domingo, 25 de mayo de 2014

Riesgos y precauciones (I)

En general, los mayores riesgos que presenta la fabricación de lá mparas, con independencia del tipo de producto, son los que presentan los equipos automá ticos y la manipulació n de lá mparas y globos de vidrio y otros materiales. Los cortes producidos al manipular el vidrio y al introducir las manos en los equipos en funcionamiento son las causas má s corrientes de accidente; los problemas derivados de la manipulació n de materiales, como los ovimientos repetitivos o las lesiones de espalda, son especial- mente preocupantes.
Es frecuente emplear pasta de soldadura plumbosa en las lá mparas. En las utilizadas en aplicaciones de alta temperatura, se emplean pastas de soldadura con cadmio. En las operaciones automá ticas de montaje de lá mparas, la exposició n a estas pastas de soldadura es mínima. Si se realizan soldaduras manuales, como en las operaciones semiautomá ticas o en reparaciones, deberá vigilarse la exposició n al plomo o al cadmio.
Las posibilidades de quedar expuesto a materiales peligrosos durante la fabricació n de lá mparas han ido disminuyendo constantemente desde mediados del siglo XX. En la fabricació n de lá mparas incandescentes, a una gran cantidad de ellas se les solía aplicar una solució n de á cido hidrofluó rico o sales bifluó - ricas para darles un acabado translú cido. Esto se ha sustituido en gran medida por un revestimiento arcilloso de baja toxicidad. Aunque no se ha reemplazado por completo, el uso de á cido hidrofluó rico se ha reducido mucho. Este cambio ha reducido el riesgo de sufrir quemaduras en la piel e irritació n pulmonar a causa del á cido. Los revestimientos cerá micos de colores utilizados en la parte externa de algunas lá mparas solían contener pigmentos de metales pesados, como el plomo, el cadmio, el cobalto y otros, ademá s de integrar una frita de vidrio de sili- cato de plomo en su composició n. En los ú ltimos añ os, muchos de estos pigmentos metá licos han sido reemplazados por colo- rantes menos tó xicos. En los casos en los que todavía se utilizan los metales pesados, pueden aplicarse los de menor toxicidad (p. ej., cromo III en lugar de cromo VI).

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