La US Environmental Protection Administration (EPA) ha enviado al Congreso de Estados Unidos un informe provisional sobre contaminantes atmosféricos peligrosos de las compañías eléctricas, tal como exigían las enmiendas de 1990 a la ley de aire limpio. La EPA debía analizar los riesgos de las instalaciones generadoras de electricidad a partir del vapor obtenido de los combustibles fósiles. La conclusión fue que dichas emisiones no constituyen ningún riesgo para la salud pública. Las conclusiones acerca del mercurio se han retrasado en espera de estudios adicionales. Un completo estudio realizado por el Electric Power Research Institute en centrales eléctricas alimentadas por combustibles fósiles indica que más del 99,5 % de las centrales de este tipo no presentan riesgos de cáncer superiores al umbral de 1 caso por millón (Lamarre 1995), en comparación con el riesgo inducido por todas las fuentes de emisión, que se estima en 2.700 casos anuales.
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