Las tareas más peligrosas para el pescador son las relacionadas con el lanzamiento y la recogida de los aparejos de pesca. En la pesca de arrastre, por ejemplo, la red de arrastre se arroja en una secuencia de operaciones que requieren una compleja coordinación de distintos tipos de chigres (véase “Principales sectores y procesos” en el presente capítulo). Todas las operaciones se realizan a gran velocidad y el trabajo en equipo es indispensable. Al echar la red, la conexió n de las puertas de la red al cable de arrastre constituye uno de los momentos má s peligrosos, pues las puertas pesan varios cientos de kilos. Otras partes de las artes de pesca son demasiado pesadas para ser manejadas sin utilizar pescantes y chigres mientras se arroja la red (es decir, los aparejos pesados y diábolos se mueven libremente antes de ser elevados por encima de la borda).
Todo el proceso de arrojar y recoger las distintas redes se realiza con la ayuda de cables que a menudo pasan por la zona de trabajo. Los cables está n muy tensos, pues suele existir una fuerte tracción de los aparejos de pesca en direcció n contraria al avance del buque. Los pescadores corren un gran riesgo de enre- darse en los aparejos o caer en ellos y verse arrastrados fuera de borda, o de caer al agua al arrojar los aparejos. Pueden producirse lesiones en los dedos, manos y brazos, y los aparejos de gran peso pueden caer o desplazarse y lesionar pies y piernas.
La limpieza y el desangrado de los peces a menudo se realiza a mano en cubierta o en una cubierta de abrigo. Los movimientos bruscos del barco hacen que sean frecuentes las lesiones en manos y dedos por cuchillos o espinas de pescado. La pesca con línea y con sedal manual entrañ a el riesgo de herirse dedos y manos con los anzuelos. Puesto que este tipo de pesca cada vez se automatiza más, el peligro lo constituyen los haladores de línea y los chigres.
El mé todo de gestión de la pesca consistente en limitar las capturas en una zona delimitada de recursos naturales también influye en el índice de lesiones. En algunos lugares, las cuotas asignan a los buques determinados días para pescar y los pescadores creen que deben salir cualquiera que sea el tiempo.
Todo el proceso de arrojar y recoger las distintas redes se realiza con la ayuda de cables que a menudo pasan por la zona de trabajo. Los cables está n muy tensos, pues suele existir una fuerte tracción de los aparejos de pesca en direcció n contraria al avance del buque. Los pescadores corren un gran riesgo de enre- darse en los aparejos o caer en ellos y verse arrastrados fuera de borda, o de caer al agua al arrojar los aparejos. Pueden producirse lesiones en los dedos, manos y brazos, y los aparejos de gran peso pueden caer o desplazarse y lesionar pies y piernas.
La limpieza y el desangrado de los peces a menudo se realiza a mano en cubierta o en una cubierta de abrigo. Los movimientos bruscos del barco hacen que sean frecuentes las lesiones en manos y dedos por cuchillos o espinas de pescado. La pesca con línea y con sedal manual entrañ a el riesgo de herirse dedos y manos con los anzuelos. Puesto que este tipo de pesca cada vez se automatiza más, el peligro lo constituyen los haladores de línea y los chigres.
El mé todo de gestión de la pesca consistente en limitar las capturas en una zona delimitada de recursos naturales también influye en el índice de lesiones. En algunos lugares, las cuotas asignan a los buques determinados días para pescar y los pescadores creen que deben salir cualquiera que sea el tiempo.
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