Se llama contrachapado al panel constituido por tres o más chapas pegadas con cola. El término se aplica asimismo a los paneles con un núcleo compuesto por listones de madera maciza y a los tableros de partículas revestido de chapa por ambos lados. El contrachapado puede fabricarse con madera de diversos árboles, incluidas coníferas y otras especies.
Las chapas suelen elaborarse directamente, a partir de troncos enteros descortezados, en un torno de desenrollado. Para ello se hace girar el tronco contra una barra de presión al mismo tiempo que toca una cuchilla que produce una fina lámina de entre 0,25 y 5 mm de grosor. Los troncos utilizados en este proceso pueden remojarse en agua caliente o vapor para ablan- darlos antes del proceso de corte. Los bordes de la lámina suelen ser recortados por las cuchillas unidas a la barra de presión. Pueden obtenerse chapas decorativas rebanando un cuerpo de troza (el centro cuadrado del tronco) utilizando un brazo de presión y una hoja de corte de manera similar a la obtención de chapas. Tras el laminado o rebanado, las chapas se recogen en largas bandejas planas o se enrollan en carretes. Se cortan a medidas funcionales utilizando una máquina tipo guillotina y se secan utilizando calefacción artificial o ventilación natural. Los paneles secos son inspeccionados y, si es necesario, parcheados con pequeños trozos o listones de madera y resinas a base de formaldehído. Si las chapas secas son más pequeñas que un panel de medidas estándar, pueden empalmarse, aplicando en los bordes un adhesivo líquido a base de formaldehído, uniendo los bordes a presión y aplicando calor para curar la resina.
Para producir los paneles, se forma una chapa, se le aplica una capa de resina a base de formaldehído por medio de un rodillo o pulverizador, y se coloca entre dos chapas sin encolar con su grano en dirección perpendicular. El conjunto pasa después a una prensa caliente, donde se somete a presión y calor para solidificar la resina. Los adhesivos a base de resina fenólica son muy utilizados para fabricar contrachapado de madera blanda destinada a soportar duras condiciones de servicio, como es el caso de la construcción de edificios y barcos. Los adhesivos a base de resinas de urea se utilizan mucho para fabricar contra- chapado de madera dura para muebles y paneles interiores; estos pueden reforzarse con resina melamínica para aumentar su resistencia. Las fábricas de contrachapado llevan más de 30 años utilizando colas para ensamblado a base de formaldehído. Antes de la introducción de estas resinas en el decenio de 1940, se empleaban adhesivos a base de soja y albúmina animal, y era habitual el prensado en frío de los paneles. Puede que estos métodos todavía se utilicen, pero son cada vez más raros.
Los paneles se cortan a la medida adecuada utilizando sierras circulares y se alisan utilizando grandes lijadoras de cinta o rotativas. También puede realizarse un mecanizado adicional para dar al contrachapado características especiales. En algunos casos, se añaden a las colas plaguicidas tales como clorofenoles, lindano, aldrín, heptacloro, cloronaftalenos y óxido de tributilzina, o se trata con ellos la superficie de los paneles. Otros tratamientos superficiales implican la aplicación de aceites ligeros derivados del petróleo (para paneles de encofrado), pinturas, tinturas, lacas y barnices. Todos ellos pueden aplicarse en lugares separados. Las chapas y los paneles suelen transpor- tarse de una operación a otra por medio de equipos móviles.
Las chapas suelen elaborarse directamente, a partir de troncos enteros descortezados, en un torno de desenrollado. Para ello se hace girar el tronco contra una barra de presión al mismo tiempo que toca una cuchilla que produce una fina lámina de entre 0,25 y 5 mm de grosor. Los troncos utilizados en este proceso pueden remojarse en agua caliente o vapor para ablan- darlos antes del proceso de corte. Los bordes de la lámina suelen ser recortados por las cuchillas unidas a la barra de presión. Pueden obtenerse chapas decorativas rebanando un cuerpo de troza (el centro cuadrado del tronco) utilizando un brazo de presión y una hoja de corte de manera similar a la obtención de chapas. Tras el laminado o rebanado, las chapas se recogen en largas bandejas planas o se enrollan en carretes. Se cortan a medidas funcionales utilizando una máquina tipo guillotina y se secan utilizando calefacción artificial o ventilación natural. Los paneles secos son inspeccionados y, si es necesario, parcheados con pequeños trozos o listones de madera y resinas a base de formaldehído. Si las chapas secas son más pequeñas que un panel de medidas estándar, pueden empalmarse, aplicando en los bordes un adhesivo líquido a base de formaldehído, uniendo los bordes a presión y aplicando calor para curar la resina.
Para producir los paneles, se forma una chapa, se le aplica una capa de resina a base de formaldehído por medio de un rodillo o pulverizador, y se coloca entre dos chapas sin encolar con su grano en dirección perpendicular. El conjunto pasa después a una prensa caliente, donde se somete a presión y calor para solidificar la resina. Los adhesivos a base de resina fenólica son muy utilizados para fabricar contrachapado de madera blanda destinada a soportar duras condiciones de servicio, como es el caso de la construcción de edificios y barcos. Los adhesivos a base de resinas de urea se utilizan mucho para fabricar contra- chapado de madera dura para muebles y paneles interiores; estos pueden reforzarse con resina melamínica para aumentar su resistencia. Las fábricas de contrachapado llevan más de 30 años utilizando colas para ensamblado a base de formaldehído. Antes de la introducción de estas resinas en el decenio de 1940, se empleaban adhesivos a base de soja y albúmina animal, y era habitual el prensado en frío de los paneles. Puede que estos métodos todavía se utilicen, pero son cada vez más raros.
Los paneles se cortan a la medida adecuada utilizando sierras circulares y se alisan utilizando grandes lijadoras de cinta o rotativas. También puede realizarse un mecanizado adicional para dar al contrachapado características especiales. En algunos casos, se añaden a las colas plaguicidas tales como clorofenoles, lindano, aldrín, heptacloro, cloronaftalenos y óxido de tributilzina, o se trata con ellos la superficie de los paneles. Otros tratamientos superficiales implican la aplicación de aceites ligeros derivados del petróleo (para paneles de encofrado), pinturas, tinturas, lacas y barnices. Todos ellos pueden aplicarse en lugares separados. Las chapas y los paneles suelen transpor- tarse de una operación a otra por medio de equipos móviles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario