lunes, 30 de julio de 2007

Técnicas de caza: Armas de fuego


Las armas de fuego son un equipo básico para la mayoría de los cazadores. Los rifles y las escopetas modernos son las más populares, pero desde el decenio de 1970 ha aumentado también en algunos países desarrollados la caza con pistolas y revólveres y con armas de fuego más primitivas que se cargan por la boca (de avancarga). Todas ellas son en esencia dispositivos para lanzar y apuntar un solo proyectil (una bala) o, en el caso de las escopetas, una carga de pequeños proyectiles de corto alcance (llamados perdigones). El alcance eficaz depende del tipo de arma de fuego utilizada y de la destreza del cazador. Puede variar desde unos pocos metros a varios centenares en la mayoría de las condiciones de caza. Las balas de rifle pueden recorrer miles de metros y seguir causando daño o herida.
La mayoría de los accidentes de caza en los que intervienen armas son disparos accidentales o accidentes relacionados con la visión, en los que la víctima no es identificada por quien dispara. Los fabricantes modernos de armas de fuego utilizadas para la caza normal y la caza con cepo han conseguido, con contadas excepciones, producir equipos mecánicamente seguros y fiables
a precios competitivos. Se ha consagrado un enorme esfuerzo al perfeccionamiento de seguros mecánicos que impidan disparos accidentales, pero sigue siendo esencial la seguridad de manejo por el usuario. Fabricantes, gobiernos y grupos privados, como asociaciones de cazadores, han contribuido a promover la seguridad de las armas de fuego y del cazador, ocupándose sobre todo de la seguridad del almacenamiento, el uso y la manipulación de las armas de fuego.
La Asociación Internacional para la Educación de los Cazadores (IHEA) define un accidente de caza como “cualquier episodio que se atribuye directa o indirectamente a un arma de fuego o arco y que causa una lesión o la muerte a una persona o personas como resultado de las acciones de una persona mientras caza” (IHEA 1995). En 1995, 17 millones de personas compraron licencias de caza en Estados Unidos (excluida Alaska); la IHEA recibió informes de 107 muertes y 1.094 heridas por accidentes de caza ocurridos en ese mismo año en Estados Unidos. El tipo más común de accidente fue el originado por la no identificación de la víctima por el cazador. Se ha demostrado que el uso de prendas de colores llamativos reduce los problemas relacionados con la visibilidad en los Estados que las exigen, por lo que la IHEA recomienda la generalización de su uso. La utilización de prendas naranja reflectantes es obligatoria actualmente en 40 Estados de Estados Unidos, aunque en algunos de ellos está limitada a los terrenos de uso público o sólo para la caza mayor. La IHEA señala que las heridas autoinflingidas son las segunda causa más frecuente de accidentes cine- géticos por arma de fuego; en 1995 supusieron el 31 % del total. Los gobiernos se esfuerzan en mejorar la seguridad de la caza y de las armas de fuego por diversos medios. Así, en algunos países europeos los cazadores debe superar un examen escrito o demostrar su pericia para cazar una especie determinada. En Estados Unidos se insiste en la educación de los cazadores, que es competencia de los distintos Estados. En todos ellos, salvo en Alaska, se necesita alguna forma de tarjeta de educación del cazador obligatoria antes de permitir la caza en su territorio. Se exige un mínimo de 10 horas de enseñanza en materias como responsabilidad del cazador, conservación de la vida silvestre, armas de fuego, ética de la caza, caza especializada, destrezas de supervivencia y primeros auxilios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario