Un problema estrechamente ligado es el del polvo orgánico. Se trata de un material complejo, a menudo alergénico y general- mente ubicuo, que se encuentra en las vaquerías. Con frecuencia, el polvo tiene elevadas concentraciones de endotoxinas y puede contener betaglucanos, histamina y otros materiales biológicamente activos (Olenchock y cols. 1990). Los niveles de polvo total y respirable pueden sobrepasar los 50 mg/m3 y los 5 mg/m3, respectivamente, con ciertas operaciones. Suele tratarse de trabajos con alimentos o lechos contaminados por microbios en un espacio cerrado como un establo, un pajar, un silo o un granero. La exposición a estos niveles de polvo puede producir problemas agudos, como el STPO o la neumonitis por hipersen- sibilidad (“pulmón de granjero”). También la exposición crónica puede desempeñar un papel en el asma, el pulmón de granjero y la bronquitis crónica, que parecen darse con una frecuencia dos veces mayor que en una población no granjera (Rylander y Jacobs 1994). Las tasas de prevalencia de algunos de estos problemas son mayores allí donde es probable que los niveles de humedad sean elevados, y en zonas en las que los establos están más cerca debido a las necesidades climáticas. Diversas prácticas ganaderas como el secado del heno y el desempolvado del alimento de los animales a mano, así como del material de las camas, pueden ser determinantes principales de los niveles de polvo y de las enfermedades que se asocian con él. A menudo, los granjeros pueden poner en práctica algunas técnicas para reducir al mínimo la cantidad de sobrecrecimiento microbiano o su subsecuente aerosolización. Algunos ejemplos son el empleo de serrín, periódicos y otros materiales alternativos para las camas en lugar del heno, que está lleno de moho. Si se emplea heno, la adición de un litro de agua a la superficie de corte de la bala reduce al mínimo el polvo generado por una cortadora mecánica. Si se cubren los silos verticales con láminas de plástico o de alqui trán sin poner más alimento encima de esta capa, se reduce al mínimo el riesgo de producir polvo al retirar dicha cubierta.
A menudo es posible utilizar pequeñas cantidades de humedad y/o de ventilación en situaciones en las que es probable que se genere polvo. Finalmente, los granjeros deben prever las posibles exposiciones al polvo y utilizar la correspondiente protección respiratoria en estas situaciones.
A menudo es posible utilizar pequeñas cantidades de humedad y/o de ventilación en situaciones en las que es probable que se genere polvo. Finalmente, los granjeros deben prever las posibles exposiciones al polvo y utilizar la correspondiente protección respiratoria en estas situaciones.
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