambiador. En la Figura 77.3 se presentan algunos de los tipos habituales de intercambiadores. La elecció n del má s conve- niente para un proceso es complicada y requiere una investiga- ció n detallada (Woods 1995). En muchas situaciones algunos tipos no son adecuados debido a la presió n, la temperatura, la concen- tració n de só lidos, la viscosidad, la cantidad de flujo y otros factores. Por otra parte, el diseñ o de un intercambiador individual de calor varía considerablemente; se dispone de varios tipos de tubos de cabeza flotante e intercambiadores de chapas (Green, Maloney y Perry 1984). Suele preferirse la cabeza flotante cuando hay posibilidad de que las temperaturas provoquen una expansió n excesiva del tubo que de otra forma no podría mantener la integridad en un intercambiador de chapas de tubo fijo. En el intercambiador de cabeza flotante simplificado de la Figura 77.3, la cabeza flotante está inserta completamente en el intercambiador y no tiene ninguna conexió n con la cubierta. En otros modelos de cabeza flotante puede haber empaquetamiento en torno a la chapa de la tubería flotante (Green, Maloney y Perry 1984).

sábado, 26 de julio de 2014

Sistema de retirada mediante crá teres verticales

Al igual que el sistema por subniveles y el de franjas-almacenes, el sistema de retirada mediante crá teres verticales (RCV) se aplica a la extracció n en estratos de gran inclinació n aunque utilizando una técnica de voladura diferente: la roca se rompe con cargas pesadas concentradas en barrenos (“crá teres”) de gran diámetro (unos 165 mm) a una distancia de 3 m de la superficie rocosa libre. La voladura rompe una abertura en forma de cono en el estrato rocoso alrededor del barreno y permite que el material barrenado permanezca en el tajo durante la fase de explotació n, de forma que el relleno de roca ayuda a soportar los muros del tajo. En este caso, el requisito de estabilidad de la roca es menor que en el sistema por subniveles.

El desarrollo del sistema RCV es similar al de subniveles salvo que se requieren excavaciones superiores e inferiores. La talla superior es necesaria en la primera fase para instalar el equipo de perforació n de los barrenos de gran diá metro y para acceder mientras se cargan los barrenos. La talla inferior proporciona la superficie libre necesaria para la voladura RCV. Tambié n permite el acceso a un vehículo CLV (manejado por control remoto por un operario que permanece fuera del tajo) para cargar el mineral barrenado en los puntos de vaciado bajo el tajo.
En la voladura RCV normal se utilizan barrenos en patrón de 4,0 m  4,0 m dirigido en sentido vertical o inclinado con las cargas cuidadosamente situadas a distancias calculadas para liberar la superficie inferior. Las cargas permiten romper una abertura horizontal en la roca de unos 3,0 m de grosor. La roca barrenada cae al tajo inferior. Controlando la velocidad de desescombro, se mantiene el tajo parcialmente lleno de forma que el relleno de roca ayuda a estabilizar los muros durante la fase de explotació n. La ú ltima voladura rompe la talla superior, que cae al tajo; despué s, se desescombra el tajo y se prepara para el relleno.
El sistema RCV utiliza a menudo un sistema de tajos primarios y secundarios en el yacimiento. Los primarios se extraen en la primera fase, se rellenan con material cementado y se dejan compactar. A continuació n, los mineros recuperan el mineral de los pilares entre tajos primarios y de los tajos secundarios. Este sistema, junto con el relleno cementado, permite obtener casi el 100 % de la reserva de mineral.


viernes, 25 de julio de 2014

En el sistema por subniveles (III)

El sistema por subniveles es un mé todo de extracció n produc- tivo. La eficiencia se mejora utilizando para la perforació n de pozos profundos equipos totalmente mecanizados y de funciona- miento continuo. Esta té cnica resulta ademá s relativamente segura, pues al realizar la operació n de perforació n dentro de galerías de subnivel y la de desescombro a travé s de puntos de vaciado se elimina el riesgo potencial de desprendimiento de rocas.

jueves, 24 de julio de 2014

En el sistema por subniveles (II)

El barrenado requiere un espacio para que la roca se expanda en volumen, por lo que es necesario preparar una abertura de unos metros de anchura antes de iniciar la voladura de pozos profundos. Esto se consigue aumentando el tamañ o de un cola- dero de abajo a arriba hasta obtener la abertura completa.
Una vez realizada esta operació n, el equipo de pozos profundos (vé ase la Figura 74.15) comienza la extracció n en galerías por subniveles siguiendo con precisió n un plan diseñ ado por expertos en voladuras especificando la posició n de los barrenos, la posició n de laminado circular, la profundidad y la direcció n de los barrenos. El equipo de perforació n continú a hasta finalizar todos los círculos de un nivel. A continuació n, se desplaza al siguiente subnivel para continuar la perforació n. Entretanto, los barrenos se cargan y un sistema de voladura que cubre un á rea extensa dentro del tajo hace saltar un gran volumen de mineral de una sola vez. El mineral barrenado cae al fondo del tajo y es recuperado por vehículos CLV que está n desescombrando en el punto de vaciado por debajo del tajo. Normalmente, la perforació n de pozos profundos precede a la carga y la voladura, lo que proporciona una reserva de mineral listo para barrenar y permite una explotació n efectiva.

miércoles, 23 de julio de 2014

En el sistema por subniveles (I)

En el sistema por subniveles se extrae el mineral en tajos abiertos. El relleno del tajo con un material consolidado después de la extracción permite a los mineros volver posteriormente a recuperar los pilares entre los tajos, obtenié ndose una tasa de recuperació n muy alta del filó n.
El desarrollo del sistema por subniveles es complejo. El yaci- miento se divide en secciones de una altura vertical de unos 100 m en la que se preparan subniveles conectados a travé s de una rampa inclinada. Las secciones del yacimiento se dividen a su vez lateralmente en tajos y pilares y se crea una galería de arrastre en el suelo con salidas para la carga en puntos de vaciado.
Una vez arrancado el mineral, el tajo por subniveles será una abertura rectangular a lo largo del yacimiento. La base del tajo es un embudo en forma de V que permite enviar el material barrenado a los puntos de vaciado. Las galerías de perforació n para los equipos de pozos profundos se preparan en los subniveles superiores (vé ase la Figura 74.14).

martes, 22 de julio de 2014

Sistema de corte y relleno (II)

En el sistema frontal, se utilizan equipos sin raíles para la extracció n del mineral. Para rellenar se emplean relaves de arena que se distribuyen en los tajos subterrá neos a travé s de conducciones de plá stico. Los tajos se rellenan casi en su tota- lidad, lo que crea una superficie suficientemente dura para ser atravesada por equipos con neumá ticos. La explotació n en los tajos está totalmente mecanizada con trenes y vehículos CLV. El frente es un muro vertical de 5,0 m a lo largo del tajo con una abertura de 0,5 m por debajo de é l. Se perforan en el frente barrenos horizontales de cinco metros de longitud y se barrena el mineral contra la abertura inferior.
El volumen producido en una voladura depende del á rea frontal y no es comparable al que se consigue con el sistema anterior de rebaje de cabeza. Sin embargo, la producció n del equipo sin raíl es muy superior al mé todo manual y el control del techo puede realizarse con el tren perforador, que realiza un barrenado ligero junto con la voladura del tajo. El vehículo CLV, equipado con un inmenso cangiló n de carga y grandes ruedas, es una herramienta versá til para el desescombro y el acarreo y se desplaza con facilidad por la superficie de relleno. En un tajo de doble frente, el tren perforador trabaja en un lateral mientras el CLV trabaja en el montó n de escombros en el otro extremo, haciendo un uso eficiente del equipo y mejorando el rendimiento.

lunes, 21 de julio de 2014

PROBLEMAS PARA LA SALUD DEL MEDIO AMBIENTE

Las operaciones forestales afectan siempre al medio ambiente de un modo u otro. Algunos de estos efectos pueden ser beneficiosos, mientras que otros pueden ser perjudiciales. Son estos últimos, desde luego, los que tanto las autoridades reguladoras como la opinión pública miran con inquietud.

domingo, 20 de julio de 2014

Comentarios Dietas en los Campamentos

Este artículo ha tratado algunas de las medidas generales que pueden mejorar las condiciones de vida y la dieta de los campa- mentos forestales. Pero aunque estos dos aspectos son fundamen- tales, no son los únicos. También es importante diseñar el trabajo de manera ergonómicamente apropiada, porque los accidentes, enfermedades profesionales y la fatiga general que provocan estas actividades repercuten en la producción y, en consecuencia, en los ingresos. Este último aspecto del trabajo forestal es de vital importancia para los trabajadores y sus familias disfruten de una mejor calidad de vida.

sábado, 19 de julio de 2014

Nutrición (II)

Una buena dieta debe ser equilibrada y proporcionar, además de energía, nutrientes esenciales para el mantenimiento de la vida y la salud, como una cantidad adecuada de carbohidratos, proteínas, grasas, minerales y vitaminas. La tendencia existente en los países en desarrollo es que los grupos con menor renta consuman menos proteínas y grasas y mayores cantidades de carbohidratos. Además, se ha observado una carencia de ciertas vitaminas y minerales debido al bajo consumo de alimentos de origen animal, frutas y verduras. En resumen, la dieta debe ser variada para equilibrar la ingesta de nutrientes esenciales. La opción más conveniente es pedir consejo a dietistas especializados que conozcan las demandas del trabajo intenso. Ellos pueden preparar dietas que sean razonablemente rentables y que tengan en cuenta los sabores, las tradiciones y las creencias de los consumidores y proporcionen las cantidades de energía que necesitan los trabajadores forestales para su labor diaria.
Un elemento muy importante es el suministro de líquidos de buena calidad, no contaminados y en cantidad suficiente. En el trabajo manual y con motosierras a muy altas temperaturas, un trabajador necesita aproximadamente 1 litro de líquido por hora. La deshidratación reduce drásticamente la capacidad de trabajo y de concentración, aumentando de este modo el riesgo de accidente. Por tanto, es necesario disponer de agua, té u otras bebidas adecuadas tanto en el lugar de trabajo como en el campamento.
El consumo de alcohol y drogas debe estar rigurosamente prohibido. Fumar tabaco, que constituye un peligro de incendio además de un peligro para la salud, sólo debe estar permitido en áreas restringidas y nunca en los dormitorios, áreas de recreo, comedores y lugares de trabajo.

viernes, 18 de julio de 2014

Nutrición (I)

La nutrición es una necesidad básica para el mantenimiento de la vida y la salud de todos los seres humanos. La comida no sólo proporciona nutrientes sino la energía necesaria para realizar todas las actividades de la vida diaria. En el caso de los trabaja- dores forestales, el contenido calórico de los alimentos consu- midos es especialmente importante porque la mayor parte de las actividades de aprovechamiento, manipulación y protección forestal exigen un gran esfuerzo físico (véanse datos sobre consumo de energía en el trabajo forestal en el artículo titulado
“Carga física” en este mismo capítulo). Por consiguiente, los trabajadores forestales necesitan más nutrición que las personas que realizan trabajos menos exigentes. Si un trabajador no consume energía suficiente para compensar el gasto energético diario, al principio agotará las reservas acumuladas en la grasa corporal, perdiendo peso. Sin embargo, esto sólo puede hacerse durante un tiempo limitado. Se ha observado que, a medio plazo, los trabajadores que no obtienen en su dieta la energía equiva- lente a su gasto diario limitan su actividad y reducen su produc- ción. En consecuencia, si trabajan a destajo, sus ingresos también disminuyen.
Antes de analizar la cantidad de energía que debe consumir un trabajador en su dieta, merece la pena mencionar que el trabajo en la moderna industria forestal se basa en tecnologías cada vez más sofisticadas, que reemplazan la energía humana por la de la maquinaria. En esas situaciones, los operarios corren el riesgo de consumir más energía de la que necesitan, acumu- lando el exceso en forma de grasa y arriesgándose a sufrir obesidad. En la sociedad moderna, la obesidad es una enfer- medad que afecta a muchas personas, pero es rara en los traba- jadores forestales que emplean métodos tradicionales. De acuerdo con los estudios realizados en Chile, es cada vez más común entre los maquinistas. La obesidad disminuye la calidad de vida porque se asocia a una menor forma física, predispo- niendo a quienes la padecen a sufrir accidentes y enfermedades

tales como las afecciones cardiovasculares y más lesiones en músculos y articulaciones.
Por este motivo, todos los trabajadores forestales, tanto si su actividad diaria es intensa o sedentaria, deberán tener acceso a una dieta equilibrada que les proporcione cantidades adecuadas de energía. La clave es enseñarles a autorregular sus necesidades alimenticias. Por desgracia, es un problema de difícil solución; la tendencia observada en los estudios realizados en Chile es que los trabajadores consumen todos los alimentos que les propor- ciona la empresa y, en general, su dieta les sigue pareciendo insuficiente aunque sus variaciones de peso indiquen lo contrario. Por tanto, la solución es enseñar a los trabajadores a que aprendan a comer en función de sus necesidades de energía. Si a los trabajadores se les informa correctamente acerca de los problemas que provoca comer demasiado, los campamentos deben ofrecer dietas que tengan en cuenta a los trabajadores con mayor gasto energético. La ingesta y el gasto de energía del cuerpo humano se expresa por lo común en kilojulios. Sin embargo, la unidad más conocida es la kilocaloría. La cantidad de energía que necesita un trabajador forestal cuando el trabajo exige un intenso esfuerzo físico, como en el caso del operario de una motosierra o de un trabajador que utilice un hacha, puede llegar a 5.000 calorías diarias o incluso más. Sin embargo, para gastar tan grandes cantidades de energía, un trabajador debe estar en muy buena forma física y llegar al final de la jornada laboral sin sufrir una fatiga excesiva. Los estudios realizados en Chile han dado lugar a la recomendación de suministrar una media de 4.000 calorías diarias, distribuidas en tres comidas básicas: desayuno, almuerzo y cena. Ello permite tomar un tentempié a media mañana y otro a media tarde para obtener cantidades adicionales de energía. Los estudios realizados a lo largo de períodos de más de un año han demostrado que, con un sistema como el descrito, los trabajadores tienden a mantener su peso corporal y aumentar su rendimiento y sus ingresos cuando su remuneración va ligada a su producción.

jueves, 17 de julio de 2014

Infraestructura de los campamentos (II)

La cocina, por su parte, constituye una de instalaciones más importantes de un campamento. El primer requisito es que las personas encargadas de la cocina estén cualificadas en higiene y manipulación de alimentos. Deben tener licencia de una autoridad competente y ser supervisados periódicamente. La cocina debe ser fácil de limpiar y tener espacio adecuado para alma- cenar alimentos. Si se almacenan alimentos para una o dos semanas, la cocina deberá disponer de un frigorífico para conservar los alimentos perecederos. A los trabajadores les puede resultar incómodo y dilatorio tener que volver al campo para almorzar: es necesario disponer de medidas higiénicas para empaquetar los almuerzos a fin de que los trabajadores puedan llevárselos ellos mismos o para que alguien se los lleve al lugar de trabajo.

Con respecto a las instalaciones de recreo, suelen utilizarse los comedores para este fin. Si los trabajadores están faenando todo el día y el único lugar para relajarse es el comedor, esta habitación debe tener una infraestructura suficiente para que los trabajadores se sientan cómodos y se recuperen física y mental- mente de su jornada laboral. Debe existir ventilación adecuada y, si el clima lo requiere, calefacción. Las mesas de comedor deben servir para un máximo de seis personas y tener una superficie fácil de limpiar. Si el comedor también se utiliza con fines recreativos, deberá tener, si es posible, una televisión o radio que permita a los trabajadores mantenerse en contacto con el resto del mundo. También es aconsejable disponer de algunos juegos de mesa, como damas, cartas y dominós. Como entre los trabajadores forestales hay un contingente importante de trabajadores jóvenes, no es mala idea disponer una zona en la que puedan practicar deportes.
Un aspecto muy importante es la calidad de las instalaciones sanitarias, las duchas y las instalaciones para que los trabaja- dores laven y sequen sus pertenencias. Ha de tenerse en cuenta que las heces y los desechos en general son una de las vías más comunes de transmisión de enfermedades. Por consiguiente, es mejor obtener agua de un pozo profundo que de uno poco profundo. Si pueden instalarse bombas eléctricas, podrá extraerse el agua del pozo a unos depósitos de los que pueda abastecerse el campamento. En cualquier caso, la eliminación de los desechos humanos y de otro tipo debe realizarse con cuidado, asegurándose sobre todo de no descargarlos en áreas próximas a los lugares donde se conservan los alimentos o donde se obtiene el agua potable.

miércoles, 16 de julio de 2014

Riesgos y su prevención (III)

Los aceites, elaborados a temperaturas elevadas, pueden provocar molestias físicas, sobre todo en las zonas tropicales, a menos que se adopten medidas eficaces al respecto. Pueden producirse calambres musculares, agotamiento y golpes de calor. El calor radiante debe reducirse mediante el revestimiento calorífugo y el aislamiento de los depósitos y los conductos de vapor. Una ventilación mecánica eficaz debe procurar una renovación frecuente del aire. Los trabajadores podrán acceder
a menudo al consumo de bebidas y disfrutarán de descansos frecuentes en áreas acondicionadas.

El acceso a depósitos a granel para su reparación o limpieza puede constituir un riesgo relacionado con la presencia en espa- cios restringidos. Los trabajadores deben recibir formación sobre los procedimientos de actuación en estos casos, como la comprobación de la atmósfera de estos recintos y los métodos de rescate de emergencia. Deberá estar presente un mínimo de dos trabajadores.
Los disolventes empleados en la extracción de grasas y aceites pueden representar riesgos de carácter tóxico. No debe utilizarse el benceno y se aplicará el disolvente menos tóxico disponible
(p. ej. se sustituirá el hexano por el heptano). La extracción locali- zada es necesaria para eliminar los vapores de disolvente en el lugar de origen, o se aplicarán sistemas cerrados.
La dermatitis puede deberse a la manipulación de aceites, grasas y disolventes. Es imprescindible disponer de instalaciones sanitarias y de lavado adecuadas y utilizarlas. Las cremas de barrera y las ropas protectoras contribuyen asimismo a la prevención.
En los centros de producción de aceite de cacahuete, en las condiciones adecuadas de humedad y temperatura, las tortas del filtro prensa pueden ser contaminadas por mohos de Aspergillus flavus , que contiene aflatoxinas. Se ha observado que los traba- jadores expuestos a una considerable contaminación atmosférica de estas sustancias en su lugar de trabajo padecen afecciones hepáticas agudas o subagudas y registran una mayor prevalencia de tumores.
La utilización de animales para producir grasas y piensos para el ganado puede conllevar asimismo riesgos biológicos Aunque la mayoría de animales y materias animales empleadas como fuente para la extracción de grasa son sanos o se han obtenido de animales sanos, un pequeño porcentaje procede de otros que han muerto en accidentes de tráfico o por otras causas descono- cidas y, quizás, están enfermos. Algunas enfermedades animales, como el ántrax o la brucelosis, también pueden afectar a los seres humanos. Los trabajadores de mataderos y centros de clasi- ficación pueden correr peligro. En el Reino Unido, personas denominadas “matarifes” se ganan la vida recogiendo en el campo animales muertos y extrayéndoles la grasa en el patio de su casa. Pueden correr un gran riesgo, debido a la mayor proba- bilidad de que entren en contacto con animales enfermos y a las
condiciones adversas en las que trabajan.
La utilización en el pasado de órganos de ovejas, incluidos los sesos, como fuente de pienso para el ganado ha dado lugar a la encefalopatía espongiforme bovina (“la enfermedad de las vacas locas”) en algunas reses del Reino Unido cuando han consumido los sesos de ovejas con una enfermedad cerebral denominada
“scrapie”. Al parecer, algunas personas han contraído esta enfer- medad al comer carne de vacas que padecían la encefalopatía espongiforme.
La exploración médica periódica de trabajadores, la selec- ción, la formación y la supervisión son factores que contri- buyen a la prevención de accidentes y enfermedades profesionales.

martes, 15 de julio de 2014

Riesgos y su prevención (II)

Las lesiones producidas por componentes móviles de la maquinaria deben evitarse mediante la utilización de disposi- tivos de protección eficaces y adecuadamente mantenido. Debe prestarse especial atención a la maquinaria de trituración, de llenado y cerrado de bidones, y a los puntos de contacto entre las correas, los tambores y las poleas de las cintas transporta- doras. Deben utilizarse procedimientos de bloqueo y carteles de advertencia al mantener y reparar los equipos. Los riesgos de explosión y fugas en la planta de vapor deben prevenirse mediante la formulación de procedimientos periódicos de inspección y mantenimiento.
Siempre que sea posible, el ruido excesivo generado por los equipos debe reducirse al mínimo mediante la adopción de controles técnicos. Los trabajadores expuestos a este tipo de contaminación deben utilizar protectores auditivos adecuados y es necesario poner en práctica un programa de conservación de la audición.
La manipulación de los bidones puede causar tensiones y lesiones musculosqueléticas en las manos y los dedos de los pies. Cuando sea posible, deben utilizarse equipos de manipulación mecánicos. Debe impartirse formación acerca de los métodos correctos de manipulación y levantamiento, la protección de pies y manos, y la comprobación de los contenedores para deter- minar la existencia de algún canto vivo. Los bidones mal apilados pueden caer y causar lesiones graves; la supervisión y la formación sobre las operaciones de apilado y desapilado redu- cirán este riesgo.
Pueden producirse caídas en escaleras y pisos resbaladizos y es posible evitarlas manteniendo los suelos debidamente protegidos con antideslizantes, realizando una limpieza periódica y una buena conservación de las instalaciones y utilizando calzado antideslizante
Las quemaduras pueden ser causadas por el hidróxido de sodio durante la manipulación de los bidones para el refino, así como por las salpicaduras de sosa cáustica líquida cuando se abren aquéllos, o bien por el contacto con aceite caliente o el catalizador empleado en la limpieza de las prensas de filtro, con ácidos y con conductos o fugas de vapor. La utilización de ropa, botas, delantales y guantes protectores evitará muchas lesiones. Las máscaras faciales son necesarias para proteger los ojos de las salpicaduras de materiales corrosivos o calientes.

lunes, 14 de julio de 2014

Riesgos y su prevención (I)

El hidrógeno plantea un elevado riesgo de explosión e incendio en el proceso de hidrogenación. Al arder, las grasas y los aceites pueden emitir humos altamente irritantes, como la acroleína. Los disolventes, como el hexano, utilizados para la extracción de aceites, son muy inflamables, aunque suelen utilizarse en sistemas cerrados. Las precauciones que deben adoptarse respecto a los incendios y las explosiones son:

• eliminación de todas las fuentes de ignición;
• utilización de equipos antideflagrantes y herramientas que no produzcan chispas;
• prohibición de fumar;
• garantía de que las salidas de incendios no están bloqueadas y de que su mantenimiento es correcto;
• disposición de extintores de incendios apropiados;
• desarrollo de procedimientos de actuación en caso de vertidos
y fugas de hidrógeno y otros disolventes inflamables,
• formación del personal en los procedimientos de extinción de incendios.

Las instalaciones eléctricas presentan un cierto riesgo de descarga en condiciones de humedad y de vapor. Todos los equipos, conductos, etc. deberán protegerse adecuadamente, prestando especial atención a todo tipo de luz y dispositivo portátil. Deben instalarse interruptores de circuito de tierra accidental en el equipo eléctrico situado en áreas con presencia de humedad o de vapor.

domingo, 13 de julio de 2014

Procesos - La multiplicación

El cultivo de á rboles y palmeras tropicales abarca los procesos de multiplicació n, cultivo, recolección y transformación.
La multiplicación de los á rboles y palmas tropicales puede ser
sexual o asexual. Las té cnicas sexuales son necesarias para producir frutos y la polinizació n es crítica. Las palmeras dati- leras son sexuadas. El polen de la palmera macho tiene que dispersarse para llegar a las flores de la palmera hembra. La polinizació n se realiza manual o mecá nicamente. El proceso manual exige a los trabajadores trepar por el á rbol agarrá ndose al tronco o utilizando altas escaleras para polinizar manual- mente las palmeras hembra colocando pequeñ os racimos masculinos en el centro de cada racimo femenino. El proceso mecá nico utiliza un potente nebulizador para rociar el polen por encima de los racimos femeninos. Ademá s de utilizarse para la producció n de frutos, las té cnicas sexuales se utilizan para producir semillas, que se planta y cultivan para obtener nuevas plantas. Un ejemplo de té cnica asexual consiste en cortar esquejes de plantas maduras para replantarlos.

sábado, 12 de julio de 2014

CULTIVO DE ARBOLES TROPICALES Y PALMERAS

Aunque los estudios arqueoló gicos no permiten extraer conclu- siones definitivas, parece ser que los á rboles de los bosques tropi- cales trasplantados a los pueblos pudieron haber sido los primeros cultivos agrícolas domesticados. En los tró picos hú medos se han identificado má s de 200 especies de á rboles frutales. Algunos de esos á rboles y palmeras, como el platanero y el cocotero, se cultivan en pequeñ as propiedades, cooperativas o plantaciones. Aunque la palmera datilera está totalmente domesticada, otras especies, como la nuez de Brasil, se sigue recogiendo de á rboles salvajes. En el mundo existen má s de 150 variedades de plátanos y 2.500 especies de palmeras que proporcionan una gran variedad de productos utilizados por el hombre. La madera de la palmera de sagú alimenta a millones de personas en todo el mundo. La palmera cocotera se utiliza de má s de 1.000 formas diferentes y la palmera palmira, de má s de 800 formas. Unas 400.000 personas dependen del coco para su supervivencia. Algunos á rboles, frutas y palmeras de las zonas tropicales y

* Una parte del texto ha sido adaptado de los artículos “Palmeras datileras”, de D. Abed; “Rafia” y “Sisal”, de E. Arreguin Velez; “Copra”, de A.P. Bulengo; “Capok”, de U. Egtasaeng; “Cultivo del coco”, de L.V.R. Fernando; “Plá tanos”, de Y. Ko; “Bonote”, de P.V.C. Pinnagoda, y “Aceite de palma”, de
G.O. Sofoluwe, de la 3ª edició n de esta Enciclopedia.

semitropicales del mundo aparecen en la Tabla 64.9. En la Tabla 64.10 se indican algunas palmeras o tipos de palmeras comerciales y sus productos.

viernes, 11 de julio de 2014

Control de riesgos

En lo que se refiere al uso de plaguicidas, en primer lugar tiene que identificarse la plaga para seleccionar el mé todo má s eficaz y el momento má s adecuado para el control. Siempre deben seguirse los procedimientos de seguridad que se indican en la etiqueta del plaguicida, entre ellos el uso de equipos de protección personal. El estré s por calor es un peligro cuando se utilizan prendas protectoras, exigiendo descansos frecuentes y la ingestió n abundante de agua. Antes de volver a entrar en las huertas debe dejarse transcurrir el tiempo necesario para evitar exposiciones peligrosas a residuos de los plaguicidas. Asimismo, ha de evitarse la dispersió n de los plaguicidas desde su lugar de aplicació n a otros lugares. Deben existir unas instalaciones sanitarias adecuadas y el uso de guantes puede ser ú til para evitar la exposició n de la piel. En la Tabla 64.8 se indican algunas medidas de seguridad que pueden adoptarse cuando se manejan segadoras rotatorias, barrenadoras de postes, hincapostes y aplicadores de
fertilizantes.
Cuando las estructuras de protecció n contra vuelcos inter- fieren con el trabajo en las huertas, deben instalarse estructuras plegables o telescó picas. El conductor no debe atarse con cinturó n al asiento cuando maneja la má quina sin estas estruc- turas desplegadas. Tan pronto como lo permita la ausencia de ramas, estas estructuras deben desplegarse y el conductor abro- charse el cinturó n de seguridad.
Para evitar caídas, no debe utilizarse el ú ltimo peldañ o de la escalera. Los peldañ os deben estar provistos de superficies anti- deslizantes, y los trabajadores deben ser instruidos y orientados sobre el uso correcto de una escalera desde el primer momento. Han de utilizarse escaleras fabricadas con un material no conductor o escaleras con partes aislantes para evitar una posible descarga elé ctrica si entran en contacto con un tendido elé ctrico.

jueves, 10 de julio de 2014

Riesgos del cultivo de árboles

Los cultivadores utilizan una gran variedad de productos fitosani- tarios, entre ellos fertilizantes, herbicidas, insecticidas y fungi- cidas. La exposició n a plaguicidas puede ocurrir durante su aplicació n, por contacto posterior con sus residuos al realizar una serie de tareas, por su dispersió n, durante el mezclado y la carga del plaguicida y durante la recolecció n. El melanoma maligno tiene una elevada incidencia entre los cultivadores de á rboles, especialmente en el tronco, el cuero cabelludo y las manos, presu- miblemente por acción de la radiació n solar (exposició n ultravio- leta). La manipulació n de algunos tipos de frutas, especialmente las cítricos, puede causar alergias u otros problemas de piel.
Las segadoras rotativas son má quinas utilizadas con frecuencia para cortar las malas hierbas. Estas segadoras se acoplan y son arrastradas por tractores. Los pasajeros de los tractores pueden caerse y resultar gravemente heridos o muertos por la segadora. Esta puede arrojar tambié n residuos a centros de metros de distancia y causar lesiones.
La construcció n de cercas, espalderas y postes verticales en las huertas puede exigir el uso de barrenadoras de postes o hinca- postes acoplados a los tractores. Las barrenadoras de postes son grandes tornillos conectados al tractor que cavan agujeros de entre 15 y 30 cm de diá metro. Los hincapostes son un sistema de percusió n conectado al tractor para clavar postes en el suelo. Estos dos má quinas son peligrosas si no se manejan correc- tamente.
Los fertilizantes deshidratados pueden causar quemaduras en la piel e irritació n de la boca, la nariz y los ojos. El mecanismo giratorio en la parte trasera de una abonadora centrífuga es tambié n una causa de lesiones. Estas abonadoras se limpian con gasó leo, con el consiguiente riesgo de incendio.
Los accidentes mortales entre los cultivadores de á rboles frutales pueden ocurrir por colisiones entre vehículos, vuelco de tractores, incidentes con la maquinaria agrícola y electrocuciones al mover tuberías de riego o escaleras que entrar en contacto contendidos elé ctricos. Para el trabajo en las huertas suelen retirarse las estructuras de protecció n contra vuelcos porque interfieren con las ramas de los á rboles.
La manipulació n manual de las frutas y los frutos secos en las operaciones de recolección y transporte conllevan riesgo de distensiones y dislocaciones. Ademá s, las herramientas manuales, como los cuchillos y tijeras de podar, pueden infligir cortes a los trabajadores, que tambié n está n expuestos a la caída de objetos desde los á rboles durante la recolecció n y accidentes por caída de las escaleras.

miércoles, 9 de julio de 2014

Sistemas de cultivo de árboles frutales (II)

Las herramientas de poda pueden transmitir enfermedades, razó n por la cual deben sumergirse en una solució n de agua con lejía clorada o frotarlas con alcohol despué s de podar cada árbol. Todas las ramas cortadas se retiran, despedazan y convierten en abono. El crecimiento de las ramas tiene que ser guiado, colocando para ello un andamiaje entre las ramas, cons- truyendo espalderas, clavando estacas verticales en el suelo
y atando las ramas a esas estructuras.
La abeja es el principal polinizador de los árboles frutales. La incisió n anular parcial —cortes con cuchillo en la corteza del tronco— del melocotonero y el peral puede aumentar la producción. Para evitar un exceso de atrofia, la rotura de ramas y una producció n irregular, los cultivadores entresacan la fruta manual o químicamente. El insecticida carbaril (Sevin), un fotoinhibidor, se utiliza para la entresaca química.
La recolección manual de la fruta exige trepar a una escalera, estirarse para alcanzar la fruta, colocarla en recipientes, bajar la escalera con los recipientes llenos y transportarlos hasta la zona de recogida. Las pacanas se golpean en los árboles con largas varas y se recogen manualmente o se utiliza una má quina especial que cubre y agita el tronco del árbol y recoge y vierte automáticamente las pacanas en un contenedor. Los camiones y remolques se utilizan habitualmente en el campo durante la recolección y para el transporte en las vías públicas.

martes, 8 de julio de 2014

Grabado químico seco (II)

y entonces se introduce el gas reactivo (por lo general tetrafluo- ruro de carbono). El gas ionizado forma el plasma de grabado, que reacciona con las obleas para producir productos volátiles que se bombean hacia el exterior. La introducción de gas reac- tivo fresco en la cámara mantiene la actividad de grabado. En la Tabla 83.4 se identifican los materiales y gases en plasma que se emplean para el grabado de diversas capas.
Otro método que se desarrolla en la actualidad para el grabado es una corriente de microondas. Utiliza una descarga de microondas de gran densidad de energía para producir átomos metaestables de larga vida que graban el material casi como si éste se sumergiera en ácido.

Los procesos físicos de grabado son similares al chorro de arena en que se utilizan átomos de gas argón para el bombardeo físico de la capa que se desea grabar. Para retirar el material desalojado se emplea una bomba de vacío. El grabado por iones reactivos consiste en una combinación de grabado en seco químico y físico.
El proceso de pulverización consiste en el choque de iones y en transferencia de energía. Este sistema de grabado incorpora un sistema de pulverización por el cual la oblea a grabar se acopla a un electrodo negativo o blanco en un circuito de descarga luminiscente. El material de la oblea se pulveriza mediante bombardeo con iones positivos, por lo general de argón, que produce el desalojo de los átomos superficiales. La energía es suministrada por una fuente de RF a 450 kHz. Un sistema de vacío en serie permite controlar la presión y eliminar el reactivo.
El grabado y fresado por haz de iones es un proceso de grabado suave que emplea un haz de iones de baja energía. El sistema de haz de iones consta de una fuente para generar el haz de iones, una cámara de trabajo en la que se realiza el grabado o fresado, dotada de una placa de blanco para mantener las obleas en el haz de iones, un sistema de bomba de vacío y la electrónica
e instrumentos complementarios. El haz de iones se extrae de un gas ionizado (argón o argón/oxígeno) o plasma, que se genera mediante la descarga eléctrica. Esta se obtiene al aplicar una tensión entre un cátodo de filamento caliente que emite elec- trones y un ánodo cilíndrico situado en el diámetro exterior de la región de descarga.
El fresado por haz de iones se ejecuta en el intervalo de baja energía del bombardeo iónico, donde sólo tienen lugar interacciones superficiales. Estos iones, por lo común en el intervalo de 500 a 1.000 eV, chocan contra un blanco y arrancan átomos superficiales por rotura de las fuerzas que enlazan el átomo con su vecino. El grabado por haz de iones se realiza en una escala energética algo superior, lo que supone un desalojo más brusco de los átomos superficiales.
El grabado con iones reactivos (RIE) es una combinación de sistemas de grabado por pulverización física y reactivos químicos a bajas presiones. El RIE utiliza bombardeo iónico para lograr un grabado direccional, y también un gas químicamente reac- tivo, tetrafluoruro de carbono (CF4) o tetracloruro de carbono
(CCl4), para mantener una buena selectividad de la capa de grabado. Se coloca una oblea en una cámara con atmósfera de un compuesto gaseoso químicamente reactivo a baja presión, en torno a 0,1 torr (1,3  10–4 atmósferas). Una descarga eléc- trica crea un plasma de “radicales libres” (iones) reactivos con energía de algunos centenares de electrovoltios. Los iones inciden verticalmente sobre la superficie de la oblea, donde reaccionan para formar sustancias volátiles que se eliminan mediante un sistema de vacío a baja presión en serie.


lunes, 7 de julio de 2014

Grabado químico seco (I)

El grabado con productos químicos secos es un campo de interés y aplicación crecientes por su capacidad de controlar mejor el proceso de grabado y reducir los niveles de contaminación. El procesamiento químico en seco consigue el ataque eficaz de las capas deseadas mediante el empleo de gases químicamente reac- tivos o mediante bombardeo físico.
Se han desarrollado sistemas de grabado con plasma químicamente reactivo que consiguen un grabado eficaz en silicio, dióxido de silicio, nitruro de silicio, aluminio, tántalo, compuestos de tántalo, cromo, wolframio, oro y vidrio. Se utilizan dos sistemas de reactor para el grabado con plasma —el de barril, o cilíndrico, y el de placa en paralelo, o planar.
Ambos se basan en los mismos principios y sólo se diferencian en la configuración.
Un plasma es similar a un gas, salvo en que algunos de los átomos o moléculas del plasma están ionizados y pueden contener un número notable de radicales libres. El reactor típico consta de una cámara de vacío que contiene la oblea y que suele ser de aluminio, vidrio o cuarzo; de una fuente de energía de radiofrecuencia (RF)—por lo común de 450 kHz, 13,56 MHz ó 40,5 MHz y de un módulo de control que regula el tiempo del proceso, la composición del gas reactivo, el caudal de gas y el nivel de potencia de la RF. Además, en serie con la cámara del reactor se encuentra una fuente de vacío constituida por una bomba preliminar lubricada con aceite (tecnología antigua) o sin lubricación (última tecnología). Las obleas se cargan en el reactor, sueltas o en cassettes, una bomba evacua la cámara

domingo, 6 de julio de 2014

Grabado químico húmedo

Las soluciones para grabado químico húmedo se alojan en baños de temperatura controlada polipropileno (poli-pro), polipropileno resistente a la llama (FRPP) o cloruro de polivinilo (PVC). Los baños suelen estar equipados con extracción localizada del tipo anular o con ranuras de salida de gases en la parte posterior de cada campana de extracción. Campanas verticales de flujo laminar suministran aire sin partículas filtrado de modo uniforme a la superficie superior de los baños de grabado. En la Tabla 83.3 se presentan las soluciones corrientes de reactivos húmedos para ataque químico en relación con la capa superficial que se graba. Las campanas de suministro de aire montadas en vertical, cuando se emplean junto con escudos antisalpicaduras y extracción localizada, pueden crear turbulencias del aire en determinadas zonas del área de grabado químico húmedo, lo que puede originar una disminución de la eficacia de la extracción localizada para capturar y encaminar los contaminantes desprendidos al aire desde los baños de grabado en funciona- miento.
La causa principal de preocupación en el grabado húmedo es la posibilidad de que la piel entre en contacto con los ácidos concentrados. Si bien todos los ácidos empleados en grabado pueden provocar quemaduras, preocupa sobre todo la exposi- ción al ácido fluorhídrico (HF). El tiempo que transcurre entre el contacto con la piel y la aparición de dolor (hasta 24 horas para soluciones de HF inferiores al 20 % y de 1 a 8 horas para soluciones del 20 al 50 %) puede retrasar el tratamiento y permitir que las quemaduras sean más graves de lo esperado (Hathaway y cols. 1991).
Las quemaduras por ácido han sido desde siempre un problema especial del sector. Pero la incidencia del contacto de la piel con ácidos se ha reducido en los últimos años. Parte de esta reducción se ha debido a las mejoras relativas a los productos utilizados en el proceso de grabado, como el cambio al grabado seco, la utilización de más robótica y la instalación de sistemas de dispensación de sustancias químicas. La reducción de la tasa de quemaduras por ácidos puede atribuirse también a la mejora de las técnicas de manipulación, a la extensión del empleo de equipo de protección personal, al mejor diseño de las etapas húmedas y a la mejora de la formación—todo lo cual exige una atención permanente si se quiere disminuir más aún esta tasa de accidentes (Baldwin y Williams 1996).



sábado, 5 de julio de 2014

Grabado

El grabado elimina las capas de dióxido de silicio (SiO2), los metales y el polisilicio, así como los protectores, de conformidad con los patrones deseados, delimitados por la protección. Las dos categorías principales de grabado son el grabado químico húmedo y el seco. El grabado húmedo es el más utilizado y consiste en el empleo de soluciones que contienen los mordientes (por lo común una mezcla de ácidos) en la concentración deseada, que reaccionan con los materiales a eliminar. El grabado seco consiste en el empleo de gases reactivos en condi- ciones de vacío en una cámara de alta energía, que también elimina las capas deseadas no cubiertas por el protector.

viernes, 4 de julio de 2014

Lá mparas de mercurio de alta presión

Existen dos tipos similares: los que só lo utilizan mercurio y los que mezclan é ste con diversos haluros metá licos. El diseñ o básico de las lámparas es parecido. Ambos tipos utilizan un tubo de descarga de cuarzo que contiene el mercurio o la mezcla de mercurio/haluro. Este tubo de descarga va encerrado en una dura cubierta exterior de vidrio de borosilicatos, y se añ ade una base metá lica para los contactos elé ctricos. La cubierta exte- rior puede ser transparente o revestirse de un material difusor o fosfó rico para modificar el color de la luz.

jueves, 3 de julio de 2014

Riesgos y precauciones

La fabricació n de lá mparas fluorescentes ha sufrido considerables cambios. El primer revestimiento fosfó rico con berilio dejó de utilizarse en 1949, lo que eliminó un importante riesgo respiratorio durante la producció n y utilizació n de estos materiales. En muchas operaciones, las suspensiones fosfó ricas acuosas han reemplazado a las suspensiones orgá nicas en el revestimiento de las lá mparas fluorescentes, reduciendo la exposició n de los traba- jadores, así como la emisió n de COV al medio ambiente. Las suspensiones acuosas sí comportan cierta exposició n mínima al amoníaco, sobre todo durante la mezcla de las suspensiones.
El mercurio continú a siendo el material má s problemá tico durante la fabricació n de lá mparas fluorescentes. Aunque las exposiciones son relativamente bajas excepto alrededor de las má quinas de extracció n, existe la posibilidad de que los trabaja- dores situados alrededor de estas má quinas, los mecá nicos que trabajan con ellas y los encargados de su limpieza sufran exposi- ciones significativas. Deberá n utilizarse equipos de protecció n individual, como monos y guantes de trabajo, para evitar o limitar la exposició n y, cuando sea necesario, protecció n respira- toria, sobre todo durante las actividades de mantenimiento y limpieza. Es esencial el establecimiento de un programa de control bioló gico (que incluya aná lisis de mercurio en orina) en las fá bricas de lá mparas fluorescentes.
Los dos sistemas fosfó ricos que se producen en la actualidad emplean materiales que se consideran de toxicidad relativamente baja. Aunque diversos organismos pú blicos han estable- cido límites de exposició n a algunos de los aditivos de los materiales fosfó ricos base (como el bario, el plomo y el manga- neso), estos componentes suelen presentarse en las composiciones en porcentajes relativamente bajos.
En los casquillos de las lá mparas se utilizan resinas de fenol- formaldehído como aislantes elé ctricos. El cemento suele contener resinas naturales y sinté ticas, en las que es posible que haya irritantes cutá neos como el hexametileno-tetramina. Los equipos de mezcla y manipulació n automatizados limitan las posibilidades de que estos materiales entren en contacto con la piel, limitando así la posibilidad de que se produzca irrita- ció n cutá nea.

miércoles, 2 de julio de 2014

Lá mparas fluorescentes (II)

Existen otros dos mé todos para introducir el vapor de mercurio. En el primero, el mercurio va en un fleje impregnado, que lo libera al primer encendido de la lá mpara. En el segundo, se utiliza mercurio líquido, pero dentro de una cá psula de vidrio fijada a la montura. La cá psula se rompe una vez sellada y vaciada la lá mpara, liberando el mercurio.
Las lá mparas fluorescentes compactas son versiones reducidas de la lá mpara fluorescente normal; a veces se incluyen los circuitos electró nicos como componente integrado de la lá mpara. Los fluorescentes compactos utilizan por lo comú n una mezcla de materiales fosfó ricos a base de tierras raras. Algunos incorporan un cebador de descarga que contiene pequeñ as cantidades de materiales radiactivos para ayudar al encendido de la lá mpara. Estos cebadores de descarga suelen utilizar crip- tó n-85, hidró geno-3, promecio-147 o torio natural para suministrar lo que se denomina una corriente oscura, que ayuda a que la lá mpara se encienda con mayor rapidez. Desde el punto de vista del consumidor resulta ú til, ya que la lá mpara se enciende de inmediato, sin parpadear.

martes, 1 de julio de 2014

Lá mparas fluorescentes (I)

Toman su nombre del polvo fluorescente utilizado para revestir la parte interna del tubo de vidrio. Este polvo absorbe la luz ultra- violeta producida por el vapor de mercurio utilizado en la lá mpara y la transforma y vuelve a emitir en forma de luz visible. El vidrio utilizado en estas lá mparas es parecido al de las incandescentes, empleá ndose vidrio de cal para el tubo, y vidrio plumboso para las monturas de cada extremo. Actualmente se utilizan dos familias diferentes de revestimientos fosfó ricos. Los halofosfatos, a base de clorofluorofosfato de calcio o estroncio, son los má s antiguos, cuyo uso se extendió a principios del decenio de 1950, añ o en que reemplazaron a los revesti- mientos fosfó ricos a base de silicato de berilio. La segunda familia de revestimientos fosfó ricos incluye los fabricados a partir de tierras raras, entre los que está n el itrio, el lantano y otros. Este tipo de revestimientos fosfó ricos suelen tener un espectro de emisió n de banda estrecha y se utilizan combinados: por lo comú n, uno rojo, uno azul y uno verde.
Los revestimientos fosfó ricos se mezclan con un aglome- rante y quedan en suspensió n en una mezcla orgá nica o en una mezcla de agua y amoníaco, y se aplican al interior del tubo de vidrio. La suspensió n orgá nica utiliza acetato butílico, nafta/acetato butílico o xileno. Debido a las normativas en materia ambiental, las suspensiones a base de agua está n reem- plazando a las de base orgá nica. Una vez aplicado el revesti- miento, se seca en el tubo y se calienta é ste a alta temperatura para eliminar el aglomerante.
En cada extremo de la lá mpara se fija una montura. A continuación se introduce mercurio en la lá mpara, lo cual se hace de varias maneras: aunque en algunas zonas el mercurio se añ ade de forma manual, lo normal es hacerlo automá ticamente, con la lá mpara montada en vertical o en horizontal. En las má quinas verticales, se cierra la montura del extremo inferior de la lá mpara. Despué s se vierte el mercurio por arriba, se introduce argó n a baja presió n y se cierra la montura superior, quedando la lá mpara sellada por completo. En las má quinas horizontales, el mercurio se introduce por un lado mientras por el otro se hace el vacío en la lá mpara. Se añ ade el argó n a la presió n adecuada y se sellan ambos extremos de la lá mpara. Una vez sellada, se agregan los casquillos o bases en los extremos y se sueldan los hilos conductores a los contactos elé ctricos.