sábado, 15 de mayo de 2010

Operaciones farmacéuticas, riesgos relacionados y medidas de control del lugar de trabajo

Dentro de las operaciones de fabricación farmacéutica se puede distinguir entre la producción bá sica de principios activos a granel y la fabricación farmacéutica de formas galénicas. La Figura 79.2 esquematiza el proceso de fabricación.
En é l se aplican tres tipos de procesos: fermentación, síntesis de productos químicos orgá nicos y extracción biológica y natural (Theodore y McGuinn 1992). Estas operaciones pueden ser discontinuas, continuas o una combinació n de ambas. Los antibió ticos, los esteroides y las vitaminas se producen por fermentació n, mientras que muchos principios activos nuevos se producen por síntesis orgá nica. Histó ricamente, la mayor parte de los princi- pios activos derivan de fuentes naturales, como plantas, animales, hongos y otros organismos. Las medicinas naturales son farmacológicamente muy diversas y difíciles de producir comercialmente debido a su complejidad química y actividad limitada.

Los excipientes farmacéuticos

(p. ej., aglutinantes, sustancias de carga, aromatizantes y diluyentes, conservantes y antioxidantes) se mezclan con los principios activos para dar a las formas galénicas las propiedades físicas y farmacoló gicas deseadas (Gennaro 1990). Muchos excipientes farmacé uticos tienen un valor terapéutico bajo o nulo y son relativamente inocuos para los trabajadores durante el desarrollo y la fabricació n del fá rmaco. Se trata de antioxidantes, conservantes, colorantes, aromatizantes y diluyentes, agentes emulsionantes y de suspensió n, bases de pomadas, disolventes y excipientes farmacé uticos.

viernes, 14 de mayo de 2010

Sustancias relacionadas con los fármacos

Los principios farmacoló gicamente activos pueden clasificarse en dos grupos: productos naturales y fármacos sintéticos. Los prima- rios derivan de fuentes vegetales y animales, mientras que los segundos son producidos mediante té cnicas microbioló gicas y químicas. Los antibió ticos, las hormonas esteroideas y peptídicas, las vitaminas, las enzimas, las prostaglandinas y las feromonas son productos naturales importantes. La investigació n científica se centra cada vez más en los fá rmacos sinté ticos debido a los últimos avances en biología molecular, bioquímica, farmacología e informática. La Tabla 79.1 recoge las principales clases de fá rmacos.
Durante la fabricación farmacé utica se combinan principios activos y materiales inertes para producir diferentes formas galénicas (p. ej., comprimidos, cápsulas, líquidos, polvos, cremas y pomadas) (Gennaro 1990). Los fármacos se pueden clasificar segú n su proceso de fabricació n y los beneficios terapé uticos
(EPA 1995), y se administran por vías (p. ej., vía oral, inyección, vía dérmica) y a dosis prescritas estrictamente. Los trabajadores pueden estar expuestos a los principios activos a travé s de la inspiració n inadvertida de polvo transportado por el aire o vapores o la ingestió n accidental de alimentos o bebidas conta- minados. Toxicó logos e higienistas industriales han desarrollado límites de exposició n profesional (OEL) para limitar las exposiciones de los trabajadores a los principios activos (Naumann y cols. 1996; Sargent y Kirk 1988).


jueves, 13 de mayo de 2010

Gestión de cambios o modificaciones


En las instalaciones de procesos químicos se deben elaborar y aplicar programas de revisió n de la informació n sobre seguridad de procesos, de los procedimientos y de las prá cticas al producirse los cambios. Tales programas incluyen un sistema de autorizació n de gestió n y documentació n escrita para los cambios de mate- riales, productos químicos, tecnología, equipos, procedimientos, personal e instalaciones que afecten a cada proceso.
La gestió n de los programas de cambio en la industria química, por ejemplo, comprende las á reas siguientes:
• Cambio de la tecnología de tratamiento de hidrocarburos.
• Cambios en las instalaciones, los equipos o los materiales
(p. ej., catalizadores o aditivos).
• Gestió n del personal encargado del cambio y cambios organi- zativos y de personal.
• Cambios temporales, variaciones y cambios permanentes.
• Ampliació n de los conocimientos sobre la seguridad de los procesos, que incluye:
– base té cnica para el cambio propuesto;
– impacto del cambio sobre la seguridad, la salud y el medio ambiente;
– modificaciones de los procedimientos de trabajo y las prá c- ticas de trabajo seguras;
– modificaciones requeridas para otros procesos;
– tiempo necesario para el cambio;
– requisitos para la autorizació n del cambio propuesto;
– actualizació n de la documentació n relativa a la informació n del proceso, los procedimientos de trabajo y las prá cticas de seguridad;
– necesidad de formació n o educación a consecuencia del
cambio;
• Gestió n de modificaciones pequeñ as o sutiles (cualquiera que no sea realmente una sustitución).
• Cambios no rutinarios.


La gestió n del sistema de cambio incluye prestar información a los trabajadores que participan en el proceso y al personal de mantenimiento y del contratista cuyas tareas se ven afectadas por cualquier modificació n de los cambios, así como proporcionar procedimientos de trabajo actualizados, informació n sobre la seguridad del proceso, prá cticas de trabajo seguras y formació n, segú n las necesidades, antes de poner en marcha el proceso o la parte del proceso en cuestió n.

martes, 11 de mayo de 2010

El método de aná lisis de modos de fallos y efectos

El método de aná lisis de modos de fallos y efectos tabula cada sistema
de proceso o unidad de equipo con sus modos de fallos, el efecto de cada fallo potencial sobre el sistema o unidad y la relevancia de cada fallo para la integridad del sistema. A continuación, los modos de fallos se clasifican según su importancia para determinar cuál es el que tiene má s probabilidades de causar un incidente grave. Independientemente del mé todo utilizado, los aná lisis de riesgos de los procesos químicos consideran lo siguiente:
• posición, localización y riesgos del proceso;
• identificación de cualquier incidente previo o cuasierror con consecuencias potencialmente catastró ficas;
• controles té cnicos y administrativos aplicables a los riesgos;
• interrelaciones de los controles y la adecuada aplicació n de los mé todos de detecció n para advertir el peligro con prontitud;
• consecuencias de los fallos humanos, la situació n de la instalación y el fallo de los controles,
• consecuencias de los efectos sobre la salud y la seguridad de los trabajadores en á reas con posibilidad de que ocurran fallos.

lunes, 10 de mayo de 2010

Los análisis de árboles de fallos y errores/árboles de sucesos

Los aná lisis de á rboles de fallos y errores/á rboles de sucesos son técnicas similares deductivas utilizadas para entre otros aspectos estimar la probabilidad cuantitativa de que ocurra un suceso. En la primera se analizan los acontecimientos previos a un potencial accidente o incidente para identificar y presentar la combinación de errores operativos y fallos del equipo implicados en él. El aná lisis de á rboles de sucesos es el proceso contrario: se trabaja a partir de sucesos, o secuencias de sucesos, específicos con el fin de detectar los que entrañ an dañ os, para calcular entonces la probabilidad de que tales secuencias de sucesos y dañ os se materialicen.

domingo, 9 de mayo de 2010

Operaciones en planta

En los 33 países que tienen programas de energía nuclear, existen organismos reguladores que elaboran y aplican normas de seguridad para el funcionamiento de las instalaciones nucleares. Sin embargo, generalmente se responsabiliza a la compañía eléc- trica propietaria y operadora de las instalaciones de la seguridad de funcionamiento de sus centrales nucleares. La función del operador es, en realidad, una tarea directiva de recopilación de información, planificación y toma de decisiones, y sólo incluye un control más activo ocasionalmente, cuando se trastorna el servicio rutinario. El operador no es el principal sistema protector.
Todas las centrales nucleares modernas disponen de sistemas de control y seguridad automáticos muy fiables y sensibles, que protegen constantemente el reactor y demás componentes de la planta, y que generalmente tienen un diseño a prueba de fallos si se produce un corte de corriente. No es de esperar que el operador duplique o sustituya estos sistemas automáticos de control y protección. Sin embargo, sí debe ser capaz de parar el reactor casi instantáneamente si es necesario, así como de reconocer cualquier problema relacionado con el funciona- miento de la planta y responder al mismo, aumentando así la diversidad de la protección. El operador tiene que ser capaz de comprender, diagnosticar y prever la evolución de la situación global a partir de todos los datos suministrados por los sistemas automáticos de información y proceso de datos.
Se espera del operador que:

• comprenda cuáles son las condiciones normales de todos los sistemas importantes para el estado global de la planta;

• reconozca, con ayuda de los sistemas automáticos o de los mecanismos especiales de control, cuándo se dan condiciones anómalas y cuál es su importancia;
• sepa cómo responder correctamente para restaurar el funcionamiento normal de la planta o detener la planta en condiciones de seguridad.

sábado, 8 de mayo de 2010

Los combustibles y su manipulación (III)

El combustible nuevo que llega a la central eléctrica procedente de la fábrica productora no es significativamente radiactivo y puede manipularse manualmente o con herramientas de elevación/manipulación de manejo manual, sin necesidad de protección. Un montaje de combustible típico para un reactor PWR
o BWR consiste en unas 200 barras de combustible dispuestas en cuadro, de unos 4 m de largo, con un peso aproximado de 450 kg. Un reactor PWR o BWR de gran tamaño necesita alrededor de 200 montajes de estos. El combustible se manipula por medio de un puente-grúa y se coloca en estanterías verticales en seco en el almacén de combustible nuevo. Todas las operaciones de instalación de combustible nuevo en un reactor de agua ligera en servicio, como un PWR o BWR, se realizan bajo el agua, a profundidad suficiente para proteger a cualquier persona que pueda encontrarse por encima del reactor. Primero debe quitarse la tapa embridada de la vasija del reactor y retirar parte del combustible usado (en general, entre un tercio y la mitad del núcleo del reactor) usando el puente-grúa y el montacargas de manipulación de combustible. El combustible usado se deposita en bahías de almacenamiento llenas de agua. Puede ser nece- sario reorganizar los demás montajes de combustible usado del núcleo (generalmente moviéndolos hacia el centro del núcleo) para conformar la producción de energía en el reactor. Después, se instalan los montajes nuevos en los lugares vacantes. La recarga de un reactor de gran tamaño puede requerir de 2 a 6 semanas, dependiendo de los trabajadores disponibles y de la cantidad de combustible que haya que reemplazar.
El reactor CANDU y algunos reactores refrigerados con gas se recargan en funcionamiento utilizando equipos con control remoto que retiran el combustible usado e introducen los mazos o elementos de combustible nuevo. En el caso del CANDU, el combustible consiste en mazos de barras de combustible de medio metro de largo, aproximadamente 10 cm de diámetro y alrededor de 24 kg de peso. El combustible se recibe de fábrica en cajas de embalaje de cartón y se deposita en el almacén de combustible nuevo, listo para cargarlo al reactor. Los reactores en servicio suelen recargarse diariamente para mantener su reactividad. En un reactor CANDU de gran tamaño, la recarga normal es de 12 mazos diarios. Los mazos se colocan manualmente en un mecanismo de carga de combustible que, a su vez, los introduce en una máquina de recarga manejada a distancia desde la sala de control de la central. Para cargar combustible nuevo en el reactor, se maniobran dos máquinas de recarga controladas a distancia y conectadas a los extremos del canal horizontal de combustible que se va a recargar. Las máquinas abren el canal por ambos extremos, con el sistema refrigerante a presión y temperatura de trabajo, e introducen el combustible nuevo por un extremo y retiran el usado por el otro. Una vez instalados los mazos de combustible necesarios, vuelven a colocar los cierres de los canales y pasan a recargar otro canal o a descargar el combustible usado en la bahía llena de agua.
El combustible usado descargado de todos los reactores operativos es muy radiactivo y precisa refrigeración para no sobrecalentarse y un blindaje que evite la irradiación directa de equipos
u organismos vivos sensibles que se encuentren en las proximidades. Lo que suele hacerse es descargar el combustible usado en una piscina de almacenamiento donde el combustible quede cubierto por al menos 4 m de agua. Esto permite observar el combustible a través del agua con total seguridad y acceder al mismo para moverlo bajo el agua hasta un lugar de almacena- miento más duradero.
La radiactividad y el calor total generados por el combustible descargado disminuyen hasta alrededor de un 1 % de su valor inicial en un año, y hasta un 0,1 % en 10. Pasados de 5 a 10 años desde la descarga, la producción de calor habrá disminuido hasta el punto de que podrá retirarse el combustible de la piscina y almacenarse en seco en un contenedor, sólo con la circulación natural de aire alrededor del mismo. Sin embargo, seguirá siendo bastante radiactivo y necesitará un blindaje anti- rradiación durante muchos decenios. Habrá que evitar la inges- tión del material combustible por parte de organismos vivos durante mucho más tiempo.
La eliminación efectiva del combustible usado de los reactores de potencia todavía se encuentra en fase de desarrollo y aproba- ción. En varios países se está estudiando activamente su elimina- ción, pero todavía no se ha aprobado en ninguna parte del mundo. El concepto de almacenamiento subterráneo a gran profundidad en estructuras de roca estable se encuentra en fase de aprobación en Canadá, como método práctico y seguro de deshacerse de forma definitiva de estos residuos radiactivos de alto nivel. Sin embargo, parece que, aun cuando se apruebe este sistema hacia el año 2000, la eliminación real del combustible usado no se producirá hasta alrededor del 2025.



viernes, 7 de mayo de 2010

Los combustibles y su manipulación (II)

Durante estos procesos hay que tomar precauciones para asegurarse de que la cantidad de combustible enriquecido presente en un determinado lugar sea inferior a la que podría provocar una reacción de fisión en cadena importante, excepto, por supuesto, en el reactor. Esto impone restricciones de espacio para los materiales en las fases de fabricación, expedición y almacenamiento.
En cambio, el reactor CANDU utiliza uranio natural y su ciclo de combustible desde la extracción del mineral hasta la eliminación del combustible es muy sencillo, ya que no incluye fases de enriquecimiento y reprocesado. El combustible para el CANDU se fabrica de forma semiautomática en mazos redondos y de medio metro de largo integrados por 28 ó 37 barras de combustible que contienen gránulos de UO2. No hay limitaciones de espacio para la fabricación de combus- tible de uranio natural ni para el envío o almacenamiento de combustible nuevo o usado. La inmovilización y eliminación de combustible usado del CANDU se está desarrollando desde hace
17 años en Canadá, y en la actualidad se encuentra en fase de aprobación del concepto.
En todos los reactores de potencia operativos, con excepción del Magnox, el componente básico del combustible del reactor es el gránulo cilíndrico de combustible, compuesto de dióxido de uranio (UO2) en polvo compactado y sinterizado para obtener las características cerámicas y de densidad necesarias. Estos gránulos sinterizados, que van sellados en tubos sin costuras de acero inoxidable o de una aleación de zirconio formando los elementos o barras de combustible, son químicamente inertes con respecto a su material de encamisado a las temperaturas y presiones normales en el reactor. Aunque la camisa se deteriore

o se raje y el refrigerante entre en contacto con el UO2, este material cerámico retendrá la mayoría de los productos de fisión radiactivos y resistirá el deterioro provocado por el agua a elevada temperatura.
Los reactores Magnox utilizan combustible de uranio natural con camisa de magnesio y trabajan perfectamente a temperaturas relativamente altas, porque el refrigerante (dióxido de carbono) no reacciona con estos metales en seco.
El objetivo básico del diseño de las barras de combustible de un reactor nuclear es transferir el calor generado por la fisión al refrigerante, manteniendo al mismo tiempo la integridad de las barras incluso en las condiciones transitorias más severas. La realización de vastas pruebas de laboratorio en materia de transferencia térmica con combustible simulado para aplicaciones en todo tipo de reactores operativos ha demostrado que un combustible de diseño específico y autorizado puede resistir con márgenes de seguridad adecuados a la máximas condiciones previstas de calor transitorio en el reactor.

jueves, 6 de mayo de 2010

Enfermedades no malignas (II)

Los compuestos de azufre reducido (como el sulfuro de hidró geno, dimetil bisulfuros y mercaptanos) son fuertes irritantes oculares y pueden producir dolores de cabeza y ná useas en algunos trabajadores. Estos compuestos presentan muy bajo umbral olfativo (a niveles de parte por mil millones) para quienes no han estado expuestos previamente; en cambio, entre los rabajadores más antiguos, los umbrales olfativos son considerablemente más altos. Concentraciones del orden de 50 a 200 ppm producen fatiga olfativa e impiden percibir el característico olor
a “huevos podridos”. La exposició n a concentraciones má s altas puede producir pé rdida del conocimiento, pará lisis respiratoria y muerte. En las fá bricas de pasta se han producido accidentes mortales relacionados con la exposició n a compuestos de azufre reducido.
Se informa que la mortalidad cardiovascular ha aumentado entre los trabajadores de esta industria con indicios de una posible relació n con la exposició n a compuestos de azufre redu- cido (Jä ppinen, 1987; Jä ppinen y Tola, 1990). Sin embargo, otras causas de tal incremento de la mortalidad pueden ser la exposición al ruido y el trabajo por turnos, habié ndose relacionado
ambos con el aumento del riesgo de cardiopatía isqué mica en otras industrias.
Entre las alteraciones cutá neas observadas en los trabajadores de las fá bricas de pasta y papel figuran las quemaduras graves, químicas y té rmicas, y la dermatitis de contacto (ambas irri- tantes y alé rgicas). Los trabajadores de las fá bricas de pasta kraft sufren frecuentemente quemaduras con á lcalis como conse- cuencia del contacto con los licores calientes de la producció n y con las lechadas de hidró xido cá lcico del proceso de recuperación. La dermatitis de contacto es má s frecuente entre los traba- jadores de las fá bricas de transformados de papel, porque muchos de los aditivos, desespumantes, biocidas, tintas y colas utilizados en la fabricació n del papel y productos de papel son irritantes y sensibilizantes cutá neos. La dermatitis puede produ- cirse por el contacto directo con los propios aditivos o por el manejo del papel o productos del papel recién tratados.
El ruido es un peligro significativo en la totalidad de la industria de pasta y papel. El Departamento de Trabajo de Estados Unidos estima que hay niveles de ruido superiores a 85 dBA en má s del 75 % de las fá bricas de papel e industrias de productos afines, en comparació n con el 49 % del sector manufacturero en general, y que má s del 40 % de los trabajadores está n regularmente expuestos a niveles de ruido superiores a 85 dBA (Depar- tamento de Comercio 1993). Los niveles de ruido en las inmediaciones de las má quinas de papel, astilladoras y calderas de recuperació n tienden a superar sobradamente los 90 dBA. Las operaciones de transformació n tambié n tienden a generar niveles altos de ruido. El empleo de cabinas de control cerradas permite reducir la exposició n cerca de las má quinas de papel. En la transformació n, donde el operador ha de situarse habitualmente cerca de la má quina, se utiliza rara vez este tipo de medidas. Sin embargo, donde se han aislado las má quinas transformadoras, ha decrecido la exposició n tanto al polvo del papel como al ruido.
Se observa una excesiva exposició n al calor en los trabajadores adscritos a las zonas de las má quinas de papel, donde se registran temperaturas de 60 C, aunque en la literatura científica publicada no hay estudios sobre los efectos de esta exposición al calor.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Enfermedades no malignas

Los trastornos respiratorios agudos y cró nicos son los problemas sanitarios mejor documentados entre los trabajadores de las fá bricas de pasta y de papel (Toré n, Hagberg y Westberg 1996). La exposició n a concentraciones extremadamente altas de cloro, dió xido de cloro o dió xido de azufre pueden deberse a escapes de gas o a fallos en otros procesos. En los trabajadores expuestos se desarrollan lesiones agudas de pulmó n producidas por los productos químicos, con inflamación de las vías respiratorias y encharcamiento de los pulmones, que requieren hospitalizació n. La gravedad del dañ o depende de la duració n y de la intensidad de la exposició n y del gas implicado. Si el trabajador supera el episodio agudo, puede recuperarse totalmente. Sin embargo, en
incidentes de exposició n menos intensa (tambié n como resultado de una serie de escapes o de fugas), la exposició n aguda al cloro o al dió xido de cloro puede producir el desarrollo ulterior de asma. Este asma causada por la irritació n, segú n se ha informado en numerosos casos y en recientes estudios epidemioló gicos, y tal como la evidencia actual indica, persiste muchos añ os despué s de la exposició n. Trabajadores igualmente expuestos en incidentes de menor intensidad, que no han desarrollado asma, pueden sufrir de forma persistentemente irritació n nasal creciente, tos, sibilancias y disminució n de la capacidad pulmonar. Los trabaja- dores que má s riesgo corren con estos incidentes de exposició n son los de mantenimiento, plantas de blanqueo y construcció n de las propias fá bricas de pulpa. La exposició n a altos niveles de dió xido de cloro causa tambié n irritació n ocular y sensació n de halo alrededor de las luces.
Algunos estudios de mortalidad indican que ha aumentado el riesgo de muerte por enfermedades respiratorias entre los traba- jadores de las fá bricas de pasta expuestos al dió xido de azufre
y al polvo de papel (Jä ppinen y Tola 1990; Torén, Jä rvholm y Morgan 1989). Tambié n se informa del aumento de los síntomas respiratorios en trabajadores de fá bricas de sulfito, permanentemente expuestos a niveles bajos de dió xido de azufre (Skalpe 1964), aunque normalmente no se informa de obstrucció n de las vías respiratorias entre los colectivos de trabajadores de fá bricas de pasta en general. Se registran asimismo síntomas de irritació n respiratoria en los trabajadores expuestos a altas concentraciones de terpenos en el aire en los procesos de recu- peració n de trementina, frecuentes en las fá bricas de pasta. El polvo de papel blando, segú n se informa, está asociado con el aumento del asma y de las enfermedades obstructivas pulmonares crónicas (Toré n, Hagberg y Westberg 1996).
La exposició n a los microorganismos, sobre todo en las inme- diaciones de pilas de astillas de madera, descortezados y lodos prensados, aumenta el riesgo de hipersensibilidad pulmonar. Parece que la evidencia se limita a casos aislados de neumonitis por hipersensibilidad, que puede derivar en cicatrices pulmonares. La bagazosis, o neumonitis por hipersensibilidad, relacio- nada con la exposició n a microorganismos termofílicos y al bagazo (un subproducto de la cañ a de azú car), se observa todavía en fá bricas que utilizan bagazo para obtener fibra.
Otros peligros respiratorios típicos de esta industria son los relacionados con humos de la soldadura del acero inoxidable y del amianto (vé anse “Amianto”, Níquel” y “Cromo” y otros en esta misma Enciclopedia). Los trabajadores de mantenimiento son el grupo má s proclive al riesgo de estas exposiciones.

martes, 4 de mayo de 2010

LESIONES Y ENFERMEDADES NO MALIGNAS

Lesiones
En general, en esta industria se dispone de estadísticas limitadas sobre las tasas de accidentes. En Finlandia, esta tasa fue en 1990 inferior a la media; en Canadá , las tasas de 1990 a 1994 fueron semejantes a las de otras industrias; en Estados Unidos, la tasa de 1988 fue ligeramente superior a la media; en Suecia y Alemania las tasas fueron del 25 % y del 70 % por encima de la media (OIT 1992; Worker’s Compensation Board of British Columbia 1995).
Los factores de riesgo má s corrientemente encontrados en accidentes graves o mortales de la industria del papel y la pasta de papel son el propio equipo de fabricació n utilizado, y el tamañ o y peso extremadamente elevados de las balas o bobinas de pasta y de papel. Seguía un estudio oficial realizado en Estados Unidos, en 1993, sobre accidentes de trabajo mortales desde 1979 a 1984 en fá bricas de pasta, papel y cartó n (Depar- tamento de Comercio 1993), el 28 % correspondieron a operarios atrapados entre los rodillos giratorios o en otro equipo (“puntos de atrapamiento”) y el 18 % a trabajadores arrollados por objetos en caída o rodantes, especialmente balas y bobinas. Otras causas son la electrocució n, la inhalació n de sulfuro de hidró geno y de otros gases tó xicos, las quemaduras masivas té rmicas/químicas y, en un caso, un golpe de calor. Se observa que el nú mero de accidentes graves relacionados con las má quinas ha disminuido con la instalació n de equipo nuevo en algunos países. En el sector de transformació n, el trabajo monó - tono y repetitivo y el empleo de equipo mecanizado, con velo- cidad y fuerza má s elevadas, es cada vez má s corriente. Aunque no se dispone de datos específicos del sector, se espera que aumentará n las tasas de lesiones por sobreesfuerzos relacionados con el trabajo repetitivo.

lunes, 3 de mayo de 2010

Acción preventiva

Los principales peligros profesionales que se producen en la cría de rumiantes son las lesiones, problemas respiratorios y zoonosis.
(Véase el cuadro “Lista de comprobación de las prácticas de seguridad en la cría de animales”).

Hay que mantener en buenas condiciones los escalones de las escaleras, y nivelar los suelos para reducir los riesgos de caídas. Hay que vigilar las correas de transmisión, las taladradoras, los arietes hidráulicos y los equipos de afilado de las esquiladoras. Los cables eléctricos han de estar en buenas condiciones para prevenir las descargas eléctricas. Hay que garantizar las ventilación siempre que se utilicen motores de combustión interna en los establos.
La formación y la experiencia en el manejo adecuado de los animales ayuda a prevenir las lesiones relacionadas con el comportamiento de los animales. Para manejar los animales de forma segura hay que comprender los componentes innatos y adquiridos del comportamiento animal. Las instalaciones han de estar diseñadas de forma que los trabajadores no tengan que estar con los animales en zonas pequeñas o cerradas. La ilumina- ción debe ser difusa, porque las luces intensas pueden confundir
a los animales y hacer que se pierdan. Los ruidos o movimientos repentinos puede asustar a las vacas, haciendo que aplasten a una persona contra superficies duras. Hasta el hecho de colgar ropa en las vallas de forma que ondee al viento puede asustar al ganado. Hay que acercarse a los animales de frente, para no asustarlos. Evite el uso de pinturas de contraste en las instala- ciones para el ganado, porque los animales reducirán su marcha
o se pararán las verlas. Hay que evitar las sombras en el suelo, porque los animales pueden negarse a cruzarlas (Gillespie 1997). Los riesgos de exposición al polvo orgánico pueden evitarse de diversas maneras. Los trabajadores deben ser conscientes de los efectos sobre la salud de la respiración de polvo orgánico,
y deben informar a su médico de las exposiciones recientes al polvo cuando consulten por problemas respiratorios. Si se evita que se estropeen los alimentos puede reducirse al mínimo la posibilidad de exposición a las esporas de hongos. Para evitar estos peligros, los trabajadores deben emplear equipos mecá- nicos para trasladar los materiales en descomposición. Los operadores de las explotaciones deben emplear sistemas de ventilación por aspiración y métodos de supresión de polvo por humedad para reducir al mínimo la exposición. Hay que llevar mascarillas adecuadas cuando no sea posible evitar la exposición al polvo orgánico (NIOSH 1994).
La prevención de las zoonosis depende de la limpieza de las instalaciones, la vacunación de los animales, la cuarentena de los animales enfermos y la evitación del contacto con animales enfermos. Al tratar animales enfermos hay que llevar guantes de goma para evitar los contagios por cortes en las manos. Los trabajadores que caigan enfermos tras el contacto con un animal enfermo deben acudir al médico (Gillespie 1997).

domingo, 2 de mayo de 2010

Peligros II

Quienes tratan con ganado tienen el riesgo de presentar enfermedades respiratorias debido a la exposición a polvos inha- lados. Una enfermedad habitual es el síndrome tóxico por polvo orgánico. Este síndrome puede aparecer tras la exposición a elevadas concentraciones de polvos orgánicos contaminados por microorganismos. Aproximadamente el 30 al 40 % de los traba- jadores que se ven expuestos a polvos orgánicos presentará este síndrome, que incluye los trastornos que se muestran en la Tabla 70.18; en ella también figuran otras afecciones respirato- rias (NIOSH 1994).
Los esquiladores y trasquiladores de ovejas afrontan diversos peligros. Durante el esquilado pueden producirse cortes y abrasiones. Las pezuñas y los cuernos de los animales también son peligros potenciales. Los resbalones y caídas son peligros siempre presentes cuando se manejan animales. A veces las bate- rías para las esquiladoras se llevan en cinturones, y hay que tomar precauciones. También hay peligros eléctricos. Los esqui- ladores tienen también peligros posturales, sobre todo en la espalda, como resultado de la maniobra de atrapar a la oveja y darle la vuelta. Si se sujeta al animal entre las piernas se tensa mucho la espalda, y los movimientos de torsión son frecuentes al esquilar. El esquilado manual suele producir tenosinovitis.
El control de los insectos de vacas, ovejas y cabras mediante plaguicidas en aerosol o en polvo puede exponer a los trabajadores al plaguicida. Cuando se sumerge a las ovejas en baños plaguicidas, el manejo del animal o el contacto con la solución del baño o con la lana contaminada también puede exponer a los trabajadores al plaguicida (Gillespie 1997).
Las zoonosis más habituales son la rabia, la brucelosis, la tuberculosis bovina, la triquinosis, la salmonelosis, la leptospirosis, la tiña, las tenias, la ectima contagiosa, la fiebre Q y la fiebre manchada. Las enfermedades que pueden contraerse tratando con el pelo o la lana son el tétanos, la salmonelosis producida al etiquetar y sujetar a los animales, la leptospirosis, el
ántrax y las enfermedades por parásitos.
Las heces y la orina de los animales son también un mecanismo de infección para los trabajadores. El ganado constituye una reserva de criptosporidosis, enfermedad que puede ser transmitida del ganado a los seres humanos por la vía fecaloral. Los terneros con diarrea pueden albergar esta enfermedad. La esquistosomiasis, una enfermedad producida por duelas hemá- ticas, se encuentra en las vacas, los búfalos de agua y otros animales, en diversas partes del mundo; su ciclo vital empieza en los huevos excretados por orina y heces que se convierten en larvas, entran en los caracoles, luego a pasan a cercarias que nadan en libertad y se adhieren a la piel de los seres humanos, atravesándola. La penetración puede producirse cuando los trabajadores vadean el agua.
Algunas zoonosis son enfermedades virales transmitidas por artrópodos. Los vectores primarios de estas enfermedades son los mosquitos, las garrapatas y los flebotomos. Entre estas enfer- medades se encuentras las encefalitis transmitidas por garra patas y por la leche de oveja, las babesiosis transmitidas por las garrapatas de las vacas y la fiebre hemorrágica de Crimea- Congo (fiebre hemorrágica de Asia central) transmitida por mosquitos y garrapatas a partir de vacas, ovejas y cabras (como huéspedes intermediarios) cuando se producen epizootias (Benenson 1990; Mullan y Murthy 1991).


sábado, 1 de mayo de 2010

Peligros

La Tabla 70.17 muestra otros procesos relacionados con el manejo del vacuno, ovino y caprino, y las exposiciones peligrosas con las que se asocian. En un estudio de Estados Unidos (Meyers 1997), el manejo del ganado representó el 26 % de las lesiones con absentismo. Este porcentaje fue mayor que el de cualquier otra actividad agrícola, como se muestra en la Figura 70.5. Cabe suponer que estas cifras sean representativas de la tasa de lesiones en otros países industrializados. En los países en los que los animales de tiro son habituales, lo lógico es que sean más elevadas. Las lesiones producidas por el ganado suelen producirse en dependencias de la explotación o en su vecindad. El ganado produce lesiones al dar coces o pisar a las personas o aplastarlas contra una superficie dura, como la pared del establo. Las personas también pueden resultar heridas al caerse mientras trabajan con vacas, ovejas y cabras. Los toros provocan las lesiones más graves. La mayor parte de los lesionados son miembros de la familia, no trabajadores contratados. El cansancio puede reducir la capacidad de juicio, de modo que aumenta la posibilidad de lesión (Fretz 1989).
El ganado adopta comportamientos que pueden producir lesiones a los trabajadores. El instinto gregario es fuerte en animales como las vacas o las ovejas, y la imposición de límites como son el aislamiento o el excesivo hacinamiento pueden dar lugar a patrones de comportamiento inhabituales. La respuesta refleja es un comportamiento defensivo habitual en los animales,

y puede ser prevista. El territorialismo es otro comportamiento previsible. Cuando un animal es apartado de su dominio habi- tual y colocado en confinamiento, se resiste de modo reflejo. Los animales que han de pasar por pasillos para cargarlos en los medios de transporte mostrarán el reflejo que les lleva a resis- tirse con fuerza.
En las explotaciones de producción de vacuno, ovino y caprino son numerosas las zonas peligrosas. Se trata de los suelos resbaladizos, los depósitos de estiércol, los corrales, las zonas polvorientas donde se guarda el alimento, los silos, los equipos mecanizados para alimentación y las zonas de confinamiento de los animales. Estas últimas pueden tener depósitos de estiércol, que pueden emitir gases letales. (Gillespie 1997).
El golpe de calor y el ictus son peligros potenciales. La intensa actividad física, el estrés y la tensión, el calor, la elevada humedad y la deshidratación producida por la falta de agua potable contribuyen a estos peligros.