Las instalaciones que se utilizan para criar vacas, ovejas y cabras suelen clasificarse en confinadas o no confinadas. Son instalaciones en confinamiento las cuadras, cobertizos, establos, corrales (zonas donde se guarda, clasifica y apiña el ganado), los vallados y los canalones de trabajo y carga. Las instalaciones no confinadas son los pastos u operaciones en campo abierto. Las instalaciones para alimentar a los animales consisten en depósitos (silos verticales y horizontales), molinos y equipos de mezcla, almiares, equipo de transporte (como barrenas y grúas), tarimas para alimentación, fuentes de agua y suministradores de minerales y de sal. Además, puede proporcionarse protección contra el sol mediante sombrajos, árboles o enrejados. Otras instalaciones son los rascadores para el control de parásitos, los comederos muy bajos (para que coman los terneros o los corderos sin que lleguen los adultos), comederos individuales, los refugios para crías, los portalones para proteger al ganado y los establos para tratar a los animales. Pueden vallarse los pastos, incluso con alambrado de púas o con vallas eléctricas. Para guardar cabras pueden hacer falta mallas de alambrado. Los animales criados en libertad deben ir en rebaños para poder controlar sus movimientos; las cabras pueden estar atadas, pero han de tener sombra. Para el control de parásitos en grandes rebaños se emplean tanques de inmersión (Gillespie 1997).
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