Las fuerzas económicas globales han contribuido a la industrialización de la agricultura (Donham y Thu 1995). En los países desarrollados hay una tendencia al aumento de la especialización, la intensidad y la mecanización. El resultado de estas tendencias es el aumento de la producción de ganado en confinamiento. Muchos países en desarrollo han reconocido la necesidad de adoptar este tipo de producción, en un intento de transformar su agricultura de subsistencia en una actividad competitiva a nivel global. Al ir aumentando el número de organizaciones que obtienen la propiedad y el control de la industria, las explotaciones familiares son sustituidas por un menor número de explo- taciones más grandes.
Desde el punto de vista conceptual, el sistema de confina- miento aplica los mismos principios de la producción industrial masiva a la producción de ganado. En general, este sistema implica la cría de animales en elevadas densidades aisladas del medio exterior y equipadas con sistemas mecánicos o automá- ticos de ventilación, control de residuos, alimentación y sumi- nistro de agua (Donham, Rubino y cols. 1977).
Varios países europeos utilizan sistemas de confinamiento desde principios del decenio de 1950. En Estados Unidos empe- zaron a utilizarse a finales de ese mismo decenio. Los produc- tores de aves de corral fueron los primeros en adoptarlo. A principios del decenio siguiente, la industria porcina también empezó a adoptar esta técnica, seguida más recientemente por los productores de leche y de carne de ternera.
Acompañando a esta industrialización han surgido diversas cuestiones sanitarias y sociales para los trabajadores. En la mayor parte de los países occidentales, cada vez hay menos explotaciones, pero cada vez más grandes. Hay menos explota- ciones familiares (combinación de trabajo y gestión) y más estructuras empresariales (sobre todo en América del Norte). El resultado es que hay más trabajadores contratados y relativa- mente menos miembros de una misma familia trabajando. Además, en América del Norte, cada vez son más los trabajadores procedentes de minorías y de grupos de inmigrantes. Por consiguiente, existe el riesgo de crear una nueva clase de trabaja- dores de segunda en algunos segmentos del sector.
Para el agricultor ha aparecido todo un nuevo grupo de exposiciones profesionales peligrosas, que se pueden clasificar en cuatro epígrafes principales:
Desde el punto de vista conceptual, el sistema de confina- miento aplica los mismos principios de la producción industrial masiva a la producción de ganado. En general, este sistema implica la cría de animales en elevadas densidades aisladas del medio exterior y equipadas con sistemas mecánicos o automá- ticos de ventilación, control de residuos, alimentación y sumi- nistro de agua (Donham, Rubino y cols. 1977).
Varios países europeos utilizan sistemas de confinamiento desde principios del decenio de 1950. En Estados Unidos empe- zaron a utilizarse a finales de ese mismo decenio. Los produc- tores de aves de corral fueron los primeros en adoptarlo. A principios del decenio siguiente, la industria porcina también empezó a adoptar esta técnica, seguida más recientemente por los productores de leche y de carne de ternera.
Acompañando a esta industrialización han surgido diversas cuestiones sanitarias y sociales para los trabajadores. En la mayor parte de los países occidentales, cada vez hay menos explotaciones, pero cada vez más grandes. Hay menos explota- ciones familiares (combinación de trabajo y gestión) y más estructuras empresariales (sobre todo en América del Norte). El resultado es que hay más trabajadores contratados y relativa- mente menos miembros de una misma familia trabajando. Además, en América del Norte, cada vez son más los trabajadores procedentes de minorías y de grupos de inmigrantes. Por consiguiente, existe el riesgo de crear una nueva clase de trabaja- dores de segunda en algunos segmentos del sector.
Para el agricultor ha aparecido todo un nuevo grupo de exposiciones profesionales peligrosas, que se pueden clasificar en cuatro epígrafes principales:
1. gases tóxicos y asfixiantes
2. aerosoles bioactivos de partículas
3. enfermedades infecciosas
4. ruido.
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