Las quemaduras térmicas pueden producirse por el contacto con conductos de vapor y la limpieza con este elemento, así como por fugas o roturas de los conductos de equipos hidráulicos de alta presión. Las “quemaduras” criogénicas pueden sufrirse por la exposición a un refrigerante compuesto por amoníaco líquido. Un mantenimiento correcto, la formulación de procedimientos de actuación en caso de vertidos y fugas y la formación pueden reducir al mínimo el riesgo de quemaduras.
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