Detectar el incendio cuando todavía es débil permite controlarlo con más facilidad y seguridad. Antes, la detección se basaba en observaciones a ras de suelo. En cambio, en la actualidad es posible detectar un fuego en su primera fase por medio de equipos de infrarrojos y microondas montados en un avión. La información se transmite a un ordenador en tierra, que puede procesarla e indicar la situación y temperatura exactas del incendio, aún cuando haya nubes. Así, el personal de tierra o los bomberos paracaidistas pueden atacar el fuego antes de que se extienda.
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