Posteriormente, las aves se someten a la acción de una máquina que les corta las patas. Estas pueden transportarse por separado a un área de elaboración independiente para su limpieza, clasificación por tamaño, selección, refrigeración y envasado para el mercado asiático.
Las aves deben volverse a colgar de otras argollas antes de entrar en la sección de extracción de vísceras de la fábrica. La forma de las argollas en esta fase es ligeramente diferente y suelen ser más largas. La automatización en esta parte del proceso puede aplicarse de inmediato (véase la Figura 67.7). No obstante, los trabajadores deben estar pendientes de los bloqueos de las máquinas, de volver a colgar las aves que se caen y de cortar manualmente las patas a tijera si la desjarretadora no corta adecuadamente. Desde el punto de vista de la elaboración y de los costes, es esencial que se utilicen todas las argollas. Volver a colgar las aves exige de los trabajadores la realización de movimientos muy repetitivos y la adopción de posturas incómodas (elevación de los codos y de los hombros), por lo que corren un mayor riesgo de sufrir trastornos por traumatismos acumulados (TTA).
En caso de avería o desajuste de la maquinaria, debe dedicarse un gran esfuerzo a la restitución de las líneas, en ocasiones a costa de la seguridad de los trabajadores. Al tratar de acceder a los puntos pertinentes de los equipos, puede que los trabajadores de mantenimiento no se entretengan en conse- guir una escalera y se suban a la parte superior de las máquinas húmedas y resbaladizas. Las caídas constituyen un riesgo. Cuando se adquieren e instalan estos equipos, debe preverse la disposición de un acceso y un mantenimiento sencillos. Es necesario instalar en cada máquina puntos de bloqueo e interruptores. El fabricante debe considerar el medio ambiente y las condiciones peligrosas en las que ha de llevarse a cabo el mantenimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario