Entre los subproductos de la industria maderera que pueden provocar problemas ambientales cabe citar las emisiones aéreas, los efluentes líquidos y los residuos sólidos. La mayoría de estos problemas se derivan de los residuos resultantes: astillas o serrín de las operaciones de transformación, corteza de las operaciones de descortezado y residuos de troncos en las vías fluviales de almacenamiento de troncos.
El serrín y otros productos pulverulentos del proceso plantean un peligro de incendio y explosión en los talleres. Para mini- mizar este peligro, el polvo puede eliminarse por medios manuales o, preferiblemente, recolectarse por medio de sistemas de ventilación por aspiración localizada y recogerse en filtros de mangas o ciclones. Los residuos de la madera de mayor tamaño revisten la forma de astillas. La mayor parte del serrín y de las astillas se utilizan precisamente en otros productos de madera (p. ej. tableros de partículas, pasta de madera y papel): cada vez es más normal este tipo de aprovechamiento a medida que aumentan los costes de eliminación de los residuos y aumenta la integración vertical de las compañías forestales. Sin embargo, el polvo fino y la corteza, por ejemplo, no son tan fácilmente apro- vechables, por lo que es preciso buscar otros medios de eliminación.
La corteza representa a veces una buena parte del volumen del árbol, especialmente en regiones donde los troncos cortados son de pequeño diámetro. La corteza y el serrín fino y, en algunas operaciones, todos los residuos de la madera, incluidas las astillas, pueden quemarse (véase la Figura 71.6). Las opera- ciones tradicionales con técnicas ineficaces (p. ej. hornos con forma de colmena) producen diversos productos orgánicos derivados de una combustión incompleta. La contaminación del aire por partículas, que pueden producir “niebla”, es una queja común en las proximidades de estos quemadores. En las serre- rías donde se utilizan clorofenoles, también existe preocupación por la producción de dioxina y furano. Algunas serrerías modernas utilizan calderas cerradas de temperatura controlada para producir vapor para secaderos o electricidad para la fábrica
o para otros usuarios. Otras venden sus residuos a fábricas de pasta de papel y papel, donde se quema para satisfacer sus grandes necesidades de energía (véase el capítulo Industria del papel y pasta de papel). Las calderas y otros quemadores suelen cumplir las normas de control de emisiones de partículas utili- zando sistemas tales como precipitadores electrostáticos o depu- radores húmedos. Para minimizar la quema de residuos de la madera, pueden encontrarse otros usos para la corteza y el serrín fino, como el compost o el pajuzo en paisajismo, agricul- tura, reforestación y repoblación de vegetación en minas a cielo abierto, o el empleo como modificante de productos comer- ciales. Además, el uso de sierras de corte fino en el taller puede suponer una reducción drástica de la producción de serrín.
En ocasiones, la corteza, los troncos y otros residuos de madera se hunden en las áreas acuáticas de almacenamiento de troncos, recubriendo el fondo y matando a los microorga- nismos bentónicos. Para minimizar este problema, los troncos en remojo se atan juntos y se deshacen los atados en tierra, donde los residuos pueden recogerse fácilmente. Incluso con esta modificación, es preciso dragar los residuos hundidos periódicamente. Los troncos recuperados pueden utilizarse para madera, pero los demás desechos han de eliminarse. En la industria se ha utilizado tanto el vertido en tierra como en aguas profundas. Los efluentes del descortezado hidráulico pueden dar lugar a problemas similares; de ahí la tendencia al empleo de sistemas mecánicos.
Las pilas de astillas pueden crear problemas de escorrentías debidas a la lluvia, ya que la lixiviación de la madera incluye ácidos de las resinas, ácidos grasos y productos fenólicos que son muy tóxicos para los peces. El enterramiento de los desechos de la madera también produce lixiviación, que requiere medidas de mitigación para proteger las aguas subterráneas y superficiales.
El serrín y otros productos pulverulentos del proceso plantean un peligro de incendio y explosión en los talleres. Para mini- mizar este peligro, el polvo puede eliminarse por medios manuales o, preferiblemente, recolectarse por medio de sistemas de ventilación por aspiración localizada y recogerse en filtros de mangas o ciclones. Los residuos de la madera de mayor tamaño revisten la forma de astillas. La mayor parte del serrín y de las astillas se utilizan precisamente en otros productos de madera (p. ej. tableros de partículas, pasta de madera y papel): cada vez es más normal este tipo de aprovechamiento a medida que aumentan los costes de eliminación de los residuos y aumenta la integración vertical de las compañías forestales. Sin embargo, el polvo fino y la corteza, por ejemplo, no son tan fácilmente apro- vechables, por lo que es preciso buscar otros medios de eliminación.
La corteza representa a veces una buena parte del volumen del árbol, especialmente en regiones donde los troncos cortados son de pequeño diámetro. La corteza y el serrín fino y, en algunas operaciones, todos los residuos de la madera, incluidas las astillas, pueden quemarse (véase la Figura 71.6). Las opera- ciones tradicionales con técnicas ineficaces (p. ej. hornos con forma de colmena) producen diversos productos orgánicos derivados de una combustión incompleta. La contaminación del aire por partículas, que pueden producir “niebla”, es una queja común en las proximidades de estos quemadores. En las serre- rías donde se utilizan clorofenoles, también existe preocupación por la producción de dioxina y furano. Algunas serrerías modernas utilizan calderas cerradas de temperatura controlada para producir vapor para secaderos o electricidad para la fábrica
o para otros usuarios. Otras venden sus residuos a fábricas de pasta de papel y papel, donde se quema para satisfacer sus grandes necesidades de energía (véase el capítulo Industria del papel y pasta de papel). Las calderas y otros quemadores suelen cumplir las normas de control de emisiones de partículas utili- zando sistemas tales como precipitadores electrostáticos o depu- radores húmedos. Para minimizar la quema de residuos de la madera, pueden encontrarse otros usos para la corteza y el serrín fino, como el compost o el pajuzo en paisajismo, agricul- tura, reforestación y repoblación de vegetación en minas a cielo abierto, o el empleo como modificante de productos comer- ciales. Además, el uso de sierras de corte fino en el taller puede suponer una reducción drástica de la producción de serrín.
En ocasiones, la corteza, los troncos y otros residuos de madera se hunden en las áreas acuáticas de almacenamiento de troncos, recubriendo el fondo y matando a los microorga- nismos bentónicos. Para minimizar este problema, los troncos en remojo se atan juntos y se deshacen los atados en tierra, donde los residuos pueden recogerse fácilmente. Incluso con esta modificación, es preciso dragar los residuos hundidos periódicamente. Los troncos recuperados pueden utilizarse para madera, pero los demás desechos han de eliminarse. En la industria se ha utilizado tanto el vertido en tierra como en aguas profundas. Los efluentes del descortezado hidráulico pueden dar lugar a problemas similares; de ahí la tendencia al empleo de sistemas mecánicos.
Las pilas de astillas pueden crear problemas de escorrentías debidas a la lluvia, ya que la lixiviación de la madera incluye ácidos de las resinas, ácidos grasos y productos fenólicos que son muy tóxicos para los peces. El enterramiento de los desechos de la madera también produce lixiviación, que requiere medidas de mitigación para proteger las aguas subterráneas y superficiales.
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