lunes, 14 de enero de 2008

Sistema respiratorio (IV)

Los controles técnicos concebidos para minimizar el riesgo de intoxicación o infección pueden aplicarse de acuerdo con dos planteamientos. En primer lugar, puede optarse por dejar de emplear ciertos materiales o sustituirlos por otros menos peligrosos. Tal posibilidad exige, por ejemplo, el cambio de una sustancia en polvo por un líquido de mayor o menor densidad. En segundo lugar, puede controlarse la exposición mediante la reducción del nivel de contaminación atmosférica. Los diseños de los lugares de trabajo comprenden los elementos siguientes: aislamiento total o parcial del proceso, aplicación de sistemas de ventilación adecuados y restricción del acceso (para reducir el número de personas expuestas). Un sistema de ventilación apro- piado resulta esencial en la prevención de la dispersión de esporas o aerosoles en el lugar de trabajo. La sustitución de la aplicación de aire comprimido en los equipos por la limpieza al vacío o con productos líquidos es fundamental para evitar que ciertos materiales queden en suspensión en el aire durante la realización de estas tareas.
Entre los controles administrativos se cuentan la rotación de trabajadores (para reducir el período de exposición) y la realización de tareas peligrosas en fines de semana y en períodos ajenos a los turnos habituales (para reducir el número de personas expuestas). La utilización de equipos de protección personal (EPP) es el método de control de la exposición menos favorecido debido a los elevados costes de mantenimiento, los problemas de disponibilidad en los países en desarrollo y la necesidad de que los trabajadores recuerden que deben emplearlos.
Un EPP consta de gafas contra salpicaduras, protectores faciales y respiradores para el personal encargado de mezclar productos químicos peligrosos. Los trabajadores deben recibir formación sobre la utilización, las limitaciones y la colocación de los equipos para que éstos sirvan adecuadamente a su propósito. Se emplean distintos tipos de respiradores (máscaras) en función de la naturaleza de la tarea efectuada y del nivel del riesgo: desde una sencilla máscara facial que cubre media cara y protege del polvo y el vapor, pasando por depuradores de aire de diversos tipos, hasta aparatos respiradores autónomos (ARA). Una selección adecuada (basada en el riesgo, en la adecuación a la cara y en el mantenimiento) y la formación aseguran la eficacia del respirador en la reducción de la exposición y de la incidencia de los trastornos respiratorios.

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