Aunque no existe literatura epidemiológica específica que vincule la plantación de árboles con problemas musculosqueléticos, los movimientos enérgicos asociados al transporte de cargas, así como la variedad de posturas y de trabajo muscular que comporta el ciclo de plantación, constituyen sin duda factores de riesgo que se ven incrementados por la naturaleza repetitiva del trabajo.
Las flexiones y extensiones extremas de las muñecas —p. ej., para coger los plantones de las bandejas— y la transmisión a manos y brazos del impacto que se produce cuando la herramienta de plantación golpea una roca oculta, son algunos de los peligros biomecánicos a los que se ven expuestos los miembros superiores. El peso total acarreado, la frecuencia de levantamiento y la naturaleza física y repetitiva del trabajo —sobre todo el intenso esfuerzo muscular necesario para hundir el almocafre en la tierra— son factores que contribuyen a la tensión muscular ejercida sobre los miembros superiores.
Los problemas lumbares están relacionados con la frecuencia con que los trabajadores encorvan la espalda. La manipulación de bandejas de plantones (de 3,0 a 4,1 kg cada una cuando están llenas) al descargar los camiones de reparto es también un riesgo potencial. El transporte de cargas con arneses también puede provocar molestias lumbares, sobre todo si el peso no está bien distribuido sobre los hombros y alrededor de la cintura.
Conviene no olvidar la carga muscular sobre los miembros inferiores: caminar varios kilómetros diarios transportando una carga sobre terreno irregular, a veces cuesta arriba, puede convertirse rápidamente en un trabajo agotador. Además, esta faena implica frecuentes flexiones de las rodillas y la constante utilización de los pies. La mayoría de los plantadores silvícolas se sirven de los pies para despejar los detritos con un movimiento lateral antes de realizar un hoyo, así como para aplicar peso sobre el estribo de la herramienta a fin de hundirla en el suelo y para compactar la tierra alrededor del plantón una vez insertado.
La prevención de la tensión musculosquelética depende de la minimización de las cargas transportadas, en términos de peso, frecuencia y distancia, junto con la optimización de las posturas de trabajo, lo que implica herramientas y prácticas de trabajo apropiadas.
Por ejemplo, si hay que llevar los plantones en un cubo, el agua puede reemplazarse por musgo turboso húmedo para reducir el peso transportado. En Chile, el rendimiento aumentó un 50 % tras reemplazar las pesadas cajas de madera de trans- porte de plantones por otras de cartón más ligeras (Apud y Valdés 1995). Las herramientas también tienen que estar bien adaptadas a la faena. El cambio de pico y pala por una escarda especialmente diseñada redujo la carga de trabajo un 50 % y mejoró el rendimiento hasta un 100 % en la reforestación de Pakistán (Saarilahti y Asghar 1994). El peso de la herramienta de plantación también es crucial. Por ejemplo, en un estudio de campo de herramientas de plantación realizado en Quebec, las variaciones oscilaban entre 1,7 y 3,1 kg, lo que significa que la elección del modelo más ligero puede ahorrar el levantamiento de 1.400 kg diarios, sobre la base de 1.000 levantamientos diarios.
Las herramientas de plantación con mangos largos y rectos son preferibles porque si la herramienta golpea una roca oculta, la mano resbalará por el mango en lugar de absorber el choque. Un mango liso y conificado permite un agarre óptimo para un mayor porcentaje de la población. El Instituto de Investigación de Técnica Forestal de Canadá (Forest Engineering Research Institute of Canada) recomienda utilizar herramientas ajustables con propiedades amortiguadoras, pero indica que en el momento de la realización de su estudio de 1988 no existía ninguna herramienta de este tipo (Stjernberg 1988).
Los plantadores también deben recibir formación relativa a las posturas óptimas de trabajo. Por ejemplo, utilizar el peso corporal para hundir el almocafre en lugar del esfuerzo muscular, evitar la torsión de la espalda o el esfuerzo excesivo de los brazos mientras se encuentran totalmente extendidos, evitar plantar cuesta abajo y utilizar la herramienta de plantación como soporte al encorvarse, todo ello puede contribuir a minimizar la tensión musculosquelética. A los plantadores principiantes no se les debe pagar a destajo hasta que estén bien entrenados.
Las flexiones y extensiones extremas de las muñecas —p. ej., para coger los plantones de las bandejas— y la transmisión a manos y brazos del impacto que se produce cuando la herramienta de plantación golpea una roca oculta, son algunos de los peligros biomecánicos a los que se ven expuestos los miembros superiores. El peso total acarreado, la frecuencia de levantamiento y la naturaleza física y repetitiva del trabajo —sobre todo el intenso esfuerzo muscular necesario para hundir el almocafre en la tierra— son factores que contribuyen a la tensión muscular ejercida sobre los miembros superiores.
Los problemas lumbares están relacionados con la frecuencia con que los trabajadores encorvan la espalda. La manipulación de bandejas de plantones (de 3,0 a 4,1 kg cada una cuando están llenas) al descargar los camiones de reparto es también un riesgo potencial. El transporte de cargas con arneses también puede provocar molestias lumbares, sobre todo si el peso no está bien distribuido sobre los hombros y alrededor de la cintura.
Conviene no olvidar la carga muscular sobre los miembros inferiores: caminar varios kilómetros diarios transportando una carga sobre terreno irregular, a veces cuesta arriba, puede convertirse rápidamente en un trabajo agotador. Además, esta faena implica frecuentes flexiones de las rodillas y la constante utilización de los pies. La mayoría de los plantadores silvícolas se sirven de los pies para despejar los detritos con un movimiento lateral antes de realizar un hoyo, así como para aplicar peso sobre el estribo de la herramienta a fin de hundirla en el suelo y para compactar la tierra alrededor del plantón una vez insertado.
La prevención de la tensión musculosquelética depende de la minimización de las cargas transportadas, en términos de peso, frecuencia y distancia, junto con la optimización de las posturas de trabajo, lo que implica herramientas y prácticas de trabajo apropiadas.
Por ejemplo, si hay que llevar los plantones en un cubo, el agua puede reemplazarse por musgo turboso húmedo para reducir el peso transportado. En Chile, el rendimiento aumentó un 50 % tras reemplazar las pesadas cajas de madera de trans- porte de plantones por otras de cartón más ligeras (Apud y Valdés 1995). Las herramientas también tienen que estar bien adaptadas a la faena. El cambio de pico y pala por una escarda especialmente diseñada redujo la carga de trabajo un 50 % y mejoró el rendimiento hasta un 100 % en la reforestación de Pakistán (Saarilahti y Asghar 1994). El peso de la herramienta de plantación también es crucial. Por ejemplo, en un estudio de campo de herramientas de plantación realizado en Quebec, las variaciones oscilaban entre 1,7 y 3,1 kg, lo que significa que la elección del modelo más ligero puede ahorrar el levantamiento de 1.400 kg diarios, sobre la base de 1.000 levantamientos diarios.
Las herramientas de plantación con mangos largos y rectos son preferibles porque si la herramienta golpea una roca oculta, la mano resbalará por el mango en lugar de absorber el choque. Un mango liso y conificado permite un agarre óptimo para un mayor porcentaje de la población. El Instituto de Investigación de Técnica Forestal de Canadá (Forest Engineering Research Institute of Canada) recomienda utilizar herramientas ajustables con propiedades amortiguadoras, pero indica que en el momento de la realización de su estudio de 1988 no existía ninguna herramienta de este tipo (Stjernberg 1988).
Los plantadores también deben recibir formación relativa a las posturas óptimas de trabajo. Por ejemplo, utilizar el peso corporal para hundir el almocafre en lugar del esfuerzo muscular, evitar la torsión de la espalda o el esfuerzo excesivo de los brazos mientras se encuentran totalmente extendidos, evitar plantar cuesta abajo y utilizar la herramienta de plantación como soporte al encorvarse, todo ello puede contribuir a minimizar la tensión musculosquelética. A los plantadores principiantes no se les debe pagar a destajo hasta que estén bien entrenados.
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