En las actividades rutinarias de mantenimiento se utilizan muchos productos comerciales peligrosos. El amianto es corriente, pues ha sido muy utilizado como aislante térmico y es un componente de numerosos productos comerciales. Hay que implantar procesos de control que garanticen una correcta identificación de todos los materiales que incorporen amianto por medio de un análisis microscópico (la posibilidad de efectuar este análisis en el propio lugar mejora enormemente el tiempo de respuesta). Los métodos específicos de control utilizados para este fin dependerán de la escala de la actividad. En operaciones a gran escala, será necesario construir recintos de trabajo a presión ligeramente reducida (para evitar fugas), equipar a los trabajadores con protecciones respiratorias y seguir cuidadosos procedimientos que eviten la contaminación exterior. En todos los casos, los materiales que contengan amianto deberán mojarse por completo e introducirse en bolsas etiquetadas para su eliminación. Hay que realizar atentas inspecciones para eliminar todo el amianto antes de seguir adelante. Deberán registrarse las exposiciones de los trabajadores y se realizarán radiografías pectorales periódicas junto con pruebas de capa- cidad pulmonar para detectar el inicio de cualquier enfermedad. Si los exámenes dan positivo, el trabajador deberá ser inmediatamente apartado de nuevas exposiciones. Las prácticas actuales reflejan una gran preocupación por la exposición al amianto en la industria eléctrica.
Con respecto a la gran mayoría de los demás materiales peligrosos que se utilizan en el lugar de trabajo, las cantidades presentes son pequeñas y su uso infrecuente, de modo que su repercusión total es insignificante. Las exposiciones más importantes a materiales peligrosos se asocian más a operaciones concretas que a productos determinados.
Por ejemplo, la soldadura es una actividad corriente que puede dar lugar a una serie de posibles efectos perjudiciales para la salud. La exposición a la luz ultravioleta del arco provoca ceguera temporal y grave irritación ocular (“ojo de arco”); la inhalación de vapores de óxidos metálicos puede causar la “fiebre de los vapores metálicos”; y los óxidos de nitrógeno y el ozono formados a las altas temperaturas del arco pueden ocasionar neumonía química y posibles problemas respiratorios crónicos. Entre los controles aplicables cabe citar las viseras de protección contra la luz dispersa para los trabajadores que se encuentren en las proximidades, la ventilación de extracción localizada o la protección respiratoria (por medio de una masca- rilla con filtro de aire).
Una actividad corriente parecida es el rectificado y el chorreo abrasivo, donde lo preocupante es la inhalación de óxido metá- lico respirable y de partículas abrasivas. Tal posibilidad suele controlarse mediante la elección del agente abrasivo (actual- mente se ha abandonado la arena en favor de agentes más benignos, como las cáscaras vegetales) y la instalación de una ventilación de extracción localizada de la potencia adecuada.
Otra actividad que da lugar a exposiciones significativas es la aplicación de revestimientos protectores a superficies metálicas. Dichos revestimientos pueden contener disolventes que se liberan a la atmósfera de trabajo. La exposición de los trabaja dores puede controlarse por medio de una ventilación de extrac- ción localizada o bien, si eso no fuera práctico, por medio de una protección respiratoria.
Con respecto a la gran mayoría de los demás materiales peligrosos que se utilizan en el lugar de trabajo, las cantidades presentes son pequeñas y su uso infrecuente, de modo que su repercusión total es insignificante. Las exposiciones más importantes a materiales peligrosos se asocian más a operaciones concretas que a productos determinados.
Por ejemplo, la soldadura es una actividad corriente que puede dar lugar a una serie de posibles efectos perjudiciales para la salud. La exposición a la luz ultravioleta del arco provoca ceguera temporal y grave irritación ocular (“ojo de arco”); la inhalación de vapores de óxidos metálicos puede causar la “fiebre de los vapores metálicos”; y los óxidos de nitrógeno y el ozono formados a las altas temperaturas del arco pueden ocasionar neumonía química y posibles problemas respiratorios crónicos. Entre los controles aplicables cabe citar las viseras de protección contra la luz dispersa para los trabajadores que se encuentren en las proximidades, la ventilación de extracción localizada o la protección respiratoria (por medio de una masca- rilla con filtro de aire).
Una actividad corriente parecida es el rectificado y el chorreo abrasivo, donde lo preocupante es la inhalación de óxido metá- lico respirable y de partículas abrasivas. Tal posibilidad suele controlarse mediante la elección del agente abrasivo (actual- mente se ha abandonado la arena en favor de agentes más benignos, como las cáscaras vegetales) y la instalación de una ventilación de extracción localizada de la potencia adecuada.
Otra actividad que da lugar a exposiciones significativas es la aplicación de revestimientos protectores a superficies metálicas. Dichos revestimientos pueden contener disolventes que se liberan a la atmósfera de trabajo. La exposición de los trabaja dores puede controlarse por medio de una ventilación de extrac- ción localizada o bien, si eso no fuera práctico, por medio de una protección respiratoria.
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