El almacenamiento del pienso presenta riesgos sanitarios para los trabajadores. Al principio del proceso de almacenamiento se produce dióxido de nitrógeno que puede producir graves lesiones respiratorias e incluso la muerte. El almacenamiento en lugares cerrados, como los silos, puede crear este peligro, que se evita no entrando en ellos ni en los espacios de almacenamiento anexos durante las primeras semanas. Posteriormente pueden producirse problemas si la alfalfa, el heno, la paja u otros forrajes estaban húmedos cuando se almacenaron, y se produce una acumulación de hongos y otros contaminantes microbianos. Pueden producirse así enfermedades respiratorias agudas (“enfermedad del descargador de silos”, síndrome tóxico por polvo orgánico) y/o enfermedades respiratorias crónicas (“pulmón de granjero”). El riesgo correspondiente puede reducirse mediante el empleo de mascarillas adecuadas. También deben seguirse procedimientos adecuados para poder entrar en el espacio de almacenamiento.
La paja y el heno que se usan para las camas de los animales suelen estar secos, pero pueden contener mohos y esporas causantes de síntomas respiratorios cuando el polvo pasa al aire. Las mascarillas para el polvo pueden reducir la exposición a este peligro.
Las máquinas cosechadoras y embaladoras y las corta- doras están diseñadas para tronchar, cortar y aplastar. Se han asociado con lesiones traumáticas, producidas en gran parte cuando los trabajadores intentan liberar piezas atascadas mien- tras el equipo está funcionando. Hay que desconectar el equipo antes de limpiar los atascos. Si hay más de una persona trabajando, debe aplicarse un programa de bloqueo/descone- xión. Otra fuente importante de lesiones y muertes son los vuelcos de tractores sin la adecuada protección antivuelcos para el conductor (Deere & Co. 1994). En otra sección de esta Enciclo- pedia se ofrece más información sobre los peligros de la maqui- naria agrícola.
Donde se utilicen animales para plantar, cosechar y almacenar alimento, existe la posibilidad de que se produzcan lesiones relacionadas con coces y mordiscos, que dan lugar a torceduras, luxaciones, lesiones por aplastamiento y laceraciones. La mejor forma de reducir la incidencia de estas lesiones es aplicar técnicas correctas en el manejo de los animales.
La manipulación de las balas de heno y paja puede producir problemas ergonómicos. Hay que enseñar a los trabajadores técnicas correctas de levantamiento, y se debe usar equipo mecánico siempre que sea posible.
El forraje y las camas de heno son un riesgo de incendio. El heno húmedo, como ya se ha mencionado, puede entrar espontáneamente en combustión. El heno, la paja y otros elementos parecidos arden muy bien cuando están secos, sobre todo si están sueltos. Pero incluso el forraje embalado es un estupendo combustible para el fuego. Es necesario aplicar normas básicas de prevención del fuego, como la prohibición de fumar, la elimi- nación de las fuentes de chispas y las medidas de lucha antiincendios.
La paja y el heno que se usan para las camas de los animales suelen estar secos, pero pueden contener mohos y esporas causantes de síntomas respiratorios cuando el polvo pasa al aire. Las mascarillas para el polvo pueden reducir la exposición a este peligro.
Las máquinas cosechadoras y embaladoras y las corta- doras están diseñadas para tronchar, cortar y aplastar. Se han asociado con lesiones traumáticas, producidas en gran parte cuando los trabajadores intentan liberar piezas atascadas mien- tras el equipo está funcionando. Hay que desconectar el equipo antes de limpiar los atascos. Si hay más de una persona trabajando, debe aplicarse un programa de bloqueo/descone- xión. Otra fuente importante de lesiones y muertes son los vuelcos de tractores sin la adecuada protección antivuelcos para el conductor (Deere & Co. 1994). En otra sección de esta Enciclo- pedia se ofrece más información sobre los peligros de la maqui- naria agrícola.
Donde se utilicen animales para plantar, cosechar y almacenar alimento, existe la posibilidad de que se produzcan lesiones relacionadas con coces y mordiscos, que dan lugar a torceduras, luxaciones, lesiones por aplastamiento y laceraciones. La mejor forma de reducir la incidencia de estas lesiones es aplicar técnicas correctas en el manejo de los animales.
La manipulación de las balas de heno y paja puede producir problemas ergonómicos. Hay que enseñar a los trabajadores técnicas correctas de levantamiento, y se debe usar equipo mecánico siempre que sea posible.
El forraje y las camas de heno son un riesgo de incendio. El heno húmedo, como ya se ha mencionado, puede entrar espontáneamente en combustión. El heno, la paja y otros elementos parecidos arden muy bien cuando están secos, sobre todo si están sueltos. Pero incluso el forraje embalado es un estupendo combustible para el fuego. Es necesario aplicar normas básicas de prevención del fuego, como la prohibición de fumar, la elimi- nación de las fuentes de chispas y las medidas de lucha antiincendios.
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