domingo, 6 de abril de 2008

Ruido y audición

El deterioro de la audición se produce como consecuencia de una exposición continua y prolongada al ruido por encima de los niveles umbral reconocidos, y constituye una enfermedad incu- rable que causa trastornos de la comunicación y resulta estresante si el trabajo exige concentración. Como resultado, el rendimiento psicológico y fisiológico puede reducirse. Asimismo, existe una asociación entre la exposición a un nivel de ruido elevado y las anomalías en la tensión arterial, la frecuencia cardíaca y el ritmo y el volumen de la respiración, así como la aparición de espasmos estomacales e intestinales y trastornos nerviosos. La susceptibi- lidad personal, la duración de la exposición y la frecuencia y la intensidad del ruido son factores que determinan el riesgo de la exposición.
Las normativas sobre salud y seguridad varían de un país a otro, pero la exposición de los trabajadores al ruido suele limi- tarse de 85 a 90 dBA durante 8 horas, seguida de un período de recuperación de 16 horas con un nivel inferior a 80 dBA. A partir de 85 dBA debe suministrarse protección auditiva, obli- gatoria en los casos de pérdida confirmada y en las exposiciones de 8 horas o más a niveles iguales o superiores a 90 dBA. Se recomienda la realización de pruebas audiométricas anuales en la población expuesta (en algunos países son obligatorias). Las mediciones del ruido efectuadas con instrumentos como el sonómetro tipo II del American National Standards Institute (ANSI) deben llevarse a cabo, al menos, cada dos años, y repetirse siempre que las modificaciones de los equipos o de los procesos puedan aumentar los niveles de ruido ambiental.
Garantizar que el grado de exposición al ruido no resulta peligroso constituye la estrategia fundamental de los controles sonoros. Las buenas prácticas de fabricación exigen que los dispositivos de control y sus superficies de contacto puedan limpiarse, no alberguen plagas y hayan recibido las autoriza- ciones necesarias para ponerse en contacto con alimentos o contribuir a la producción de éstos. Asimismo, los métodos adoptados dependen de la disponibilidad de recursos finan- cieros, equipos, materiales y personal capacitado. Uno de los factores más importantes en la reducción del ruido es el diseño del lugar de trabajo. Los equipos deben concebirse para una generación mínima de ruido y vibración. La sustitución de los componentes metálicos por otros materiales más blandos, como el caucho, puede contribuir a la consecución de este objetivo. Al adquirir maquinarias nuevas o de sustitución, debe optarse por las menos ruidosas. Es necesario instalar silenciadores en las válvulas de aire y en los tubos de escape. Las máquinas y los procesos que generan ruido deben aislarse con el fin de reducir al mínimo el número de trabajadores expuestos a niveles de contaminación acústica elevados. Cuando sea posible, se insta- larán tabiques y techos que atenúen y absorban el ruido, y el traslado y la limpieza de los mismos debe incluirse en los costes de mantenimiento. La mejor solución suele consistir en la combinación de estas medidas, adaptadas a las necesidades de cada lugar de trabajo.
Cuando los controles técnicos no sean viables o resulte imposible reducir el ruido a niveles no nocivos, deben utilizarse EPP para proteger los oídos. La disponibilidad de estos equipos y la sensibilización de los trabajadores son importantes para prevenir el deterioro auditivo. En general, una selección de los tapones y de otros dispositivos protectores facilitará una mayor aceptación y un uso más generalizado.

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