La producción de pollos y pavos ha aumentado enormemente en Estados Unidos desde el decenio de 1980. De acuerdo con un informe del Departamento de Trabajo de este país, la evolución se debe a un cambio en las pautas de alimentación de los consumidores (Hetrick 1994). El paso de la carne roja y de cerdo a la de ave obedece en parte a la publicación de estudios médicos recientes.
La expansión del consumo, a su vez, ha fomentado un crecimiento del número de centros productivos y criadores y un gran aumento de los niveles de empleo. Por ejemplo, la industria avícola de Estados Unidos registró un incremento del empleo del 64 % de 1980 a 1992.
La productividad, medida en función de los kilos producidos por cada trabajador, aumentó en un 3,1 % debido a la mecanización y la automatización, así como a la aceleración de la velo- cidad en la cadena productiva, estimada en número de aves por hora de trabajo. Con todo, en comparación con la producción de carne roja, en la avícola sigue utilizándose intensivamente la mano de obra.
Se asiste asimismo a un proceso de mundialización. Hay centros de producción y elaboración de propiedad conjunta de China y de inversores de Estados Unidos, y los centros de cría, crecimiento y elaboración situados en China exportan su producción a Japón.
El trabajador medio de la industria avícola está relativamente poco cualificado, su formación es escasa, suele formar parte de grupos minoritarios y su remuneración es muy inferior a la del personal de los sectores de producción de carne roja y manufactureros. La rotación de plantilla es extraordinariamente elevada en ciertos aspectos del proceso. Las tareas de colgado de los animales vivos, de deshuesado y de higienización resultan muy estresantes y registran tasas de rotación altas. Debido a su naturaleza, la elaboración de las aves es una industria basada en gran medida en el medio rural y habitual en áreas de economía deprimida, en las que existen excedentes de mano de obra. En Estados Unidos, muchos de los centros productivos cuentan con un número cada vez mayor de trabajadores de habla hispana. Se trata de personal temporal hasta cierto punto, ya que desarrolla su actividad en dichos centros parte del año. Cuando se acerca el momento de cosechar los cultivos de la región, una gran proporción de los trabajadores pasa a dedicarse a esta labor.
La expansión del consumo, a su vez, ha fomentado un crecimiento del número de centros productivos y criadores y un gran aumento de los niveles de empleo. Por ejemplo, la industria avícola de Estados Unidos registró un incremento del empleo del 64 % de 1980 a 1992.
La productividad, medida en función de los kilos producidos por cada trabajador, aumentó en un 3,1 % debido a la mecanización y la automatización, así como a la aceleración de la velo- cidad en la cadena productiva, estimada en número de aves por hora de trabajo. Con todo, en comparación con la producción de carne roja, en la avícola sigue utilizándose intensivamente la mano de obra.
Se asiste asimismo a un proceso de mundialización. Hay centros de producción y elaboración de propiedad conjunta de China y de inversores de Estados Unidos, y los centros de cría, crecimiento y elaboración situados en China exportan su producción a Japón.
El trabajador medio de la industria avícola está relativamente poco cualificado, su formación es escasa, suele formar parte de grupos minoritarios y su remuneración es muy inferior a la del personal de los sectores de producción de carne roja y manufactureros. La rotación de plantilla es extraordinariamente elevada en ciertos aspectos del proceso. Las tareas de colgado de los animales vivos, de deshuesado y de higienización resultan muy estresantes y registran tasas de rotación altas. Debido a su naturaleza, la elaboración de las aves es una industria basada en gran medida en el medio rural y habitual en áreas de economía deprimida, en las que existen excedentes de mano de obra. En Estados Unidos, muchos de los centros productivos cuentan con un número cada vez mayor de trabajadores de habla hispana. Se trata de personal temporal hasta cierto punto, ya que desarrolla su actividad en dichos centros parte del año. Cuando se acerca el momento de cosechar los cultivos de la región, una gran proporción de los trabajadores pasa a dedicarse a esta labor.
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