miércoles, 28 de noviembre de 2007

Operaciones en Madera (III)

También merece la pena analizar si las operaciones se realizan de manera independiente en el tiempo y el espacio o si están relacionadas estrechamente y son interdependientes. Esto último es lo que suele ocurrir en los métodos de aprovechamiento, donde todos los pasos están sincronizados y cualquier trastorno afecta a toda la cadena, desde el apeo hasta el transporte. Tales sistemas, llamados métodos de saca acelerada, pueden crear mayor presión y tensión si no se equilibran con cuidado.
La etapa del ciclo vital de un bosque durante la que se produce el aprovechamiento maderero, y la pauta de aprovechamiento, afectará tanto al proceso técnico como a los riesgos asociados. El aprovechamiento se realiza en forma de clareo o de corta final. El clareo es la eliminación de algunos árboles, por lo común inútiles, de un rodal joven para mejorar el desarrollo y la calidad de los árboles restantes. Suele ser selectivo (es decir, se eliminan árboles individuales sin crear calveros importantes). El patrón espacial generado es parecido al de la corta final selectiva. Ahora bien, en este último caso los árboles son maduros y, a menudo, de gran tamaño. Aun así, sólo se eliminan algunos de los árboles y permanece una cubierta forestal importante. En ambas circunstancias resulta difícil orientarse en el lugar de trabajo, porque el resto de los árboles y la vegetación bloquean la vista. Puede ser muy difícil derribar árboles, ya que las copas chocan con las de otros árboles. También existe un alto riesgo de que caigan despojos de las copas. En ambas situaciones la mecanización es difícil. Por consiguiente, el clareo y la corta selectiva requieren más planificación y cualificación para reali- zarse de manera segura.
La alternativa al apeo selectivo para el aprovechamiento final es la tala de todos los árboles de una zona, lo que se llama “corta a hecho”. Pueden ser pequeñas, digamos de 1 a 5 hectáreas, o muy grandes, que abarquen varios kilómetros cuadrados. En muchos países se critican las grandes cortas a hecho por motivos ecológicos y paisajísticos. Cualquiera que sea el patrón de corta, el aprovechamiento de monte virgen y bosques naturales suele comportar mayor riesgo que el aprovechamiento de jóvenes rodales o bosques artificiales, porque los árboles son grandes y tienen una tremenda inercia al caer. Sus ramas pueden enredarse con las copas de otros árboles y hiedras, provocando la rotura de ramas de otros árboles. Muchos árboles están muertos o podridos en su interior, aunque esto no se aprecia hasta más adelante en el proceso de apeo; y durante esta fase su comportamiento suele ser imprevisible: pueden romperse
y caer en direcciones inesperadas. A diferencia de los árboles verdes, los árboles muertos y secos caen con toda rapidez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario