viernes, 28 de febrero de 2014

Destilación al vacío

Las torres de destilació n al vacío proporcionan la presió n redu- cida necesaria para evitar el craqueo té rmico al destilar el residuo, o crudo reducido, que llega de la torre atmosfé rica a mayores temperaturas. Los diseñ os internos de algunas torres de vacío se diferencian de los de las torres atmosfé ricas en que en lugar de platos se utiliza relleno al azar y pastillas separadoras de partículas aé reas. A veces se emplean tambié n torres de mayor diá metro para reducir las velocidades. Una torre de vacío ordinaria de primera fase produce gasó leos, material base para aceites lubricantes y residuos pesados para desasfaltación de propano. Una torre de segunda fase, que trabaja con un nivel menor de vacío, destila el excedente de residuo de la torre atmosferica que no se utiliza para procesado de lubricantes, y el residuo sobrante de la primera torre de vacío no utilizado para la desasfaltació n.
Por lo comú n, las torres de vacío se usan para separar productos de craqueo catalítico del residuo sobrante. Asimismo, los residuos de las torres de vacío pueden enviarse a un coquificador, utilizarse como material para lubricantes o asfalto, o desulfurarse y mezclarse para obtener fuel bajo en azufre (vé anse las Figuras 78.5 y 78.6).

jueves, 27 de febrero de 2014

Destilación atmosférica (II)

Las fracciones pesadas, de alto punto de ebullició n (denomi- nadas residuos o crudo reducido), que se condensan o perma- necen en el fondo de la torre, se utilizan como fuel, para fabricar betú n o como carga de craqueo, o bien se conducen a un calen- tador y a la torre de destilació n al vacío para su ulterior fraccio- namiento (vé anse las Figuras 78.3 y 78.4).

miércoles, 26 de febrero de 2014

Destilación atmosférica (I)

En las torres de destilació n atmosfé rica, el crudo desalinizado se precalienta utilizando calor recuperado del proceso. Despué s pasa a un calentador de carga de crudo de caldeo directo, y desde allí a la columna de destilació n vertical, justo por encima del fondo, a presiones ligeramente superiores a la atmosfé rica y a temperaturas comprendidas entre 343 C y 371 C, para evitar el craqueo té rmico que se produciría a temperaturas superiores. Las fracciones ligeras (de bajo punto de ebullició n) se difunden en la parte superior de la torre, de donde son extraídas continuamente
y enviadas a otras unidades para su ulterior proceso, tratamiento, mezcla y distribución.

Las fracciones con los puntos de ebullició n má s bajos (el gas
combustible y la nafta ligera) se extraen de la parte superior de la torre por una tubería en forma de vapores. La nafta, o gaso- lina de destilació n directa, se toma de la secció n superior de la torre como corriente de productos de evaporació n. Tales productos se utilizan como cargas petroquímicas y de reforma, material para mezclas de gasolina, disolventes y GPL.
Las fracciones del rango de ebullició n intermedio (gasó leo, nafta pesada y destilados) se extraen de la secció n intermedia de la torre como corrientes laterales y se envían a las operaciones de acabado para su empleo como queroseno, gasó leo diesel, fuel, combustible para aviones de reacció n, material de craqueo catalítico y productos para mezclas. Algunas de estas fracciones líquidas se separan de sus residuos ligeros, que se devuelven a la torre como corrientes de reflujo descendentes.

martes, 25 de febrero de 2014

Riesgos para la seguridad

La inflamabilidad es uno de los mayores motivos de preocupa- ció n del almacenamiento en tanques; se requieren sistemas de lucha contra incendios para el control y la protecció n de las zonas de propagació n de incendios. Existen recomendaciones en este sentido, sobre sistemas e instalaciones de agua para incendios
(CCPS 1993; Dow Chemical Company 1994a; NFPA 1990). Es posible pulverizar el agua directamente sobre un fuego en ciertas condiciones, siendo esencial para enfriar el tanque o el equipo contiguo y prevenir el sobrecalentamiento. Por otra parte, la espuma es un agente eficaz para combatir incendios, de modo que se pueden instalar equipos permanentes de espuma en los tanques. Si se instalan en un equipo mó vil contra incendios, debe revisarlo el fabricante. Actualmente se dispone de espumas relati- vamente ecoló gicas y de baja toxicidad, ademá s de eficaces y comparables a otras espumas en la extinció n rá pida de los incendios.

lunes, 24 de febrero de 2014

Purga de vapor y control de emisiones

En el caso de tanques con techos fijos o con techos flotantes convertidos (TTFC), el purgado a la atmó sfera no resulta acep- table en muchas situaciones. Al eliminar estos tanques, el respira- dero de presión y vacío (PV) (representado en la Figura 77.2), los vapores fluyen a travé s de un conducto cerrado a un disposi- tivo de control en el que los contaminantes se destruyen o recu- peran. Con ambos tanques se puede inyectar una purga inerte (p. ej., nitró geno) para eliminar el efecto de vacío diurno y mantener una presió n positiva para el dispositivo de recupera- ció n. En el tanque TTFC, el nitró geno elimina el efecto diurno y reduce los vapores enviados a la atmó sfera mediante un respira- dero de PV. No obstante, las emisiones de vapor no se eliminan. Entre los numerosos dispositivos y té cnicas de control que existen, está n la combustió n, los absorbentes y los condensadores (Moretti y Mukhopadhyay 1993; Carroll y Ruddy 1993; Basta 1994; Pennington 1996; Siegall 1996). La elecció n de un sistema de control está en funció n de los objetivos que se tengan en cuanto a emisiones y de los costes de operació n e inversió n.
En los tanques con techo flotante, tanto internos como externos, los precintos y los controles de ajuste auxiliar reducen al mínimo las pé rdidas de vapor.

domingo, 23 de febrero de 2014

Inspección y limpieza de los tanques

Los tanques se retiran del servicio perió dicamente para su inspec- ció n y limpieza, labores que han de controlarse cuidadosamente para prevenir la exposició n del trabajador y reducir al mínimo los riesgos. Despué s del drenaje, los tanques se lavan con un chorro de agua para eliminar los restos de líquido del proceso. Antigua- mente solían limpiarse manual o mecá nicamente donde fuera necesario. Al drenar un tanque, se llena de vapor que puede generar una atmó sfera tó xica e incluso combustible. Es posible que el lavado con un chorro de agua no afecte significativamente
a la toxicidad de la atmó sfera interior, pero reduce los problemas de combustión. Con techos flotantes, el material que se halla por debajo de ellos puede rociarse o drenarse, aunque en algunas ocasiones quedan materiales en el sumidero que deben eliminarse manualmente, con los consiguientes problemas de exposició n. El personal debe en esos casos llevar equipos de protección Por lo comú n, los tanques cerrados y cualquier volumen que
se halle por debajo de los techos flotantes se purgan con aire hasta conseguir una concentració n determinada de oxígeno antes de permitir la entrada. Ahora bien, debe medirse conti- nuamente la concentració n para asegurar que la concentració n de tó xicos no excede el nivel adecuado ni varía.

sábado, 22 de febrero de 2014

Perforación con trépano de diamantes

Antes de comenzar la explotació n se localiza el filó n en la roca y se define su anchura, longitud y profundidad para obtener una visión tridimensional del mismo.
La perforació n con tré pano de diamantes se utiliza para explorar un estrato rocoso y puede iniciarse desde la superficie o desde una galería de la mina. En esta té cnica, un tré pano provisto de pequeñ os diamantes corta un nú cleo cilíndrico que es recogido en los tubos adyacentes. A continuació n, se analiza el nú cleo para determinar el contenido de la roca. Se inspec- cionan las muestras y se dividen en porciones para analizar su contenido en metales. Para localizar los filones, hay que desarro- llar amplios programas de perforació n, efectuando barrenos a intervalos regulares en sentido horizontal y vertical para identificar las dimensiones del yacimiento (vé ase la Figura 74.9).


viernes, 21 de febrero de 2014

Planta y sistemas de extracción

El castillete identifica la mina en superficie. Se encuentra situado justo encima del pozo, la arteria principal de la mina a travé s de la cual entran y salen los mineros, se bajan los suministros y equipos y se suben a la superficie el mineral y los materiales resi- duales. El pozo y las instalaciones de extracció n varían segú n las necesidades de capacidad, profundidad, etc. Cada mina debe disponer como mínimo de un segundo pozo como salida de emergencia.
Las instalaciones de extracció n y los pozos deben cumplir una normativa estricta. El equipo de extracció n (p. ej., má quina de extracció n, frenos y soga) ha de estar diseñ ado con un amplio margen de seguridad y ser revisado perió dicamente. Tambié n el interior del pozo debe ser inspeccionado regularmente por personal situado sobre el montacargas. En caso necesario, los botones de parada situados en todas las paradas permiten activar el freno de emergencia.
En cada parada las puertas de la verja del pozo impiden la entrada al montacargas si é ste no se encuentra en la misma. Cuando el montacargas se detiene en una parada, una señ al abre la puerta. Una vez que los mineros han entrado en el montacargas y se ha cerrado la puerta, otra señ al permite que el mismo suba o baje por el . Segú n los casos, es el operador del montacargas quien activa la señ al o, siguiendo las instrucciones situadas en cada parada, son los propios mineros quienes marcan la detenció n. Por lo general, los mineros son muy conscientes de los riesgos que corren durante los desplazamientos por el pozo y las galerías de extracció n, lo que limita el nú mero de accidentes.

jueves, 20 de febrero de 2014

La mina subterránea

La mina subterrá nea es una fá brica situada en el interior de la tierra en la que trabajan los mineros para extraer minerales ocultos en los estratos rocosos. Los mineros pican, arrancan y barrenan para poder acceder y extraer el mineral, es decir, la roca que contiene una mezcla de minerales de los cuales como mínimo uno es procesable y convertible en un producto comercializable. El mineral se transporta a la superficie para refinarlo y obtener un concentrado de alta calidad.
El trabajo en el interior del estrato rocoso y a gran profundidad requiere un tipo de infraestructura especial: una red de pozos, galerías y cá maras conectados con la superficie que permitan el movimiento de los trabajadores, las má quinas y el mineral dentro de la mina. El pozo es el acceso hacia el interior y de él salen las galerías laterales que conectan la estació n del pozo con los frentes de explotació n. La rampa interna es una galería inclinada que conecta los niveles subterrá neos a distintas cotas (o profundidades). Todas las galerías deben disponer de servicios tales como ventilación y aire fresco, electricidad, agua y aire comprimido, desagü es y bombas para el agua subterrá nea que se filtra así como un sistema de comunicación.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Apicultura (II)

para el invierno, envolviéndolas en papel de alquitrán para proteger las colonias del viento y absorber el calor del sol. También proporciona a las abejas almíbar de azúcar con medi- cación para su consumo invernal. En primavera se abren las colmenas para que empiecen a producir como colonias adultas. Si la colonia alcanza un número excesivo de miembros, creará otra reina mediante una alimentación especial, y la vieja reina tendrá que irse con la mitad aproximadamente de la colonia, en busca de un nuevo alojamiento. El apicultor puede capturar el enjambre y tratarlo como si fuera una colonia de crías.
Los apicultores están expuestos a dos peligros relacionados con las picaduras de las abejas. Uno es el envenenamiento por la picadura. El otro es la reacción de hipersensibilidad al veneno, y el posible shock anafiláctico. Los varones de 40 años de edad o más tienen más riesgo de presentar reacciones mortales. Se cree que el 2 % aproximadamente de la población general es alérgica al veneno, pero se calcula que se producen reacciones sistémicas en el 8,9 % de los apicultores y sus parientes inmediatos. La inci- dencia de reacciones es inversamente proporcional al número de picaduras recibidas. Las reacciones anafilácticas al veneno de los abejorros son raras excepto entre quienes se dedican a criarlos, y el riesgo es mayor si han sido sensibilizados al veneno de la abeja de la miel.
Si una abeja pica al apicultor hay que sacar el aguijón y limpiar el picotazo. Debe aplicarse hielo o un emplasto de bicar- bonato y agua en el picotazo. Hay que vigilar los síntomas de reacción sistémica en la víctima, que pueden constituir una urgencia médica. Para las reacciones anafilácticas, se administra epinefrina por vía subcutánea a la primera señal de síntomas. Para trabajar con seguridad, el apicultor debe usar humo en la colmena para neutralizar el comportamiento protector de las abejas, y ha de llevar una capucha y un velo, guantes delgados
y mangas largas o sobretodos. Las abejas se sienten atraídas por la humedad del sudor, por lo que los apicultores no deben llevar muñequeras ni cinturones, en los que se acumula el sudor. Al sacar la miel, el apicultor debe mantener el pulgar y los demás dedos de la mano alejados del movimiento de corte del cuchillo de desmielar.

martes, 18 de febrero de 2014

Apicultura (I)

Los apicultores crían la abeja de la miel en colonias de colmenas. La abeja de la miel es fuente de polinización para las flores, de miel y de cera. Se trata de un importante polinizador, efectuando más de 46.430 viajes de aprovisionamiento por indi- viduo y por kilo de miel que producen. En cada viaje de aprovisionamiento, la abeja de la miel visitará 500 flores en un período de 25 minutos. El origen de la miel de la abeja de la miel es el néctar de las flores. La abeja utiliza la enzima invertasa para convertir la sacarosa del néctar en glucosa y fructosa y, al evaporarse el agua, se produce la miel. Además se crían abejo- rros y avispones para la polinización de tomates y alfalfa, respectivamente.
La colonia se agrupa en torno a una sola abeja reina, y se aloja en cajones (colmenas artificiales). Los apicultores esta- blecen una colonia de crías de unas 10.000 abejas en el fondo de la colmena, lo que se conoce como cámara de incubación. Cada cámara contiene diez paneles con celdillas que se emplean para almacenar la miel o para poner huevos. La reina pone unos 1.500 huevos al día. A continuación el apicultor añade el alza, una cámara de alimentación (una caja situada encima de la de incubación) que se convierte en la cámara de almacenamiento de la miel, de la cual vivirán las abejas en invierno. La colonia sigue multiplicándose, y se considera madura cuando llega a unas 60.000 abejas. El apicultor añade un separador para la reina (un panel plano que la reina no puede atravesar por ser de mayor tamaño) encima del alza de alimentación para impedir que ponga huevos en los huecos adicionales que se amontonan encima del separador. Estas alzas adicionales están diseñadas para recoger sólo miel sin huevos.
El apicultor traslada la colmena allí donde florecen las flores. Un colonia de abejas de la miel puede buscar en una zona de 48 hectáreas, y una hectárea puede mantener unas dos colmenas. La miel se recoge en verano de los agujeros del alza, que pueden amontonarse en siete alturas al crecer la colonia e ir llenando las abejas los paneles con miel. Las alzas con paneles cargados de miel son transportados a la “casa” de las abejas para su extracción. Mediante un cuchillo afilado y caliente que se conoce como cuchillo de desmielar, se retiran las cubiertas de cera que las abejas han colocado sobre las brescas de los paneles. A continuación se extrae la miel de los paneles mediante una centrifugadora. Se recoge la miel y se envasa para la venta (Vivian 1986).

lunes, 17 de febrero de 2014

APICULTURA, CRIA DE INSECTOS Y • PRODUCCION DE SEDA

Hay en el mundo más de un millón de especies de insectos, y la masa global de estos individuos supera al total de masa de los demás animales terrestres. Los grillos, saltamontes, langostas, termitas, larvas de escarabajos, avispas, abejas y orugas de la polilla son algunas de las 500 especies que forman parte de la dieta habitual de personas en todo el mundo. Habitualmente, los seres humanos capturan o recolectan los insectos que les han de servir de alimento, en lugar de criarlos y cuidarlos de modo intencionado.
Aparte de como alimento, los seres humanos emplean a los insectos como fuente de polinización, de control biológico de plagas y de fibra. Los distintos usos dependen de las cuatro fases del ciclo vital de los insectos, que son el huevo, la larva, la crisá- lida y el adulto. Son ejemplos de utilización comercial de los insectos la apicultura (casi mil millones de toneladas de miel producidas al año y polinización de frutas y cosechas), la cría de insectos (más de 500 especies en cultivo, incluidas las utilizadas para control biológico), la producción de goma laca
(36.000 toneladas al año) y la producción de seda (180.000 tone- ladas al año).

domingo, 16 de febrero de 2014

Impactos ambientales

En todos estos sistemas la demanda de agua potable puede ser extremadamente elevada, calculándose en 40.000 litros por cada 0,5 kg de pez teleósteo criado hasta la madurez (Crowley 1995). La recirculación y la filtración pueden reducir mucho la demanda, pero requieren la aplicación intensiva de nuevas tecno- logías (p. ej., zeolitos para atraer el amoníaco).
Los vertidos de las piscifactorías pueden llevar tantos residuos fecales como los de las ciudades pequeñas, y están proliferando con rapidez las regulaciones para controlarlos (Crowley 1995).
El consumo de plancton y de krill, y los efectos secundarios de la acuicultura, como las plagas de algas, pueden producir grandes desequilibrios entre las especies de los ecosistemas locales que rodean a las instalaciones.

sábado, 15 de febrero de 2014

Organización humana del trabajo

El término organización humana del trabajo se refiere a la manera en que se administran y organizan los esfuerzos humanos indivi- duales o colectivos y a las políticas de formación concebidas para cumplir los requisitos de producción.

viernes, 14 de febrero de 2014

Mantenimiento de máquinas y equipos

Las prácticas de mantenimiento en el bosque suelen ser correc- tivas más que preventivas. Varias condiciones de trabajo —como urgencias de producción, la ausencia de estrictos programas y directrices de mantenimiento, la falta de lugares apropiados para realizar las operaciones de mantenimiento y reparación (garajes, resguardos), las difíciles condiciones en las que se realizan estas operaciones y la falta de herramientas adecuadas— pueden explicar esta situación. Además, los talleres unipersonales o admi- nistrados por subcontratistas pueden sufrir limitaciones económicas.

jueves, 13 de febrero de 2014

Diseño de la máquina

No existen reglas para el diseño de maquinaria forestal y son raros los manuales de mantenimiento completos. Las máquinas cortadoras, desramadoras y arrastradoras suelen ser una mezcla de componentes diversos (p. ej., plumas, cabinas, máquinas base), algunos de los cuales están diseñados para otros sectores. Por estos motivos, la maquinaria utilizada en las operaciones fores- tales puede no ser adecuada para algunas condiciones ambien- tales, sobre todo las relacionadas con el estado del bosque y del terreno y con el funcionamiento constante. Por último, la máquina requiere frecuentes reparaciones que son muy difíciles de realizar.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Incendio y explosión

Los incendios y las explosiones pueden destruir las instalaciones de manipulación de cereales y herir o acabar con la vida de trabajadores y de otras personas presentes en los centros productivos o en zonas cercanas en el momento de la explosión. Para que ésta se produzca, se requiere oxígeno (aire), combustible y polvo de cereales), una fuente de ignición de la energía y la duración suficiente (chispa, llama o superficie caliente) y un espacio limitado (para que aumente la presión). Habitualmente, cuando se produce una explosión en un centro de producción cerealista, éstas no es única, sino múltiple. La inicial, que puede ser pequeña y localizada, puede dejar polvo en suspensión en el aire en toda la instalación, en concentraciones suficientes para sostener explo- siones secundarias de gran magnitud. El límite inferior de explo- sión en el caso del polvo de cereal es de unos 20.000 mg/m3.
La prevención de los riesgos de incendio y explosión puede asegurarse mediante el diseño de fábricas en las que se reduzcan al mínimo los espacios cerrados (salvo por lo que respecta a depósitos, tanques y silos), el control de las emisiones de polvo a la atmósfera y las acumulaciones sobre suelos y superficies de los equipos (aislamiento de corrientes de producto, extracción localizada, mantenimiento y utilización de aditivos como el agua o el aceite mineral para la alimentación), y el control de la explosión (sistemas de extinción de incendios y explosiones, ventilación de explosiones). Debe existir salidas de incendio u otros medios de huida adecuados. Los equipos de lucha contra incendios deben ubicarse de manera estratégica, y los trabaja- dores deben recibir formación sobre la actuación en caso de emergencia, aunque sólo debe intentarse la extinción de incen- dios muy limitados, debido a la posibilidad de explosión.

martes, 11 de febrero de 2014

Cuestiones relativas a la seguridad mecánica

Los riesgos relacionados con los equipos incluyen los puntos de funcionamiento capaces de desgastar, cortar, magullar, aplastar, fracturar y amputar. Los trabajadores pueden protegerse mediante la instalación de dispositivos de defensa o el aislamiento de los riesgos, desactivando las fuentes de energía antes de realizar tareas de mantenimiento o ajuste en los equipos e impar- tiendo formación a los trabajadores acerca de los procedimientos correctos que deben seguirse al trabajar con la maquinaria.
Las máquinas utilizadas para elaborar y transportar los productos pueden resultar especialmente peligrosas. El sistema neumático y sus válvulas rotatorias pueden provocar graves amputaciones de dedos y manos. Los equipos deben bloquearse durante las operaciones de mantenimiento y limpieza. Todas las máquinas deben dotarse de los dispositivos de protección adecuados y los trabajadores deben ser instruidos acerca de los procedimientos operativos pertinentes.
Los sistemas de elaboración constan de componentes mecánicos en movimiento bajo un control automático que pueden producir lesiones importantes, sobre todo en dedos y manos. Los hornos de cocción generan calor y ruido y suelen basarse en el calentamiento por vapor a presión. Los troqueles de extrusión pueden estar formados por componentes móviles peligrosos, incluidos cuchillos en movimiento a gran velocidad. Las máquinas mezcladoras pueden provocar lesiones graves y son especialmente peligrosas al efectuar la limpieza entre distintos lotes. Los procedimientos de bloqueo y carteles de advertencia reducen al mínimo el riesgo de los trabajadores. Las cuchillas rotatorias e hidráulicas pueden causar laceraciones importantes
y son particularmente peligrosas en los procedimientos de modificación y ajuste. Otras actividades de elaboración pueden requerir la aplicación de sistemas de laminación, moldes, calen- tadores, secadoras y sistemas de fermentación, que plantean otros riesgos para las extremidades en forma de lesiones por aplastamiento y quemaduras. La manipulación y la apertura de sacos puede dar lugar a cortes y magulladuras.
Los sistemas de empaquetado constan de piezas móviles automatizadas capaces de provocar lesiones por aplastamiento y desgarro. Los procedimientos de mantenimiento y ajuste son extremadamente peligrosos. El apilado manual de las paletas
o la manipulación de productos puede causar lesiones por esfuerzo repetitivo. Las carretillas de horquilla elevadora y los transportadores manuales de paletas también son peligrosos y las cargas apiladas o aseguradas deficientemente pueden caer sobre el personal circundante.

lunes, 10 de febrero de 2014

Fabricación de productos para el consumo basados en cereales

La producción de pan, copos de cereal y otros productos de panadería comprende las fases siguientes: combinación de los ingredientes primordiales, producción y tratamiento de la masa, formación del producto, horneado o tostado, refrigeración o congelación, empaquetado, introducción en cajas, paletización y transporte final.
Las materias primas suelen almacenarse en depósitos y tanques. Algunas se manejan en grandes sacos u otro tipo de contenedores. Los materiales se transportan a las áreas de elabo- ración utilizando transportadores mecánicos, bombas o métodos de manipulación manual.
La elaboración de la masa es la fase en la que los ingredientes en bruto, incluida la harina, el azúcar, las grasas y los aceites
y otros elementos de menor importancia, como los sazonadores, las especias y las vitaminas, se combinan en un recipiente de cocción. A estos ingredientes pueden añadirse otros como puré o pulpa de frutas. Los frutos secos suelen pelarse y cortarse al tamaño apropiado. Se utilizan hornos de cocción (de proceso continuo o por lotes). La elaboración de la masa para avanzar a fases de producción intermedias puede exigir la utilización de extrusores, moldes, granuladoras y sistemas de conformación. Otras operaciones posteriores pueden requerir la aplicación de sistemas de laminación, moldes, calentadores, secadoras y sistemas de fermentación.
En los sistemas de empaquetado se coloca el producto termi- nado en envueltas individuales de papel o de plástico, se depo- sitan los artículos individuales en cajas y se apilan éstas en paletas preparadas para su envío. El apilado manual de paletas o manipulación del producto se utiliza junto con carretillas de horquilla elevadora.

domingo, 9 de febrero de 2014

HORTALIZAS Y MELONES (IV)

de 1,3-dicloropropeno y 1,1,2-dicloropropano y compuestos relacionados). Ademá s, bacterias oportunistas y Streptococcus pyogenes desempeñ an un importante papel en la dermatitis alé rgica y la urticaria de los trabajadores que cultivan hortalizas.
Estos trabajadores, especialmente cuando trabajan en invernaderos o espacios confinados, está n expuestos a gran nú mero de productos vegetales y compuestos como plaguicidas que son responsables de una mayor incidencia de enfermedades pulmo- nares. En un estudio nacional realizado entre los agricultores suizos, se demostró que la mortalidad proporcional ajustada por edades para todas las enfermedades pulmonares, bronquitis
y asma, y asma só lo, era de 127, 140 y 137, respectiva- mente. Los productos de las hortalizas pueden causar directa- mente asma alé rgica de origen profesional o proporcionar irritantes inespecíficos y/o el vehículo para otros alergenos, como pó lenes, esporas, á caros y otras sustancias. Los productos que pueden causar asma alé rgica son la bromelina, cera y granos de ricino, freesia, goma guar, papaína, pimentón, lúpulo, ipecacuana, á cido plicá tico, á cido quillaico, saponina y polen de girasol.
Los hongos presentes en el ambiente de trabajo producen numerosas esporas, algunas de las cuales causan asma alé rgica y/o alveolitis alé rgica extrínseca. No obstante, es raro que el asma alé rgica y la alveolitis alé rgica intrínseca causadas por esos alergenos se den en una misma persona. En cuanto a los microorganismos causantes de alergias, se han identificado a Alternaria, Aspergillus niger, Cladosporium, el fango de los humidificadores, Merulius lacrymans, Micropolyspora faei, Paecilomyces y Verticillium. En la mayoría de los casos, los antígenos de origen fú ngico están presentes en las esporas y los productos de degradación.

Los pacientes con asma profesional causada por productos de las hortalizas muestran siempre unos niveles plasmá ticos elevados de anticuerpos IgE, eosinofilia y resultados positivos a la prueba de punció n, mientras que en los pacientes con alveo- litis alé rgica extrínseca se encuentran anticuerpos precipitantes específicos, resultados positivos a la prueba de punció n y hallazgos radioló gicos típicos. Ademá s de la alergia pulmonar a productos de las hortalizas y esporas fú ngicas, en pacientes ató picos se presentan síntomas nasales al manipular hortalizas como zanahorias y lechugas. En general no suelen producirse molestias gastrointestionales.
Los productos fitosanitarios se aplican con mú ltiples fines en el cultivo de hortalizas tanto a la intemperie como en invernaderos. Se ha demostrado que algunos de los productos químicos utili- zados poseen potencial asmá tico, como ocurre con el captafol, clorotalonil, creosota, formaldehído, piretrina y estreptomicina. El uso inadecuado de plaguicidas puede contaminar el suelo y las hortalizas y la aplicació n de plaguicidas sin equipos de protec- ció n personal puede tener efectos tó xicos agudos o cró nicos.

sábado, 8 de febrero de 2014

HORTALIZAS Y MELONES (III)

Clínicamente, las enfermedades alé rgicas de origen profe- sional má s comunes observadas en los trabajadores de las horta- lizas son dermatitis alé rgica, asma y rinitis. Se han dado algunos casos de alveolitis alé rgica extrínseca, fotodermatitis alé rgica y urticaria alé rgica. Debe recordarse que las hortalizas, los melones, las frutas y los pó lenes contienen algunos alergenos en comú n o alergenos de reacció n cruzada. Esto significa que las personas ató picas y los individuos con alergia a algú n alergeno pueden hacerse susceptibles a los otros cuando desarrollan aler- gias de origen profesional. Para detectar y diagnosticar estas alergias profesionales, en la actualidad se dispone de una serie de pruebas inmunoló gicas. En general, la prueba de punció n, la prueba intradé rmica, la medició n del anticuerpo IgE específico del alergeno y la prueba de la provocació n con alergeno in viv son las má s utilizadas en el caso de alergias agudas, mientras que la prueba de los parches es la preferida para las alergias dife- ridas. La prueba de proliferació n de linfocitos específicos del alergeno y de producció n de citoquina son ú tiles para diagnos- ticar ambos tipos de alergia. Estas pruebas pueden realizarse utilizando las propias hortalizas, sus extractos o sustancias químicas liberadas por ellas.
En los trabajadores que cultivan hortalizas se dan casos de dermatosis como paquilosis, hiperqueratosis, cromatosis con lesió n de las uñ as y dermatitis. La dermatitis por contacto, ya sea irritativa como alé rgica, es la má s frecuente. La dermatitis irritativa está causada por sustancias químicas y/o factores físicos. Algunas partes de las hortalizas, como tricomas, espí- culas, pelos hirsutos, rafidios y espinas son responsables de la mayor parte de las irritaciones. La dermatitis alé rgica puede ser inmediata o diferida segú n su inmunopatogé nesis. La primera está mediada por respuestas inmunoló gicas humorales, mientras que la segunda está mediada por respuestas inmunoló gicas. Clínicamente, muchos pacientes con dermatitis alé rgica expe- rimentan síntomas como picor, eritema, sarpullido, edema y formació n de vesículas. Estas lesiones aparecen principalmente en manos, brazos, cara y cuello. En un estudio de campo de los cultivadores japoneses de ocra (Nomura 1993), má s del 50 % de los trabajadores presentaban lesiones cutá neas, sobre todo en la manos y los brazos. Entre el 20 y el 30 % de ellos presentaron una reacció n positiva a la prueba de los parches de ocra y extractos de las hojas. Ademá s, se ha demostrado que la acti- vidad proteolítica de los extractos de ocra causa lesiones cutá neas.
Los productos fitosanitarios son tambié n importantes aler- genos responsables de la dermatitis alé rgica. Entre ellos se encuentran los insecticidas (DDVP, diazinon, EPN, malation, naled, paration, etc.), fungicidas (benomilo, captafol, captan, maneb, manzeb, nitrofen, plondrel , tiram, zineb, ziram, etc.),

viernes, 7 de febrero de 2014

HORTALIZAS Y MELONES (II)

El cultivo de hortalizas exige unas destrezas y un cuidado considerables para asegurar la obtenció n de productos de alta calidad que puedan ser comercializados. Las operaciones necesarias para el cultivo de hortalizas son la preparació n del suelo, la plantació n y el crecimiento de los cultivos, la recolecció n, la transformació n y el transporte. El control de malas hierbas y plagas y la gestió n del agua son aspectos cruciales.

Los trabajadores de la producció n de hortalizas y melones está n expuestos a numerosos riegos profesionales en el ambiente de trabajo, entre ellos las plantas y sus productos, las productos fitosanitarios utilizadas para controlar las plagas y los aceites y detergentes utilizados para el mantenimiento y la reparació n de la maquinaria. El trabajo manual o mecanizado obliga tambié n

a los trabajadores a adoptar posturas forzadas (vé ase la Figura 64.27). Los trastornos musculosquelé ticos, como el dolor lumbar, son problemas importantes de salud en estos trabaja- dores. Las herramientas y la maquinaria agrícola utilizada para el cultivo de hortalizas y melones entrañ a un alto riesgo de lesiones traumá ticas y algunos problemas de salud similares a los observados en otros trabajadores agrícolas. Ademá s, las personas que trabajan al aire libre está n expuestas a la radiació n solar y al calor, mientras que la exposició n a pólenes, endotoxinas y hongos debe tenerse en cuenta en el caso de los trabajadores de los invernaderos. Por consiguiente, en estas poblaciones puedeencontrarse una gran variedad de trastornos relacionados con el trabajo.

Las alergias alimentarias a hortalizas y melones son bien conocidas. En su mayoría son provocadas por alergenos presentes en las hortalizas y pueden causar una reacció n inme- diata. Clínicamente, la mayoría de los pacientes presentan síntomas mucocutá neos y respiratorios. Las alergias de origen profesional en los trabajadores que cultivan hortalizas difiere de las alergias alimentarias en algunos aspectos. Los alergenos de origen profesional son diversos, pudiendo ser de origen vegetal, sustancias químicas o derivados bioló gicos. Se ha demostrado que hortalizas como la alcachofa, col de bruselas, repollo, zanahoria, apio, escarola, cebolleta, endivia, ajo, rá bano, puerro, lechuga, ocra, cebolla, perejil y pastinaca contienen aler- genos vegetales y sensibilizan a los trabajadores que los cultivan. En cambio, los casos de alergias al meló n son muy raros. El nú mero de alergenos de hortalizas y melones que se han aislado e identificado es muy reducido debido a la dificultad

y complejidad de las té cnicas de laboratorio requeridas. La mayoría de los alergenos, especialmente los de origen vegetal, son liposolubles, siendo muy pocos de ellos hidrosolubles. La capacidad de sensibilizació n varía tambié n dependiendo de factores botá nicos. Los alergenos pueden estar secuestrados en los canales de resina y liberarse só lo cuando la planta sufre dañ os. Pero en otros casos se liberan má s fá cilmente a travé s de pelos glandulares frá giles, o se excretan a la hoja, recubren los granos de polen o se diseminan ampliamente por acció n del viento en los tricomas (estructuras parecidas a pelos que crecen sobre las plantas).

jueves, 6 de febrero de 2014

HORTALIZAS Y MELONES (I)

Una gran variedad de hortalizas (plantas herbá ceas) se cultivan para obtener hojas, tallos, raíces, frutos y semillas comestibles. Entre estos productos se encuentran hojas utilizadas para ensaladas (como lechuga y espinacas), raíces (como zanahoria, remo- lacha y nabo), coles (como repollo, bró coli, coliflor) y muchas otras cultivadas por sus frutos o semillas (guisantes, judías, calabaza, melones, tomates).
Desde el decenio de 1949, el cultivo de hortalizas ha sufrido profundos cambios, sobre todo en Amé rica del Norte y Europa. En el pasado, la mayoría de las hortalizas se cultivaban cerca de las poblaciones en huertas y só lo se disponía de ellas durante o poco despué s de la recolecció n. La proliferació n de los super- mercados y la creació n de grandes empresas dedicadas a la transformació n de los alimentos creó una demanda de hortalizas durante todo el añ o. Al mismo tiempo se hizo posible la produc- ció n de hortalizas a gran escala en explotaciones comerciales alejadas de los centros de població n gracias a la mejora de los sistemas de regadío, los insecticidas y el control de las malas hierbas, así como al desarrollo de maquinaria sofisticada para plantar, fumigar, cosechar y clasificar. En la actualidad, las prin- cipales fuentes de hortalizas frescas en Estados Unidos son las regiones con temporada larga, como los estados de California, Florida, Texas y Mé xico. Europa meridional y Africa del norte son las principales fuentes de hortalizas para Europa septen- trional. Muchas hortalizas se cultivan tambié n en invernadero. No obstante, los mercados en donde los agricultores venden productos locales siguen siendo los principales puntos de venta en gran parte del mundo, particularmente en Asia, Africa y Amé rica del Sur.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Prevención

Por fortuna, son muchas las medidas que pueden adoptarse para evitar accidentes. Las prendas adecuadas pueden suponer la diferencia entre quedar o no atrapado en un punto de pellizco o enrollado. El pelo largo y suelto puede quedar atrapado en puntos de enrollado o pellizco y tirar de la cabeza del trabajador hacia un punto peligroso. El pelo largo debe siempre llevarse recogido. Los zapatos con suelas antideslizantes ayudan a no resbalar mientras se permanece de pie en la plataforma de clasifi- cació n, que puede estar empapada de barro. Los guantes, si se utilizan durante el trabajo en la plataforma de clasificació n, deben ajustar perfectamente, sino que queden bordes deshilachados ni partes sueltas.
La actitud, el estado de alerta y la prevenció n de situaciones peligrosas son un complemento de las prendas de seguridad. Nadie debe nunca montarse o bajarse en marcha de una cose- chadora de patatas. El pasajero debe esperar siempre a que é sta se detenga. Muchos de los accidentes graves o discapacitantes ocurren cuando alguien se cae y es atropellado por intentar subir o bajar de una má quina en marcha. El trabajador debe estar en una posició n estable antes de que el tractor empiece a tirar de la cosechadora. De esa forma se reduce la posibilidad de una caída cuando el tractor avance bruscamente. Nadie debe estar situado entre el tractor y la cosechadora cuando esté n en movimiento o se ponga el motor en marcha. Ni el tractorista ni los trabajadores montados en la cosechadora deben situarse demasiado cerca del eje de toma de fuerza como para poder tocarlo mientras está movié ndose o con el motor en marcha. Las cosechadoras no deben nunca lubricarse, ajustarse o repararse en marcha. Tampoco se debe intentar sacar nada de las correas cuando se está n moviendo.

martes, 4 de febrero de 2014

Las lesiones por objetos lanzados

Las lesiones por objetos lanzados se producen cuando salen lanzados proyectiles. Las cosechadoras de patatas ayudadas por aire arrojan siempre tierra y pequeñ as rocas en el proceso de separar los tubérculos de la tierra. La tierra y los residuos se arrojan con fuerza suficiente para causar lesiones oculares.