lunes, 29 de junio de 2009

OPERACIONES DE RECOLECCION (I)

La recolecció n de los cultivos agrícolas cuanto alcanzan su madurez señala el final del ciclo de producció n antes del almacenamiento y la transformación. El tamañ o y la calidad de la cosecha retirada del campo, huerto o viñ edo representa la medida má s significativa de la productividad y el éxito del agricultor. El valor concedido al resultado de la cosecha se refleja en los té rminos utilizados casi universalmente para medir y comparar la productividad agrícola, como kilogramos por hectá rea (kg/ha), balas por hectá rea o toneladas por hectá rea. Desde una perspectiva agronó mica, realmente es la inversió n la que determina el rendimiento; no obstante, es la cosecha la que indica en primer lugar si habrá o no suficientes recursos y semillas que aseguren el sostenimiento de la explotació n y de las personas que dependen de ella. Debido a la importancia de la cosecha y de todas las actividades relacionadas, esta parte del ciclo agrícola ha adquirido un papel fundamental en las vidas de los agricultores de todo el mundo.
Pocas prá cticas agrícolas ilustran con má s claridad la amplitud y diversidad de los riesgos relacionados con la tecnología y el trabajo durante la producció n agrícola que la recolección. Esta se realiza en condiciones muy variadas, en distintos tipos de terreno, utilizando má quinas simples o complejas que deben manejar distintos cultivos; implica un esfuerzo físico considerable (Snyder y Bobick 1995). Por estos motivos, cual- quier intento de generalizar brevemente las características o la naturaleza de las prá cticas de recolecció n y los riesgos relacionados con ella es extremadamente difícil. Por ejemplo, los cereales pequeñ os (arroz, trigo, cebada, avena, etc.), que dominan gran parte de la tierra cultivada en todo el mundo, no só lo figuran entre los cultivos má s mecanizados, sino que en amplias regiones de Africa y Asia se recolectan de una forma que habría sido familiar a los agricultores de hace 2.500 añ os. La hoz, las eras de arcilla prensada y las trilladoras sencillas siguen siendo las herramientas primarias de recolección de muchos productores.
Los riesgos primarios asociados con las prá cticas de recolección más laboriosas han cambiado poco a lo largo del tiempo y a menudo está n eclipsados por los mayores riesgos asociados a una mayor mecanizació n. Histó ricamente, las largas horas de exposición a los elementos, el esfuerzo físico requerido para elevar cargas pesadas, los movimientos repetitivos y la postura incómoda o inmó vil, junto con los riesgos naturales representados, por ejemplo, por los insectos y serpientes venenosas, han causado, y continú an causando, una gran cantidad de víctimas (véase la Figura 64.13). La recolección de cereales o caña de azúcar con una hoz o un machete, la de fruta u hortalizas a mano y la de cacahuetes son operaciones sucias, incó modas y agotadoras que en muchas comunidades son realizadas frecuentemente por mujeres y niñ os. Una de las razones má s fuertes de la introducción de las prá cticas modernas de recolección ha sido el deseo de eliminar las faenas físicas asociadas a las tareas manuales.

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