La posibilidad de padecer lesiones de espalda y trastornos respiratorios es elevada para los operarios encargados de la captura de las aves de corral. Muchas empresas que se dedican a ello en Estados Unidos subcontratan la captura. Debido al carácter provisional de la relación de trabajo del personal dedicado a estas tareas, no hay datos sobre lesiones o pérdidas. Habitual- mente se selecciona al personal y se le transporta al criadero en camiones de la empresa. Los trabajadores reciben o han de adquirir mascarillas individuales de un solo uso y guantes de algodón desechables para protegerse las manos. Las empresas deben asegurarse de que la protección respiratoria es llevada adecuadamente y de que el personal ha recibido la formación y la evaluación médica correspondientes.
Cada trabajador debe agacharse y agarrar varias aves combativas una tras otra, y quizá tenga que ocuparse de varias a la vez. Los pollos se colocan en una bandeja o cajón de un módulo de varios pisos. El módulo aloja varias bandejas, que se cargan mediante una excavadora en un camión de la empresa. El operador de la excavadora puede ser el mismo conductor de este camión o el jefe de la peonada contratada. En cualquier caso, deben garantizarse la adecuada formación y el desarrollo adecuado del trabajo. La velocidad y la coordinación son esen- ciales para el personal atrapador.
En Estados Unidos se han experimentado nuevos métodos de atrapamiento y carga. Uno de ellos se basa en la utilización de un recolector guiado con brazos que barren hacia adentro, guiando a los pollos hacia un sistema de vacío. Los intentos de automatización para reducir el estrés físico y la posibilidad de exposición respiratoria distan de alcanzar el éxito. Sólo los grandes empresas dedicadas a la cría de aves de corral, que son más eficaces, pueden permitirse los capitales necesarios para adquirir y mantener tales equipos.
La temperatura corporal normal de un pollo es de 42,2 °C. En consecuencia, la tasa de mortalidad aumenta en invierno y en zonas en las que los veranos son cálidos y húmedos. Tanto en verano como en invierno, las aves deben ser transportadas cuanto antes al matadero. En verano, antes del sacrificio, los camiones con los módulos en los que van las aves deben ser apartados del sol y enfriados con grandes ventiladores. El resultado es que se levantan polvo, materia fecal seca y plumas de pollo.
En todas las fases del trabajo de un matadero, han de satisfacerse elevadas exigencias sanitarias. Esto significa que se deben fregar periódicamente y a menudo los suelos, y retirar las basuras, despojos y grasa. Las cintas sin fin y los equipos utili- zados deben estar accesibles, y también deben ser lavados y sometidos a medidas sanitarias. No se debe permitir que la condensación se acumule en los techos y en el equipo situado por encima de los pollos. Deben ser limpiados con fregonas de mango largo.
En la mayor parte de la zonas de producción del matadero, la exposición al ruido es elevada. Hay ventiladores radiales en el techo que no se vigilan y que hacen circular el aire. Debido a las medidas sanitarias, no es posible silenciar el equipo de ventila- ción rotatoria para reducir el ruido. Es necesario implantar un programa apropiado de conservación de la audición, y ponerlo en práctica convenientemente. Para documentar la exposición deben practicarse audiometrías iniciales y anuales, así como sonometrías periódicas. Los equipos industriales adquiridos deben tener el más bajo nivel de ruido posible cuando están en funcionamiento.
Hay que prestar particular atención a las necesidades de la formación y educación de los trabajadores. Estos deben entender todas las implicaciones de la exposición al ruido y cómo llevar correctamente las protecciones auditivas.
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