martes, 29 de abril de 2008

Estabilidad y navegabilidad de los buques de pesca

Ademá s de la resistencia y la estanqueidad, la estabilidad y la navegabilidad en general son los factores más importantes para la seguridad de un buque de pesca.
Los países miembros facilitaron al Subcomité sobre seguridad de los buques de pesca de la OMI valioso material sobre cá lculos de estabilidad para buques existentes con un historial demos- trado de funcionamiento y sobre condiciones reales de carga de buques de pesca que volcaron o sufrieron una amplia y peligrosa inclinación. Los criterios para la estabilidad mínima se desarrollaron a partir de dicho material.
Se pueden hacer cá lculos de estabilidad está tica, pero los movimientos de un navío en el mar están regidos por fuerzas dinámicas que resulta muy difícil, cuando no imposible, calcular, puesto que el viento y el estado del mar son sumamente irregulares. Por otra parte, un buque de pesca que ha sido utilizado sin un só lo accidente durante, digamos, 15 ó 20 añ os en operaciones de pesca en todas las condiciones normales meteorológicas y marinas puede considerarse razonablemente seguro. Tambié n se recomienda el uso de los denominados criterios meteoroló gicos, que toman en consideració n la acció n del viento
y de las olas, así como el efecto del agua atrapada en cubierta para calcular la estabilidad. Todos estos cá lculos y demás información pertinente sobre la estabilidad deben proporcionarse al patrón, que debe evaluar la estabilidad del buque en diversas condiciones de funcionamiento.
Como se indicó antes, en la estabilidad influye el francobordo del buque. La Conferencia sobre buques de pesca de 1977 consideró la imposición de líneas de carga a los buques de pesca, ya que la Convención internacional sobre líneas de carga sólo se aplica a los buques mercantes. Se llegó a la conclusió n de que no sería prá ctico observar marcas de líneas de carga en los caladeros durante la carga. Sin embargo, el Convenio de Torremolinos sobre la seguridad de los buques de pesca exige la aprobación de un calado máximo por parte de la administració n nacional y que é ste satisfaga los criterios de estabilidad.

sábado, 26 de abril de 2008

Exposición a temperaturas elevadas en la Industria del Te

El contacto con agua caliente, conducciones de vapor y otros equipos de proceso puede ocasionar quemaduras graves. La mayoría de las quemaduras se producen en las manos, los brazos y la cara. El agua caliente utilizada para limpiar o lavar tambié n puede causar quemaduras en pies y piernas.
Los selladores por calor y las operaciones de encolado en las cadenas de envasado son otra causa de quemaduras. Es importante recubrir los puntos calientes expuestos del equipo. Una correcta evaluación de los riesgos y la elección y uso del equipo de protección personal ayudará a reducir o eliminar la exposición del trabajador a temperaturas elevadas y quemaduras. El empleo de procedimientos de interrupció n y cierre de tuberías protegerá a los trabajadores de la liberació n fortuita de líquidos y vapores calientes.

martes, 22 de abril de 2008

Actividades en los viveros: Riesgos ergonómicos (II)


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Los podadores utilizan distintos tipos de tijeras para cortar partes no deseadas o muertas de la zona superior y los laterales de las plantas. Suelen permanecer de pie o han de inclinarse hacia delante para alcanzar las plantas. Con la mano dominante agarran las tijeras y realizan un movimiento muy repetitivo, con 40 ó 50 cortes por minuto. Los dedos de esa misma mano se utilizan tambié n para arrancar ramitas u otras partes de la planta. Con la mano no dominante sujetan y mueven la maceta para una poda má s rá pida y tambié n agarran las ramas cortadas aplicando una fuerza está tica con una flexió n moderada de la muñ eca y cierta desviació n del cú bito durante todo el ciclo del cortado. Puesto que la poda es una tarea a tiempo parcial para la mayoría de los trabajadores, é stos consiguen cierto alivio y recuperació n de las molestias gracias a la variació n de tareas. No obstante, el trabajo produce dolor en los dedos, la muñ eca, las extremidades superiores y la parte inferior de la espalda.
Para que las plantas tengan un espacio adecuado que les permita crecer y expandirse, perió dicamente deben realizarse labores de espaciado. Esta tarea exige agarrar y levantar 3 ó 4 plantas en cada mano, transportarlas una cierta distancia y colocarlas en el suelo formando hileras. Este ciclo se repite entre 3 y 5 veces por minuto. Al igual que la poda, el espaciado es una tarea a tiempo parcial para la mayoría de los trabajadores, que les permite el alivio y la recuperació n. Es un trabajo que tambié n produce dolor en los dedos y las manos, las muñ ecas, las extremidades superiores y la parte inferior de la espalda.
La mayoría de los trabajos en los viveros exigen un considerable esfuerzo físico y eso, sumado a la naturaleza repetitiva de muchas tareas, supone un riesgo considerable de lesiones por movimiento repetitivos. Hasta hace muy poco no han empezado a desarrollarse herramientas que ayuden a mejorar la postura corporal y reducir los requisitos energé ticos de ciertas tareas.

domingo, 20 de abril de 2008

Problemas cutáneos en la Industria de la ganaderia (I)

Los problemas cutáneos pueden clasificarse en dermatitis de contacto, problemas relacionados con el sol, problemas infecciosos o inducidos por insectos. Los cálculos indican que los agricultores son los trabajadores que presentan un mayo rriesgo laboral de padecer ciertas dermatosis (Mathias 1989). A falta de tasas de prevalencia, sobre todo en las regiones en desarrollo, los estudios realizados en Estados Unidos indican que las enfermedades cutáneas de origen profesional pueden significar hasta el 70 % del total de enfermedades profesionales entre agricultores en ciertas regiones (Hogan y Lane 1986).
Hay tres tipos de dermatitis de contacto: dermatitis irritante, dermatitis alérgica y dermatitis por fotocontacto. La forma más común es la primera, mientras que la segunda es menos frecuente y las reacciones por fotocontacto son raras (Zuehlke, Mutel y Donham 1980). En el campo, las fuentes habituales de dermatitis de contacto son los fertilizantes, las plantas y los plaguicidas. Es especialmente llamativa la dermatitis de contacto con el alimento del ganado. Los alimentos contienen aditivos, como antibióticos, que pueden dar lugar a dermatitis alérgicas. Los agricultores de piel clara de ciertas zonas del mundo en desarrollo presentan un riesgo especial de padecer problemas cutáneos inducidos por el sol, como arrugas, queratitis actínica(lesiones escamosas no cancerosas) y cáncer de piel. Los dos tipos más frecuentes de cáncer de piel son el carcinoma de células basales y el carcinoma epidermoide. Un trabajo epidemiológico llevado a cabo en Canadá indica que los agricultores presentan un riesgo de padecer carcinoma epidermoide mayor que quienes se dedican a otras actividades (Hogan y Lane 1986). Los carcinomas epidermoides suelen derivar de queratitis actínicas. Aproximadamente 2 de cada 100 casos dan metástasis, y la zona más frecuente son los labios. Los carcinomas de células basales son más frecuentes, y aparecen en la cara y en las orejas. Aunque localmente son destructivos, rara vez metastatizan.
Las dermatitis infecciosas más importantes para los ganaderos son la tiña (hongos dermatofíticos), la ectima contagiosa y los nódulos de los ordeñadores. La tiña es una infección cutánea superficial que se presenta como una serie de lesiones escamosas de color rojo que resultan del contacto con ganado infectado, sobre todo con vacas lecheras. Un estudio realizado en la India, donde las vacas suelen vagar libremente, reveló que más de 5 % de la población rural padecía tiña (Chaterjee y cols.
1980). La ectima contagiosa, por el contrario, se debe a un poxvirus que suele contagiarse a partir de ovejas o cabras infectadas. Suele producir lesiones en el dorso de las manos o de los dedos de las manos, y habitualmente desaparece tras formar algunas cicatrices en unas 6 semanas. Los nódulos de los ordeñadores son el resultado de la infección por un poxvirus, el virus de la pseudoviruela, habitualmente por contacto con ubres o pezones de vacas lecheras infectadas. Estas lesiones son similares a las de la ectima contagiosa, aunque es más habitual que sean múltiples.

martes, 15 de abril de 2008

Ejemplos de enfermedades de posible importancia para cazadores y tramperos.



FIN DEL CAPITULO DE CAZA

viernes, 11 de abril de 2008

Métodos, equipos y riesgos comunes: Apeo y preparativos de extracción (IV)


Las cortadoras-atadoras se montan sobre todo en máquinas sobre orugas, pero también pueden equiparse con neumáticos. La pluma de apeo suele permitirles derribar y recoger varios árboles pequeños (un atado), que después depositan en una pista de arrastre. Algunas tienen una solera para recoger la carga. Cuando se utilizan cortadoras-atadoras, el desmochado y el desramaje suelen realizarse por medio de máquinas en el cargadero.
Con máquinas bien diseñadas y un manejo cuidadoso, el riesgo de accidentes con las cortadorasatadoras es relativamente bajo, excepto cuando, además de la máquina, trabajan operarios de motosierras. Los riesgos para la salud, como la vibración, el ruido, el polvo y los vapores, son significativos, ya que las máquinas base no están fabricadas para el aprovechamiento forestal. Las cortadoras-atadoras no deben utilizarse si la pendiente es excesiva y la pluma no debe sobrecargarse, ya que resulta imposible controlar la dirección de apeo.
Las cosechadoras son máquinas que integran todas las operaciones de apeo, excepto el descortezado. Suelen tener seis u ocho ruedas, tracción y suspensión hidráulicas; dirección articulada, y plumas que alcanzan de 6 a 10 m una vez cargadas. Las hay de cabezal único y de cabezal doble. Las primeras llevan en la pluma un único cabezal cortador dotado de dispositivos de apeo, desramaje, desmochado y tronzado. Se utilizan con árboles pequeños de hasta 40 cm de diámetro en el raigal, sobre todo en clareos, aunque cada vez más en la corta final. Las segundas tienen dos cabezales independientes: uno de apeo y otro de transformación El último va montado en la máquina base en lugar de en la pluma. Manejan árboles de hasta 60 cm de diámetro en el tocón. Las cosechadoras modernas llevan incorporado un dispositivo de medición asistida por ordenador que puede programarse para tomar decisiones sobre cómo conseguir el mejor tronzado en función de los surtidos necesarios.
Las cosechadoras son la tecnología dominante en el aprovechamiento a gran escala en Europa septentrional, pero en la actualidad representan un porcentaje bastante pequeño del aprovechamiento mundial. Con todo, es probable que su importancia aumente con rapidez, ya que las masas forestales de segunda formación, los bosques artificiales y las plantaciones son cada vez más importantes como fuentes de materias primas.
Las cifras de accidentes en el manejo de cosechadoras suelen ser bajas, aunque el riesgo aumenta cuando trabajan operarios de motosierras junto con las cosechadoras. El mantenimiento de las cosechadoras es peligroso; las reparaciones siempre se realizan en situaciones de presión por la carga de trabajo; cada vez es más frecuente hacerlas durante la noche; existe un alto riesgo de resbalones y caídas, posturas de trabajo incómodas y difíciles, levantamiento de objetos pesados, contacto con aceites hidráulicos y aceites calientes bajo presión. Los mayores peligros son la tensión muscular estática y los esfuerzos repetitivos de manejo de controles y el estrés psicológico.

domingo, 6 de abril de 2008

Ruido y audición

El deterioro de la audición se produce como consecuencia de una exposición continua y prolongada al ruido por encima de los niveles umbral reconocidos, y constituye una enfermedad incu- rable que causa trastornos de la comunicación y resulta estresante si el trabajo exige concentración. Como resultado, el rendimiento psicológico y fisiológico puede reducirse. Asimismo, existe una asociación entre la exposición a un nivel de ruido elevado y las anomalías en la tensión arterial, la frecuencia cardíaca y el ritmo y el volumen de la respiración, así como la aparición de espasmos estomacales e intestinales y trastornos nerviosos. La susceptibi- lidad personal, la duración de la exposición y la frecuencia y la intensidad del ruido son factores que determinan el riesgo de la exposición.
Las normativas sobre salud y seguridad varían de un país a otro, pero la exposición de los trabajadores al ruido suele limi- tarse de 85 a 90 dBA durante 8 horas, seguida de un período de recuperación de 16 horas con un nivel inferior a 80 dBA. A partir de 85 dBA debe suministrarse protección auditiva, obli- gatoria en los casos de pérdida confirmada y en las exposiciones de 8 horas o más a niveles iguales o superiores a 90 dBA. Se recomienda la realización de pruebas audiométricas anuales en la población expuesta (en algunos países son obligatorias). Las mediciones del ruido efectuadas con instrumentos como el sonómetro tipo II del American National Standards Institute (ANSI) deben llevarse a cabo, al menos, cada dos años, y repetirse siempre que las modificaciones de los equipos o de los procesos puedan aumentar los niveles de ruido ambiental.
Garantizar que el grado de exposición al ruido no resulta peligroso constituye la estrategia fundamental de los controles sonoros. Las buenas prácticas de fabricación exigen que los dispositivos de control y sus superficies de contacto puedan limpiarse, no alberguen plagas y hayan recibido las autoriza- ciones necesarias para ponerse en contacto con alimentos o contribuir a la producción de éstos. Asimismo, los métodos adoptados dependen de la disponibilidad de recursos finan- cieros, equipos, materiales y personal capacitado. Uno de los factores más importantes en la reducción del ruido es el diseño del lugar de trabajo. Los equipos deben concebirse para una generación mínima de ruido y vibración. La sustitución de los componentes metálicos por otros materiales más blandos, como el caucho, puede contribuir a la consecución de este objetivo. Al adquirir maquinarias nuevas o de sustitución, debe optarse por las menos ruidosas. Es necesario instalar silenciadores en las válvulas de aire y en los tubos de escape. Las máquinas y los procesos que generan ruido deben aislarse con el fin de reducir al mínimo el número de trabajadores expuestos a niveles de contaminación acústica elevados. Cuando sea posible, se insta- larán tabiques y techos que atenúen y absorban el ruido, y el traslado y la limpieza de los mismos debe incluirse en los costes de mantenimiento. La mejor solución suele consistir en la combinación de estas medidas, adaptadas a las necesidades de cada lugar de trabajo.
Cuando los controles técnicos no sean viables o resulte imposible reducir el ruido a niveles no nocivos, deben utilizarse EPP para proteger los oídos. La disponibilidad de estos equipos y la sensibilización de los trabajadores son importantes para prevenir el deterioro auditivo. En general, una selección de los tapones y de otros dispositivos protectores facilitará una mayor aceptación y un uso más generalizado.

miércoles, 2 de abril de 2008

Seguridad de los buques de pesca: CONSTRUCCION

La seguridad de los buques, incluidos los pesqueros, depende de que la construcción y resistencia de la propia embarcación sean suficientes para el uso a que está destinada. Así, la resistencia y construcción de los cascos y superestructuras debe ser suficiente para resistir todas las condiciones previsibles del uso a que estén destinadas. Debe garantizarse la estanqueidad del buque y todas las aberturas por las que pueda entrar agua estarán provistas de mecanismos de cierre adecuados, incluidas las escotillas de cubiertas o costados que puedan permanecer abiertas durante las operaciones de pesca. Las falucheras son también de suma importancia para la seguridad, pues permiten que el agua salga de aquellos lugares en que las batayolas situadas a la intemperie en la cubierta de trabajo forman pozos que pueden atraparla. En los buques pequeñ os, la altura de estas batayolas se ha aumentado para proteger mejor a la tripulación que trabaja en la cubierta a la intemperie. El peso del agua sobre la cubierta puede llegar a ser considerable y constituir un grave peligro para la estabilidad en la zona de cubiertas si é sta no se libera rá pidamente del agua. Por ello, es indispensable una zona mínima de falucheras para garantizar que el agua se achique rá pida y eficazmente de la cubierta.
En diseñ os má s recientes de buques pesqueros pequeñ os y medianos, la cubierta de trabajo se ha equipado con un cubierta de refugio. Si la doble cubierta de estos buques puede mantenerse completamente cerrada durante la mayor parte de las operaciones de pesca o si una apertura estanca de la doble cubierta se encuentra en un pequeñ o compartimento estanco, resulta razonable aceptar bombas de sentina de alta capacidad, en lugar de falucheras, para achicar el agua de la cubierta de trabajo. Este diseñ o ha aumentado la estabilidad de forma de los buques de pesca al utilizar un francobordo mucho má s amplio.