viernes, 5 de octubre de 2007

Características regionales del sector y de los trabajadores: Diversidad animal

La posibilidad de que se pierdan rápidamente genes, especies y hábitat amenaza la adaptabilidad y los rasgos de determinadas razas de animales que son o podrían ser útiles. Los esfuerzos internacionales han hecho hincapié en la necesidad de preservar la diversidad biológica a tres niveles: genético, de la especie y del hábitat. Un ejemplo del declive de la diversidad genética lo constituye el limitado número de sementales que se emplea para cruzar artificialmente a las hembras de muchas especies (Scherf 1995).
Con el declive de muchas razas y la consiguiente reducción de la diversidad de especies, las razas dominantes han ido aumentando, favoreciendo la uniformidad de las razas más productivas. El problema de la falta de diversidad en el ganado productor de leche es particularmente agudo; a excepción de la raza Holstein, de alta producción, las poblaciones de vacas lecheras están desapareciendo. La acuicultura no ha reducido la presión sobre las poblaciones salvajes de peces. Por ejemplo, el empleo de redes de malla estrecha en la captura de gambas determina que se recojan alevines de especies salvajes valiosas, lo cual contribuye a su eliminación. Algunas especies, como el mero, el milkfish (especie comestible muy abundante en Hawai) y la anguila, no puede ser criados en cautividad, por lo que sus alevines son capturados en estado salvaje y se crían en piscifactorías, lo que reduce aún más el conjunto de poblaciones salvajes.
Un ejemplo de la pérdida de diversidad del hábitat está representado por el impacto que el alimento para las piscifactorías tiene sobre las poblaciones salvajes. El pescado que se emplea como alimento en las zonas costeras afecta a la población salvaje de gambas y pescados porque destruye sus hábitat naturales, como son los manglares. Además, las heces de los peces y los alimentos pueden acumularse en el fondo y destruir a las comunidades bentónicas que filtran el agua (Safina 1995).
Las especies animales que sobreviven en abundancia son las que se emplean básicamente para fines humanos, si bien ha surgido un movimiento de defensa de los animales que crea un problema social al afirmar que éstos, sobre todo los de sangre caliente, no deben emplearse para fines humanos. Precediendo a este movimiento a mediados del decenio de 1970 apareció otro encaminado a la defensa del bienestar de los animales. Sus defensores abogan por un trato humanitario para los animales que se emplean en investigación, alimentación, obtención de tejidos, deportes o compañía. Parece poco probable que la utilización de los animales por el hombre vaya a ser abolida. También es probable que la lucha por el bienestar de éstos persista como movimiento popular (NIH 1988).

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