domingo, 9 de enero de 2011

Riesgos para la salud (II)

En la mayoría de los centros de producción cerealista se aplican plaguicidas en los períodos de inactividad, cuando la presencia de trabajadores en las instalaciones es mínima. El personal que lo lleve a cabo debe formar parte del equipo encar- gado de la aplicación de estas sustancias y recibir una formación especial. Deben observarse las normas de reentrada para prevenir la sobreexposición. En muchos lugares se calienta la estructura en su conjunto a temperaturas en torno a los 60 °C durante 24 a 48 horas, en lugar de utilizar plaguicidas químicos.
Asimismo, los trabajadores pueden verse expuestos a los plaguicidas presentes en el cereal elaborado transportado a la terminal de carga y descarga en camiones o vagones.
El ruido es un problema común en la mayoría de estos centros de fabricación. Los niveles predominantes oscilan entre los 83 y los 95 dBA, pero pueden exceder los 100 dBA en ciertas áreas. La posibilidad de recurrir a la absorción acústica es limitada, debido a la necesidad de limpiar los equipos utilizados en estas instalaciones. La mayoría de los suelos están fabricados en cemento, loseta y acero inoxidable para facilitar las tareas de limpieza y evitar que el centro productivo se convierta en un refugio de insectos. Muchos trabajadores se desplazan de un área a otra y pasan poco tiempo desarrollando su actividad en las zonas más ruidosas. De este modo se reduce la exposición personal de manera considerable, si bien deben utilizarse protec- tores auditivos para lograr que el ruido percibido se sitúe en niveles aceptables.
El trabajo en un espacio cerrado como un depósito, un tanque o un silo puede plantear riesgos físicos y de salud a los trabajadores. La mayor preocupación se refiere a la deficiencia de oxígeno. Los recipientes de este tipo, cerrados hermética- mente, pueden registrar carencias de oxígeno debido a la presencia de gases inertes (nitrógeno y dióxido de carbono para evitar la propagación de plagas) y a la acción biológica (proliferación de insectos y de moho). Antes de acceder a un depósito de este tipo u otros espacios cerrados, deben compro- barse las condiciones atmosféricas en el interior para determinar la existencia de oxígeno en una cantidad suficiente. Si la proporción de éste es inferior a 19,5 %, debe procederse a la ventilación. Asimismo, debe examinarse la aplicación reciente de plaguicidas u otros materiales tóxicos que puedan estar presentes. Los riesgos físicos en este tipo de espacios consisten en el hundimiento en el cereal y en la posibilidad de quedar atra- pado debido a la configuración del lugar (paredes inclinadas hacia dentro y equipos instalados en el interior). No debe permitirse la presencia de trabajadores en silos, depósitos o tanques de cereal durante las operaciones de extracción del mismo. Pueden evitarse lesiones y muertes mediante la desactivación y el bloqueo de todos los equipos asociados al espacio limitado, garantizando que los miembros del personal utilizan arneses con cuerda salvavidas mientras permanezcan en el interior de estos recintos y manteniendo el suministro de aire respirable. Antes de la entrada, debe comprobarse la atmósfera para determinar la presencia de gases combustibles, vapores y agentes tóxicos, así como la suficiencia del oxígeno existente. Los trabajadores no deben acceder a estos depósitos y situarse debajo de una acumu- lación de cereal en forma de puente o en lugares donde el cereal amontonado a ambos lados pueda caer y cubrirlos totalmente.

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