domingo, 13 de febrero de 2011

PRODUCCION DE AVES DE CORRAL Y DE HUEVOS

La producción agrícola de aves que pesan 18 kg o menos incluye no sólo pollos, pavos, gansos y pintadas, sino también aves de caza, como perdices, codornices, urogallos y faisanes. Aunque algunas de estas aves se crían al aire libre, la mayor parte de la producción de aves de corral y huevos se produce en instalaciones de confinamiento o corrales especialmente diseñados. Las aves grandes que pesan entre 40 y 140 kg, como casuarios, ñandúes y avestruces, también se crían en granjas por su carne, huevos, piel, plumas y grasa. Pero debido a su mayor tamaño la mayor parte de estas aves, que se conocen en conjunto como rátidas, suelen criarse al aire libre en zonas valladas que contienen refugios para ellas.
Los pollos y pavos constituyen la mayor parte de las aves de corral que se producen en el mundo. Los agricultores de Estados Unidos producen al año un tercio de los pollos del mundo, más que los seis siguientes países productores de pollos juntos (Brasil, China, Japón, Francia, Reino Unido y España). Igualmente, más de la mitad de la producción mundial de pavos tiene lugar en los Estados Unidos, seguidos por Francia, Italia, Reino Unido y Alemania.
Aunque en Estados Unidos ya había producción comercial de pollo en 1880, la producción se aves de corral y huevos no se consideró como industria a gran escala hasta 1950 aproximada- mente. En 1900, un pollo pesaba un poco menos de un kilo a las
16 semanas. Antes de que la producción de aves de corral se convirtiera en industria, los pollos que se compraban para comer eran estacionales, y abundaban más al principio del verano. Las mejoras en las prácticas de alimentación, el uso del alimento para engorde, procesado y comercialización, el aloja- miento y el control de las enfermedades contribuyeron al creci- miento de la industria de las aves de corral. La disponibilidad de vitamina D artificial también fue una contribución fundamental. Todas estas mejoras lograron que la producción de pollo durara todo el año, que los periodos de producción fueran más cortos y que aumentara el número de aves alojadas a la vez, de sólo unos pocos cientos a varios miles. La producción de pollos tiernos (pollos de 7 semanas que pesan unos 2 kg) aumentó espectacularmente en Estados Unidos, de 143 millones de pollos en 1940, a 631 millones en 1950, a 1.800 millones en 1960
(Nesheim, Austic y Card 1979). Los agricultores estadounidenses produjeron unos 7.600 millones de pollos tiernos en 1996
(USDA 1997).
La producción de huevos también ha sufrido un aumento espectacular, similar al de la producción de pollos tiernos. A comienzos del siglo XX, una ponedora producía unos
30 huevos al año, la mayor parte en primavera. Hoy en día, la media anual por ponedora está por encima de los 250 huevos.
La cría de rátidas se dedica sobre todo al avestruz africano, al emú y al casuario australianos y al ñandú suramericano.
(La Figura 70.6 muestra un rebaño de avestruces, y la Figura 70.7, uno de emús). La cría de rátidas empezó en Sudáfrica al finales del siglo XIX, en respuesta a la moda del uso de las plumas de las alas y de la cola de los avestruces. Aunque las plumas de avestruz ya no decoran los sombreros ni la ropa, la producción comercial continúa no sólo en Sudáfrica, sino también en otros países africanos, como Namibia, Zimbabue y Kenia. También se crían rátidas en Australia, Alemania, Reino Unido, Italia, China y Estados Unidos. La popularidad de la carne de estas aves está creciendo porque se trata de carne roja con textura y sabor de ternera, pero con una nivel de grasas saturadas muy inferior

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