Las lesiones asociadas con las operaciones de recolección modernas está n relacionadas con los tractores, la maquinaria, el equipo de manipulació n de cereales y las instalaciones de almacenamiento. Desde el decenio de 1950, los tractores han contribuido a aproximadamente la mitad de todas las víctimas, siendo el principal factor contribuyente los vuelcos. Se ha demostrado que la utilizació n de estructuras de protección contra vuelcos (EPV) es la estrategia de intervención má s importante en la reducció n del nú mero de víctimas (Deere & Co. 1994). Otras características de diseñ o que mejoran la segu- ridad y salud de los operarios de los tractores son unas bases má s anchas para las ruedas y unos diseñ os que bajan el centro de gravedad para mejorar la estabilidad, unas cabinas para todo tipo de condiciones climá ticas a fin de reducir la exposición a los elementos y al polvo, unos asientos y mandos ergonó micamente diseñ ados y la reducció n en los niveles de ruido.
No obstante, el problema de las lesiones asociadas a los tractores sigue siendo importante y una preocupació n cada vez mayor en zonas que se mecanizan con rapidez, como China y la India. En muchas á reas del mundo, el tractor se utiliza má s como vehículo de transporte por carretera o como fuente de energía estacionaria que para cultivar los campos, tarea para la que fue diseñ ado. En estas á reas, los tractores se introducen en muchos casos con una formació n mínima del operador y se utilizan ampliamente como medio de transporte de muchos pasajeros, otro uso para el que no han sido diseñ ados. Como consecuencia, los atropellos de pasajeros que han caído al suelo durante el trabajo se han convertido en la segunda causa de víctimas asociadas a los tractores. Si continú a la tendencia a la mayor utilizació n de EPV, los atropellos podrían pasar a ser la principal causa de mortalidad relacionada con ellos en todo el mundo.
A pesar de utilizarse menos horas al año que los tractores, la maquinaria de recolecció n, como las cosechadoras, es responsable de aproximadamente el doble de accidentes por cada 1.000 unidades (Etherton y cols. 1991). Estas lesiones a menudo se producen durante el mantenimiento, reparación o ajuste de la má quina, cuando aú n está n en marcha sus componentes (NSC 1986). Recientemente se han realizado algunos cambios de diseñ o que incorporan má s advertencias y enclavamientos pasivos y activos para el operador, como la instalación de interruptores de seguridad en su asiento para impedir el funcionamiento de la máquina cuando nadie está sentado, y la reducció n del nú mero de puntos de mantenimiento para disminuir así la exposició n en funcionamiento. No obstante, muchos de estos conceptos de diseñ o son voluntarios, y frecuentemente se omiten
y no se incorporan en todas las cosechadoras.
El equipo de recolecció n de heno y forraje expone a los trabajadores a riesgos similares a los que plantean las cosechadoras. Este equipo contiene componentes que cortan, aplastan, trituran, pican y soplan el cultivo a gran velocidad, dejando muy poco margen para el error humano. Como en la recolecció n de cereales, la de heno y forraje debe tener lugar en el momento adecuado, con el fin de evitar dañ os a las cosechas. Se produce así el estré s añ adido de terminar las tareas rá pidamente, que, junto a los riesgos de la maquinaria, lleva con frecuencia a lesiones (Murphy y Williams 1983).
Tradicionalmente, las empacadoras de heno han sido una fuente frecuente de lesiones graves. Estas má quinas se utilizan en algunas de las condiciones má s rigurosas que se dan en la reco- lecció n. Las altas temperaturas, el terreno á spero, el polvo y la necesidad de frecuentes ajustes contribuyen a una elevada tasa de lesiones. La conversió n en grandes fardos o balas de heno y los sistemas mecá nicos han mejorado la seguridad con algunas pocas excepciones, como ocurrió con la introducció n de los primeros diseñ os de la empacadora redonda. Los rollos de compresió n de la parte frontal de esta má quina provocaron un gran nú mero de amputaciones de manos y brazos. Este diseñ o fue sustituido má s tarde por una unidad de recogida menos agresiva, que prá cticamente eliminó el problema.
El fuego es un problema potencial para muchos tipos de operaciones de recolecció n. Los cultivos que se deben secar hasta una humedad inferior al 15 % para su almacenamiento correcto constituyen un excelente combustible cuando se inflaman. Las cosechadoras combinadas y las cosechadoras de algodó n son especialmente vulnerables a los incendios durante el trabajo de campo. Se ha demostrado que características de diseñ o tales como el uso de motores diesel y de sistemas elé c- tricos protegidos, un mantenimiento adecuado del equipo y el acceso del operario a extintores disminuyen el riesgo de dañ os o lesiones relacionados con el fuego (Shutske y cols. 1991).
El ruido y el polvo son otros dos riesgos intrínsecos a las operaciones de recolecció n. Ambos pueden afectar a largo plazo a la salud de los operadores de las má quinas. La inclusión de cabinas con un medio ambiente controlado ha permitido reducir la exposició n. En todo caso, la mayor parte de los agri- cultores se benefician ya de esta medida de seguridad. El uso de equipo de protecció n individual como tapones para los oídos y mascarillas antipolvo desechables ofrece un medio alternativo, pero menos eficaz, de protecció n frente a estos riesgos.
A medida que las operaciones de recolecció n se mecanizan en todo el mundo, se produce una transició n de las lesiones relacionadas con el medio ambiente, con los animales o con las herramientas manuales a las causadas por las má quinas. La experiencia de los agricultores y de los fabricantes de é stos será
ú til para reducir el período de adaptación y prevenir las lesiones causadas por la falta de adaptació n y el diseñ o inadecuado. En todo caso, la experiencia de los agricultores incluso con el equipo má s moderno sugiere que el problema de las lesiones no se eliminará completamente. Los errores del operador y el diseñ o de la máquina seguirán desempeñando un papel importante como causas de lesiones. Por lo demás es incuestionable que, además de una mayor productividad, el proceso de mecanización ha reducido significativamente los riesgos asociados con la recolección
No obstante, el problema de las lesiones asociadas a los tractores sigue siendo importante y una preocupació n cada vez mayor en zonas que se mecanizan con rapidez, como China y la India. En muchas á reas del mundo, el tractor se utiliza má s como vehículo de transporte por carretera o como fuente de energía estacionaria que para cultivar los campos, tarea para la que fue diseñ ado. En estas á reas, los tractores se introducen en muchos casos con una formació n mínima del operador y se utilizan ampliamente como medio de transporte de muchos pasajeros, otro uso para el que no han sido diseñ ados. Como consecuencia, los atropellos de pasajeros que han caído al suelo durante el trabajo se han convertido en la segunda causa de víctimas asociadas a los tractores. Si continú a la tendencia a la mayor utilizació n de EPV, los atropellos podrían pasar a ser la principal causa de mortalidad relacionada con ellos en todo el mundo.
A pesar de utilizarse menos horas al año que los tractores, la maquinaria de recolecció n, como las cosechadoras, es responsable de aproximadamente el doble de accidentes por cada 1.000 unidades (Etherton y cols. 1991). Estas lesiones a menudo se producen durante el mantenimiento, reparación o ajuste de la má quina, cuando aú n está n en marcha sus componentes (NSC 1986). Recientemente se han realizado algunos cambios de diseñ o que incorporan má s advertencias y enclavamientos pasivos y activos para el operador, como la instalación de interruptores de seguridad en su asiento para impedir el funcionamiento de la máquina cuando nadie está sentado, y la reducció n del nú mero de puntos de mantenimiento para disminuir así la exposició n en funcionamiento. No obstante, muchos de estos conceptos de diseñ o son voluntarios, y frecuentemente se omiten
y no se incorporan en todas las cosechadoras.
El equipo de recolecció n de heno y forraje expone a los trabajadores a riesgos similares a los que plantean las cosechadoras. Este equipo contiene componentes que cortan, aplastan, trituran, pican y soplan el cultivo a gran velocidad, dejando muy poco margen para el error humano. Como en la recolecció n de cereales, la de heno y forraje debe tener lugar en el momento adecuado, con el fin de evitar dañ os a las cosechas. Se produce así el estré s añ adido de terminar las tareas rá pidamente, que, junto a los riesgos de la maquinaria, lleva con frecuencia a lesiones (Murphy y Williams 1983).
Tradicionalmente, las empacadoras de heno han sido una fuente frecuente de lesiones graves. Estas má quinas se utilizan en algunas de las condiciones má s rigurosas que se dan en la reco- lecció n. Las altas temperaturas, el terreno á spero, el polvo y la necesidad de frecuentes ajustes contribuyen a una elevada tasa de lesiones. La conversió n en grandes fardos o balas de heno y los sistemas mecá nicos han mejorado la seguridad con algunas pocas excepciones, como ocurrió con la introducció n de los primeros diseñ os de la empacadora redonda. Los rollos de compresió n de la parte frontal de esta má quina provocaron un gran nú mero de amputaciones de manos y brazos. Este diseñ o fue sustituido má s tarde por una unidad de recogida menos agresiva, que prá cticamente eliminó el problema.
El fuego es un problema potencial para muchos tipos de operaciones de recolecció n. Los cultivos que se deben secar hasta una humedad inferior al 15 % para su almacenamiento correcto constituyen un excelente combustible cuando se inflaman. Las cosechadoras combinadas y las cosechadoras de algodó n son especialmente vulnerables a los incendios durante el trabajo de campo. Se ha demostrado que características de diseñ o tales como el uso de motores diesel y de sistemas elé c- tricos protegidos, un mantenimiento adecuado del equipo y el acceso del operario a extintores disminuyen el riesgo de dañ os o lesiones relacionados con el fuego (Shutske y cols. 1991).
El ruido y el polvo son otros dos riesgos intrínsecos a las operaciones de recolecció n. Ambos pueden afectar a largo plazo a la salud de los operadores de las má quinas. La inclusión de cabinas con un medio ambiente controlado ha permitido reducir la exposició n. En todo caso, la mayor parte de los agri- cultores se benefician ya de esta medida de seguridad. El uso de equipo de protecció n individual como tapones para los oídos y mascarillas antipolvo desechables ofrece un medio alternativo, pero menos eficaz, de protecció n frente a estos riesgos.
A medida que las operaciones de recolecció n se mecanizan en todo el mundo, se produce una transició n de las lesiones relacionadas con el medio ambiente, con los animales o con las herramientas manuales a las causadas por las má quinas. La experiencia de los agricultores y de los fabricantes de é stos será
ú til para reducir el período de adaptación y prevenir las lesiones causadas por la falta de adaptació n y el diseñ o inadecuado. En todo caso, la experiencia de los agricultores incluso con el equipo má s moderno sugiere que el problema de las lesiones no se eliminará completamente. Los errores del operador y el diseñ o de la máquina seguirán desempeñando un papel importante como causas de lesiones. Por lo demás es incuestionable que, además de una mayor productividad, el proceso de mecanización ha reducido significativamente los riesgos asociados con la recolección
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