lunes, 21 de julio de 2008

Mujeres pescadoras: Leslie Leyland Fields

...Las mujeres só lo pedían igualdad de trato y de oportunidades. Algo que no se da automá ticamente en un trabajo en que necesitas la fuerza para subir una trampa de cangrejos de 130 libras que se balancea en el aire, la entereza para resistir 36 horas de trabajo seguidas sin dormir, la sangre fría para conducir un palangrero de 150 caballos a toda velocidad cerca de los arrecifes y la habilidad manual para realizar reparaciones en un motor de gasó leo, remendar redes, manejar aparatos hidrá ulicos. Es lo que se necesita para imponerse y sacar pescado; es lo que las mujeres deben demostrar a los hombres escé pticos. Y por último, tambié n hay resistencias procedentes de otra parte: de otras mujeres, las esposas de los pescadores (p 53).
Esto es parte de lo que, para mí, es ser patrón de buque...Tienes en tus manos la vida de dos, tres o cuatro personas. Tienes que pagar decenas de miles de dó lares cada año por el barco y el seguro... tienes que pescar. Te las ves con una mezcla poten- cialmente explosiva de personalidades y costumbres de trabajo. Tienes que tener amplios conocimientos de navegació n, meteorología, reglamentos de pesca; tienes que saber utilizar y reparar hasta cierto punto toda una gama de aparatos electró nicos de alta tecnología que constituyen el cerebro del barco... Y no se acaba ahí.
¿Por qué hay gente que se muestra dispuesta a cargar con todo este peso? Eso es otra cuestió n, por supuesto. Por ponerlo de una forma positiva, está la independencia del patró n de barco, un grado de autonomía que raramente se encuentra en otras profesiones. Tú personalmente controlas la vida dentro de tu arca. Puedes decidir dó nde vas a pescar, cuá ndo vas a salir, a qué velo- cidad vas a navegar, durante cuá nto tiempo y cuá n duramente debe trabajar la tripulació n, cuá nto tiempo ha de dormir cada uno, las condiciones meteoroló gicas en que vas a trabajar, el grado de riesgo que correrá s, el tipo de comida que comerá s... (p. 75).
In 1992 naufragaron 44 buques en Alaska, 87 personas fueron rescatadas y 35 fallecieron. En la primavera de 1988 fallecieron 44 personas con la llegada de una niebla helada que se tragó barcos y tripulación. Para poner estas cifras en perspectiva, el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo informa que la tasa anual de mortalidad en todas las profesiones en EE.UU. es de un 7 por 100.000 trabajadores. En la pesca comercial en Alaska, esta tasa se eleva a 200 por 100.000, lo que lo convierte en el trabajo con mayor riesgo de muerte del país. Entre los pescadores de cangrejo, cuya temporada transcurre en invierno, la tasa es de 660 por 100.000, es decir, casi 100 veces la media nacional (p. 98).

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