miércoles, 14 de marzo de 2012

INDUSTRIA AVICOLA - Recepción y colgado en vivo

El primer paso del proceso de elaboración consiste en la descarga de los módulos y colocación de las bandejas en un sistema de transporte que conduce al área de colgado en vivo. El trabajo en esta fase se lleva a cabo casi en completa oscuridad, puesto que esta medida tiene un efecto tranquilizador para las aves. La altura de la cinta transportadora con una bandeja encima es, aproximadamente, la de la cintura. Un colgador, enguantado, debe agarrar el ave por ambos muslos y colgarlo de las patas en las argollas de una cinta transportadora elevada que se desplaza en la dirección opuesta.
Los riesgos de esta operación son variables. Aparte del nivel elevado de ruido habitual, la oscuridad y el efecto desorientador de las cintas de transporte que se mueven en direcciones opuestas, las aves, al aletear, generan polvo, pueden expulsar orina y heces hacia la cara del trabajador y existe la posibilidad de pillarse un dedo con una argolla. Las cintas transportadoras deben equiparse con interruptores de emergencia. Los colga- dores se golpean constantemente la parte anterior de las manos con las argollas cercanas que pasan sobre su cabeza.
Lo habitual es que se exija a estos trabajadores colgar una media de 23 (o más) aves por minuto. (Algunos puestos en las líneas de producción de los colgadores requieren un mayor número de movimientos, quizá 26 aves por minuto). En general, siete colgadores en una cinta pueden colgar 38.640 aves en
4 horas antes de llegar a un período de descanso. Si cada ave pesa unos 1,9 kg, un colgador levanta un total de 1.057 kg en las 4 primeras horas de su turno. Es una labor extremadamente estresante desde un punto de vista fisiológico y psicológico. La reducción de la carga de trabajo podría atenuar este estrés. Las tareas de agarrar con ambas manos, sujetar y, de forma simul- tánea, levantar un ave que aletea y araña a la altura del hombro
o de la cabeza pone en tensión la parte superior de los hombros y el cuello.
Las plumas y las patas de estos animales pueden arañar con facilidad los brazos de un colgador si no están protegidos. Estos trabajadores se ven obligados a permanecer de pie durante períodos prolongados sobre superficies duras, lo que puede dar lugar a molestias y dolores en la parte inferior de la espalda. Para proteger a los colgadores, debe disponerse de un calzado apropiado, posiblemente un lugar donde sentarse, gafas protec- toras, protección respiratoria desechable de un solo uso, instala- ciones para el lavado de ojos y protectores de brazos.

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