lunes, 27 de mayo de 2013

Peligros y precauciones (II)

Los animales de compañía, de peletería y de laboratorio pueden portar todo tipo de agentes zoonóticos, a saber, virus, bacterias, hongos y parásitos internos y externos. He aquí algunos ejemplos de zoonosis: giardiasis y campilobacterosis por animales de compañía; ántrax, tularemia y tiña por animales de peletería; y coriomeningitis linfocítica, virus de la hepatitis e infestación por tenia enana por roedores de laboratorio. La distribución de los agentes de zoonosis varía mucho según la especie de animal huésped, la localización y el aislamiento con respecto a otros reservorios de enfermedades, los métodos de alojamiento y de prestación de cuidados, y la historia y la intensidad de la asistencia veterinaria. Por ejemplo, algunas pobla- ciones de animales de laboratorio producidas comercialmente han sido sometidas a programas exhaustivos de erradicación de enfermedades y con posterioridad han sido sometidas a estrictas condiciones de control de calidad que impiden que vuelvan a aparecer las enfermedades. Sin embargo, no se han aplicados medidas comparables universalmente a los diversos medios de mantenimiento y producción de los animales de compañía, de peletería y de laboratorio, lo que permite que las zoonosis persistan en algunas circunstancias.
Las reacciones alérgicas, que van desde la irritación y secreción ocular y nasal hasta el asma o las manifestaciones cutáneas como la urticaria de contacto, son habituales en quienes trabajan con roedores, conejos, gatos y otras especies animales de laboratorio. Se calcula que entre un 10 y un 30 % de los indi viduos que trabajan con estas especies de animales terminan por desarrollar reacciones alérgicas, y las personas con enfermedades alérgicas preexistentes tienen un riesgo mayor y un aumento de la incidencia de asma. En raras circunstancias, una exposición masiva de estas características al alergeno incitante por culpa de un mordisco de un animal, puede hacer que las personas sensibles presenten anafilaxia, una reacción alérgica generalizada y potencialmente peligrosa para la vida.
El personal debe observar buenas prácticas de higiene personal para reducir su probabilidad de exponerse a zoonosis y alergenos mientras trabajan con animales o con subproductos animales. Consisten en el empleo de ropa de trabajo al efecto, disponibilidad y uso de instalaciones para lavarse las manos y ducharse , y separación de las zonas de personal de las dedi- cadas a alojar a los animales. Hay que llevar ropa de trabajo o cubretodos que protejan la piel para impedir la exposición a mordiscos, arañazos y microbios y alergenos peligrosos. Hay que facilitar equipos de protección personal como guantes imper- meables, gafas de seguridad, protectores oculares y dispositivos de protección respiratoria (p. ej., máscaras para partículas, respi- radores o respiradores de presión positiva) adecuados a los posi- bles peligros y a la vulnerabilidad individual, que deben ser llevados para lograr condiciones de trabajo seguras. Los controles de ingeniería y el diseño de los equipos también pueden reducir de forma eficaz la exposición del personal a aler- genos peligrosos y zoonosis mediante la conducción del flujo de aire y el empleo de sistemas de jaulas de aislamiento que separen los entornos de los trabajadores de los ocupados por los animales.

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