El vaquero tiene contacto con alguna sustancias químicas que suelen encontrarse en otros tipos de agricultura, y con otras que son específicas de la industria láctea, como las que se emplean para limpiar el sistema de ordeño automático al vacío. Este sistema de tubos ha de ser eficazmente limpiado antes y después de cada uso. Tal tarea suele hacerse irrigando el sistema primero con una solución de jabón muy alcalina (normalmente, hidróxido sódico al 35 %), y luego con una solución ácida como ácido fosfórico al 22,5 %. Se han observado algunas lesiones asociadas al empleo de estas sustancias. Los escapes producen quemaduras importantes. Las salpicaduras pueden lesionar la córnea o la conjuntiva si no se lleva protección en los ojos. Puede producirse la ingestión accidental con resultados trágicos (sobre todo por niños pequeños) cuando se pasan estas sustancias a envases que luego se descuidan durante un instante. La mejor forma de evitar estas situaciones consiste en utilizar un sistema de irrigación auto- mático y cerrado. Si el sistema no es automático, hay que tomar precauciones para restringir el acceso a estas soluciones. Las unidades de medida deben ir cuidadosamente etiquetadas, deben reservarse sólo para este fin, nunca quedar desatendidas y deben aclararse bien después de cada uso.
Al igual que otros trabajadores del ganado, los vaqueros pueden verse expuestos a diversos agentes farmacéuticos, desde antibióticos y progestágenos hasta inhibidores de las prostaglan- dinas y hormonas. Dependiendo del país, los vaqueros también pueden utilizar fertilizantes, herbicidas e insecticidas con diversos grados de intensidad. En general, los vaqueros usan menos de estas sustancias químicas que las personas que se dedican a otras tareas agrícolas. Sin embargo, han de observarse las mismas precauciones al mezclar, aplicar y almacenar estas sustancias. Las correspondientes técnicas de aplicación y las ropas protectoras son tan importantes para el vaquero como para cualquier otra persona que trabaje con estos compuestos.
Al igual que otros trabajadores del ganado, los vaqueros pueden verse expuestos a diversos agentes farmacéuticos, desde antibióticos y progestágenos hasta inhibidores de las prostaglan- dinas y hormonas. Dependiendo del país, los vaqueros también pueden utilizar fertilizantes, herbicidas e insecticidas con diversos grados de intensidad. En general, los vaqueros usan menos de estas sustancias químicas que las personas que se dedican a otras tareas agrícolas. Sin embargo, han de observarse las mismas precauciones al mezclar, aplicar y almacenar estas sustancias. Las correspondientes técnicas de aplicación y las ropas protectoras son tan importantes para el vaquero como para cualquier otra persona que trabaje con estos compuestos.
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