Los esfuerzos de investigación sobre campos electromagnéticos (CEM) se han incrementado en todo el mundo desde que se publicó el estudio de Wertheimer y Leeper en 1979. Dicho estudio sugería la existencia de una relación entre el cáncer infantil y los cables eléctricos situados cerca de las viviendas. Los estudios publicados desde entonces no han sido concluyentes y no han confirmado la causalidad. De hecho, los estudios epidemioló gicos posteriores han apuntado posibilidades que requieren más conocimientos y datos para empezar a extraer conclusiones razo- nables. Algunas de las dificultades encontradas para realizar un buen estudio epidemiológico se deben a los problemas de evalua- ción (es decir, la medición de la exposición, la caracterización de la fuente y los niveles de los campos magnéticos en las residencias). Aunque el estudio más reciente publicado por el Consejo Nacional de Investigación de la Academia Nacional de Ciencias (1996) determinó que no había suficientes evidencias para considerar que los campos eléctricos y magnéticos puedan suponer una amenaza para la salud humana, es probable que este asunto siga siendo objeto de la atención pública hasta que la ansiedad propagada sea mitigada por futuros estudios e investigaciones que demuestren la ausencia de efecto alguno.
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