lunes, 9 de julio de 2007

Sectores y procesos principales en la Caza

La caza exige la localización y la aproximación estrecha a un animal silvestre, seguida de su aniquilación, bajo una combinación de reglas formales e informales (Ortega y Gasset 1985). El transporte a la zona de caza supone a menudo un gasto importante, sobre todo para los cazadores recreativos que viven en centros urbanos. También es una fuente primordial de riesgo laboral en forma de accidentes de automóvil, aeronaves ligeras y botes, así como contratiempos con caballos y vehículos todo terreno y para nieve. Otras fuentes de riesgo son el tiempo atmos- férico, la exposición al aire libre y las dificultades del terreno. Perderse en una zona abrupta siempre supone un riesgo. Los cazadores que buscan especies como osos, elefantes y búfalos siempre corren un riesgo de lesión por estos animales, peligrosos cuando están heridos. En cabañas reducidas o tiendas, el fuego, el monóxido de carbono y el gas propano constituyen riesgos poten- ciales. Tanto cazadores como tramperos tienen la posibilidad de autolesionarse con cuchillos y, en el caso de los cazadores con arco, con puntas de flecha anchas. Los accidentes con armas de fuego son igualmente una causa sobradamente conocida de heridas y muertes en cazadores, a pesar de los esfuerzos constantes por limitar el problema.
En líneas generales, los tramperos se exponen a los mismos riesgos que los cazadores. Los que trabajan en el círculo polar tienen más probabilidades de sufrir congelaciones y problemas de hipotermia. La posibilidad de que se rompa por su peso la capa de hielo que cubre lagos y ríos durante los meses de invierno es un problema grave. Algunos tramperos recorren largas distancias solos y tienen que manipular de modo seguro sus cepos, a menudo en condiciones difíciles que originan errores causantes de magulladuras o roturas de dedos, e incluso de un brazo. Las mordeduras de los animales atrapados vivos siempre son una amenaza potencial. Por otro lado, los ataques de zorros rabiosos o los problemas con animales grandes, como osos o alces, durante la época de celo son inusuales, pero no imposibles. El desollado y la manipulación de las pieles exponen a los tramperos a heridas con los cuchillos y, en ocasiones, enfer- medades de los animales.

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