Los plaguicidas se utilizan en bosques y en viveros silvícolas para controlar hongos, insectos y roedores. Las cantidades totales utilizadas son por lo común pequeñas en comparación con las empleadas en agricultura. En los bosques, los herbicidas se utilizan para controlar los arbustos de madera dura, la hierba y las malas hierbas en jóvenes rodales de brinzales de madera dulce. Para este fin se emplean herbicidas de fenóxidos, glifosatos o triazinas. Para necesidades ocasionales, también pueden utilizarse insecticidas, sobre todo compuestos organofosforados, compuestos organoclorados o piredroides sintéticos. En los viveros silvícolas se utilizan ditiocarbamatos regularmente para proteger los plantones de coníferas contra los hongos de los pinos. La Tabla 68.7 enumera algunos productos químicos utilizados en Europa y Norteamérica en el decenio de 1980. Muchos países han tomado medidas para encontrar alternativas a los plaguicidas o restringir su uso. La sección de esta Enciclopedia dedicada a los productos químicos contiene más detalles sobre la química, los síntomas químicos de intoxicación y su tratamiento.
Para aplicar los plaguicidas al objetivo previsto en bosques
y viveros silvícolas se utilizan muy diversas técnicas. Algunos métodos comunes son el rociado aéreo, la aplicación desde equipos tractoreados, rociado desde alforjas, rociado ULV y pulverizadores conectados a sierras trochadoras.
El riesgo de exposición es parecido al de otras aplicaciones de plaguicidas. Para evitar la exposición a los plaguicidas, los trabajadores forestales deben utilizar equipos protectores personales (EPP) (p. ej., gorras, monos, botas y guantes). Si se aplican plaguicidas tóxicos, también deberá utilizarse un aparato respiratorio durante las aplicaciones. Un EPP eficaz suele comportar la acumulación de calor y un sudor excesivo. Es conveniente programar las aplicaciones para las horas más frescas del día y cuando no haya demasiado viento. También es importante lavar todos los derrames inmediatamente con agua y evitar fumar y comer durante las operaciones de rociado.
Los síntomas provocados por una exposición excesiva a los plaguicidas varían mucho en función del compuesto aplicado, pero muy a menudo la exposición laboral a los plaguicidas provoca trastornos cutáneos (véase un comentario más detallado de los plaguicidas utilizados en la industria forestal en Europa y Norteamérica en FAO/CEPE/OIT 1991.)
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