martes, 27 de agosto de 2013

Riesgos ambientales y su prevención

Por regla general, la fabricació n de cables no genera emisiones significativas al exterior de la fá brica. Existen tres excepciones, no obstante. La primera es que la exposició n a los vapores de los disolventes utilizados para imprimir y para otros fines se controlan utilizando sistemas de VAL que descargan a la atmósfera. Los compuestos orgá nicos volá tiles (COV) de dichas emisiones son uno de los componentes necesarios para formar
“esmog” fotoquímico, por lo que está n sufriendo una presió n cada vez mayor por parte de las autoridades reguladoras de varios países. La segunda excepció n es la posible liberació n de TDI procedente de la fabricació n de hilos esmaltados. La tercera es que, en varios casos, la fabricació n de las materias primas que se utilizan en los cables puede dar lugar a emisiones al medio ambiente si no se toman medidas de control. Las emisiones de partículas metá licas de las refinerías de cobre y de la fabricació n de aleaciones de cobre-cadmio o cobre-berilio deberá n canali- zarse hacia sistemas filtrantes adecuados. Asimismo, todas las emisiones de partículas procedentes de la elaboració n de compuestos de caucho lo hará n a su vez hacia un sistema filtrante. Las emisiones de partículas, cloruro de hidró geno y cloro procedentes de la fabricació n de fibras ó pticas deberá n canalizarse hacia un sistema filtrante seguido de un depurador de sosa cá ustica.

lunes, 26 de agosto de 2013

Operaciones auxiliares

Las operaciones de empalme presentan riesgos para dos grupos distintos de trabajadores: quienes los fabrican y quienes los utilizan. La fabricació n comporta la manipulació n de un polvo fibrogé nico (sílice), un sensibilizador respiratorio (isocianato) y un sensibilizador cutá neo (resina acrílica). Debe utilizarse un sistema de VAL eficaz para controlar adecuadamente la exposició n de los empleados, quienes han de llevar guantes adecuados para evitar que la resina entre en contacto con su piel. El principal riesgo para los usuarios de los compuestos es la sensibilizació n cutá nea a la resina, lo cual es difícil de controlar, ya que es posible que el empalmador no pueda evitar el contacto cutá neo del todo y es probable que se encuentre en un lugar alejado y desprovisto de agua para limpiarse. Por tanto, es esencial disponer de un limpiador de manos sin agua.

domingo, 25 de agosto de 2013

Aislamiento (ii)

retirada en 1949, provocó casos de cá ncer de vejiga hasta 30 añ os má s tarde en quienes habían estado expuestos con anterioridad a la fecha de retirada, pero ninguno en los empleados só lo con posterioridad a 1949. Sin embargo, en la industria del cable no se ha experimentado la mayor incidencia de otros cá nceres —en especial, los de pulmó n y estó mago— aparecidos en la industria del neumá tico. La razó n es, casi con toda seguridad, que en la fabricació n de cables, las má quinas de extrusió n
y vulcanizació n está n aisladas, y la exposició n de los trabajadores a los humos y al polvo de caucho era por lo comú n mucho menor que en la industria del neumá tico. El empleo de talco puede ser peligroso en las fá bricas de cables de caucho. Es importante asegurarse de que se utilice solamente la forma no fibrosa del talco (es decir, la que no contiene tremolita fibrosa) y de que el talco se aplique en una cabina cerrada con ventilació n aspirante local.
En muchos cables se estampan marcas de identificació n. Si se utilizan las modernas videoimpresoras a chorro, el riesgo para la salud es casi con toda seguridad despreciable, debido a las pequeñ ísimas cantidades de disolvente que se utilizan. Sin embargo, otras té cnicas de impresió n pueden dar lugar a exposi- ciones importantes a disolventes, ya sea durante la producció n normal o, lo que es má s habitual, durante las operaciones de limpieza. Por consiguiente, es preciso emplear sistemas de extracció n adecuados para controlar tales exposiciones.
Los principales riesgos de la fabricació n de cables AM son la exposició n al polvo, al ruido y a las vibraciones. Los dos primeros se controlan por medio de té cnicas está ndar de las que se trata en otros artículos. La exposició n a la vibració n solía
ocurrir en el pasado durante la conificación, por la que se formaba
una punta al final del tubo montado por inserció n manual en una má quina con martillos giratorios, de modo que la punta pudiera introducirse en la má quina trefiladora. Má s reciente- mente, este tipo de conificadora ha sido reemplazada por má quinas neumá ticas, lo que ha eliminado tanto la vibració n como el ruido generado por el mé todo antiguo.
La exposició n al plomo durante el envainado debe controlarse por medio de sistemas de VAL adecuados y prohibiendo comer, beber y fumar en á reas susceptibles de contaminació n por plomo. Es preciso realizar controles bioló gicos perió dicos anali- zando el contenido de plomo en muestras de sangre en un labo- ratorio cualificado.
El cresol utilizado en la fabricació n de hilos esmaltados es corrosivo y tiene un olor distintivo a concentraciones muy bajas. Parte del poliuretano se degrada té rmicamente en los hornos de esmaltado y libera tolueno diisocianato (TDI), un potente sensibilizador respiratorio. Es preciso instalar un buen sistema de VAL alrededor de los hornos provistos de dispositivos catalí- ticos de poscombustió n para asegurarse de que el TDI no conta- mine el á rea circundante.

sábado, 24 de agosto de 2013

DERMATITIS POR CONTACTO CON CAUCHO Y ALERGIA AL LATEX

Dermatitis por contacto Entre los trabajadores que está n en contacto directo con el caucho y con los cientos de productos químicos utilizados en esta industria se han registrado frecuentes reacciones adversas en la piel. Entre estas reacciones se encuentran dermatitis irritativa de contacto, dermatitis alé rgica de contacto, urticaria de contacto
(erupciones), agravamiento de enfermedades preexistentes de la piel y otros trastornos menos habituales de la piel como folicu- litis, xerosis (piel seca), miliaria y despigmentación debidos a ciertos derivados del fenol.
La dermatitis irritativa de contacto es la reacción má s frecuente y está causada por una exposició n intensa a productos químicos fuertes o por una exposició n acumulada a productos irritantes má s dé biles, como los utilizados en trabajos con líquidos o disolventes. La dermatitis alé rgica de contacto es un tipo de reacció n alé rgica retardada causada por productos químicos como aceleradores, vulcanizadores, antioxidantes y antiozonizantes que se añ aden durante la fabricación del caucho. Estos productos suelen estar presentes en el producto final y pueden causar dermatitis de contacto tanto a los usuarios de los productos finales como a los trabajadores del caucho, y en
especial en los operarios de malaxadores Banbury, calandrias y extrusores, así como en los montadores.
Algunos trabajadores sufren dermatitis de contacto por realizar tareas que no permiten el empleo de ropa de protecció n frente a los productos químicos (PPQ). Algunos trabajadores desarrollan alergia a la propia ropa PPQ , y en especial a los guantes de goma. Una prueba de parche vá lida para detectar el alé rgeno es la que se utiliza para diferenciar la dermatitis alérgica por contacto de la irritativa. Es importante recordar que el primer tipo de dermatitis puede coexistir con el segundo así como con otros trastornos de la piel.
La dermatitis puede evitarse realizando el mezclado de los productos químicos de forma automá tica, instalando sistemas de aspiración, sustituyendo los alé rgenos de contacto conocidos por productos químicos alternativos y optimizando la manipulació n de los materiales para reducir el contacto con la piel.


viernes, 23 de agosto de 2013

ESTUDIOS EPIDEMIOLOGICOS (IV)

Este resultado se vio confirmado por algunos estudios en Estados Unidos (Monson y Nakano 1976a; Monson y Fine 1978), aunque no por otros (Delzell, Andjelkovich y Tyroler 1982; Andjelkovich y cols. 1988).
En Alemania se estudió una cohorte de trabajadores de la industria alemana del caucho (Weiland y cols. 1996) que presen- taba una mortalidad debida a todo tipo de causas y a cualquier tipo de cá ncer muy elevada. Se identificó una tasa estadística- mente significativa de mortalidad por cá ncer de pulmó n y pleura. Sin embargo, la mortalidad por leucemia entre los traba- jadores alemanes de la industria del caucho era estadísticamente poco significativa.
En un estudio de caso de cá ncer linfá tico y de cá ncer hematopoyé tico en ocho fá bricas de caucho de estireno-butadieno
(SBR) se observó una importante relació n entre la mortalidad por leucemia y la exposició n al butadieno. El IARC ha incluido el 1,3-butadieno entre las posibles sustancias cancerígenas para el hombre (IARC 1992). En un estudio epidemioló gico má s reciente se han obtenido datos que confirman una mayor tasa de mortalidad por leucemia entre los trabajadores SBR expuestos al butadieno (Delzell y cols. 1996).
Con el paso de los añ os, los estudios epidemioló gicos entre los trabajadores de la industria del caucho han permitido identificar los riesgos en el puesto de trabajo y mejorar así su control. Se está n realizando notables progresos tanto en las té cnicas de investigació n como en las bases de datos. El á rea de investiga- ció n epidemioló gica profesional que actualmente requiere má s atenció n es el de la valoració n de las exposiciones pasadas de los sujetos en estudio. Aunque todavía quedan sin resolver cuestiones de relaciones causales, el continuo progreso epidemioló - gico conducirá seguramente a una mejora continua del control de las exposiciones en la industria del caucho y, por tanto, a una mejora continua de la salud de los trabajadores de esta industria.

Reconocimiento: me gustaría reconocer aquí los esfuerzos del pionero Peter Bommarito, ex presidente de la United Rubber Workers Union, primer responsable de la investigació n causal sobre la salud de los trabajadores del caucho realizada en EE.UU. en los decenios de 1970 y 1980.


jueves, 22 de agosto de 2013

ESTUDIOS EPIDEMIOLOGICOS (III)

Estudios realizados por la Universidad de Carolina del Norte sobre trabajadores del caucho jubilados por incapacidad demostró que los que tenían un historial de trabajo en tareas de vulcanizació n, preparació n de la vulcanizació n, acabado e inspecció n tenían má s tendencia a padecer enfermedades pulmonares invalidantes, como el enfisema, que los trabajadores de otras á reas (Lednar y cols. 1977). Las á reas de trabajo mencionadas presentan una exposició n a polvos y humos que pueden ser inhalados. En estos estudios se encontró que en las personas fumadoras se duplicaba, por lo general, el riesgo de invalidació n por enfermedad pulmonar, incluso en las tareas con polvo que ya de por sí estaban relacionadas con la invalidez.
Por esta é poca se realizaron asimismo estudios epidemioló - gicos en la industria del caucho en Europa y Asia (Fox, Lindars y Owen 1974; Fox y Collier 1976; Nutt 1976; Parkes y cols. 1982; Sorahan y cols. 1986; Sorahan y cols. 1989; Kilpikari y cols.
1982; Kilpikari 1982; Bernardinelli, Marco y Tinelli 1987; Negri y cols. 1989; Norseth, Anderson y Giltvedt 1983; Szesze- nia-Daborowaska y cols. 1991; Solionova y Smulevich 1991; Gustavsson, Hogstedt y Holmberg 1986; Wang y cols. 1984; Zhang y cols. 1989), que se prolongaron despué s de haberse concluido los de las Universidades de Harvard y Carolina del Norte (Estados Unidos) y que pusieron de manifiesto un incremento de la mortalidad por cá ncer en distintos puntos y algunos de ellos específicamente por cá ncer de pulmó n (Fox, Lindars y Owen 1974; Fox y Collier 1976; Sorahan y cols. 1989; Szesze- nia-Daborowaska y cols. 1991; Solionova y Smulevich 1991; Gustavsson, Hogstedt y Holmberg 1986; Wang y cols. 1984), relacionados en algunos casos con trabajos de vulcanizació n.

miércoles, 21 de agosto de 2013

ESTUDIOS EPIDEMIOLOGICOS (II)

La exposició n al benceno, disolvente antiguamente habitual en la industria del caucho, fue reconocida rá pidamente como causa de la leucemia. Sin embargo, un aná lisis má s detallado demostró que los casos de leucemia eran, por lo general, de tipo linfocítico, mientras que la exposició n al benceno se había relacionado normalmente con la de tipo mieloblá stico (Wolf y cols. 1981). Se sospechó entonces que en este proceso podía intervenir tal vez otro agente distinto del benceno. Una investigació n detallada del empleo de los disolventes y de las fuentes de suministro en una conocida empresa demostró que los disolventes extraídos del carbó n, incluido el benceno y el xileno, estaban mucho má s relacionados con la leucemia linfocítica que los extraídos del petró leo
(Arp, Wolf y Checkoway 1983). Los disolventes extraídos del carbó n está n, por lo general, contaminados con hidrocarburos aromá ticos polinucleares, incluidos los compuestos que se ha demostrado que causan leucemia linfocítica en animales de experimentació n. Otros aná lisis de este estudio pusieron de manifiesto que la leucemia linfocítica estaba mucho má s rela- cionada con la exposició n al disulfuro de carbono y al tetraclo- ruro de carbono que con la exposició n del benceno (Checkoway
y cols. 1984). La exposició n al benceno es peligrosa y debe ser eliminada o minimizada al má ximo en el puesto de trabajo. Sin embargo, concluir que suprimiendo el uso del benceno en los procesos del caucho se eliminará el exceso de leucemia, especial- mente la de tipo linfocítico, entre los trabajadores de esta indus- tria quizá no sea correcto.

martes, 20 de agosto de 2013

ESTUDIOS EPIDEMIOLOGICOS (I)

En los decenios de 1920 y 1930, algunos estudios realizados en el Reino Unido demostraron que los trabajadores del caucho presentaban unas tasas de mortalidad má s altas que la població n general, y que ese incremento de la mortalidad era producido por el cá ncer. Dado que en la fabricación de los productos del caucho se utilizan miles de materiales diferentes era difícil saber cuá les podían estar relacionados con el aumento de la mortalidad. Una seria preocupació n por la salud de los trabajadores de la industria del caucho llevó al establecimiento de programas conjuntos entre empresas y sindicatos con el fin de investigar la salud laboral en la industria norteamericana del caucho. Dichos programas fueron puestos en prá ctica por las Universidades de Harvard y Carolina del Norte. Los programas de investigació n se prolon- garon durante el decenio de 1970 para, a continuació n, ser sustituidos por programas, patrocinados conjuntamente por empresas y sindicatos, de mantenimiento y supervisió n de la salud, basados, al menos en parte, en los resultados obtenidos en estas investigaciones.
El trabajo de investigación realizado por la Universidad de Harvard se centró bá sicamente en la mortalidad en la indus- tria del caucho (Monson y Nakano 1976a, 1976b; Delzell
y Monson 1981a, 1981b; Monson y Fine 1978) y en la morbilidad respiratoria entre los trabajadores de esta industria (Fine y Peters 1976a, 1976b, 1976c; Fine y cols. 1976). Los resultados de los trabajos de investigació n fueron publicados por Peters y cols. en 1976.
El grupo de la Universidad de Carolina del Norte se centró en una investigació n de tipo epidemioló gico y medioambiental. Los estudios iniciales fueron bá sicamente de cará cter descriptivo sobre la mortalidad y las condiciones de trabajo de los trabaja- dores del caucho (McMichael, Spirtas y Kupper 1974; McMi- chael y cols. 1975; Andjelkovich, Taulbee y Symons 1976; Gamble y Spirtas 1976; Williams y cols. 1980; Van Ert y cols.
1980). Sin embargo, el centro de la investigación lo constituyeron los estudios analíticos sobre la relació n entre riesgo laboral y enfermedad (McMichael y cols. 1976a; McMichael y cols.
1976b; McMichael, Andjelkovich y Tyroler 1976; Lednar y cols.
1977; Blum y cols. 1979; Goldsmith, Smith y McMichael 1980; Wolf y cols. 1981; Checkoway y cols. 1981; Symons y cols. 1982; Delzell, Andjelkovich y Tyroler 1982; Arp, Wolf y Checkoway 1983; Checkoway y cols. 1984; Andjelkovich y cols. 1988). Espe- cialmente interesantes fueron los resultados obtenidos al estudiar la relació n entre la exposició n a vapores de disolventes de hidro-
carburos y el cá ncer (McMichael y cols. 1975; McMichael y cols. 1976b; Wolf y cols. 1981; Arp, Wolf y Checkoway 1983; Checkoway y cols. 1984) y la relació n entre la exposició n a partí- culas transportadas por el aire y las enfermedades pulmonares
(McMichael, Andjelkovich y Tyroler 1976; Lednar y cols. 1977). En la Universidad de Carolina del Norte, los estudios analí- ticos iniciales sobre la leucemia entre los trabajadores del caucho pusieron de manifiesto la existencia de una tasa má s elevada de presencia entre los trabajadores con un historial de trabajo con disolventes (McMichael y cols. 1975).

lunes, 19 de agosto de 2013

Síntesis orgánica

Los residuos procedentes de la síntesis química son complejos debido a la variedad de materiales, reacciones y operaciones peli- grosas (Kroschwitz 1992; Theodore y McGuinn 1992). Los procesos de síntesis orgá nica pueden generar á cidos, bases, licores acuosos o de disolventes, cianuros y residuos metá licos en forma líquida o de suspensió n. Los residuos só lidos pueden incluir tortas de filtro con sales inorgá nicas, subproductos orgá nicos y complejos metá licos. Los disolventes residuales de la síntesis orgá - nica se recuperan por destilació n y extracció n. De esta forma se pueden reutilizar en otros procesos y se reduce el volumen de residuos líquidos peligrosos a eliminar. Los residuos de la destilació n (residuos de alambique) requieren un tratamiento antes de su eliminació n. Uno de los sistemas típicos de tratamiento es el burbujeo de vapor para eliminar los disolventes, seguido del tratamiento microbioló gico de otras sustancias orgá nicas. Se deben controlar las emisiones de sustancias volá tiles orgá nicas
y peligrosas durante las operaciones de síntesis orgá nica mediante dispositivos de control de la contaminació n del aire(p. ej., condensadores, purificadores, impactadores venturi).
El agua residual de las operaciones de síntesis puede contener licores acuosos, aguas de lavado, descargas de bombas, purifica- dores y sistemas de refrigeració n, y fugas y vertidos (EPA 1995); esto es, muchas sustancias orgá nicas e inorgá nicas con distintas composiciones químicas, toxicidad y biodegradabilidad. En las aguas madre acuosas de cristalizaciones y aguas de lavado de las extracciones y de la limpieza del equipo pueden estar presentes cantidades traza de materias primas, disolventes y subproductos.

Estas aguas residuales contienen DBO, DQO y STS altos, con acidez o alcalinidad variables y valores de pH de 1 a 11.

domingo, 18 de agosto de 2013

Aspectos medioambientales - Fermentación

Cada uno de los procesos de fabricació n farmacé utica tiene sus propios aspectos medioambientales, que se discuten a continuació n.

Fermentación
La fermentació n genera grandes volú menes de residuos só lidos que contienen micelios y tortas de filtro (EPA 1995; Theodore y McGuinn 1992). Las tortas de filtro contienen micelios, medios filtrantes y cantidades pequeñ as de nutrientes, productos interme- dios y residuos. Estos residuos só lidos no son peligrosos, pero pueden contener disolventes y pequeñ as cantidades de productos químicos residuales, en funció n de la química específica del proceso de fermentació n. Se pueden producir problemas medioambientales si los lotes de fermentació n son infectados por un fago viral que ataque los microorganismos en el proceso de fermentació n. Aunque las infecciones por fagos son poco frecuentes, crean un problema medioambiental significativo al generar grandes cantidades de caldo residual.
El caldo de fermentació n utilizado contiene azú cares, almidones, proteínas, nitró geno, fosfatos y otros nutrientes con demanda bioquímica de oxígeno (DBO), demanda química de oxígeno (DQO) y só lidos totales suspendidos (STS) altos y valores de pH entre 4 y 8. Se pueden tratar los caldos de fermentació n mediante sistemas microbioló gicos de aguas residuales despué s de homogeneizar el efluente para promover la operació n estable del sistema de tratamiento. El vapor y pequeñ as cantidades de productos químicos industriales
(p. ej., fenoles, detergentes y desinfectantes) mantienen la esteri- lidad del equipo y de los productos durante la fermentació n. Se extraen grandes volú menes de aire hú medo de los fermenta- dores que contiene dió xido de carbono y olores que se pueden tratar antes de su emisió n a la atmó sfera.

sábado, 17 de agosto de 2013

Gestión de seguridad de los procesos

En la industria farmacé utica se aplican programas de seguridad de los procesos debido a la complejidad de la química, la peligro- sidad de los materiales y las operaciones en la fabricación de productos químicos a granel (Crowl y Louvar 1990). En ocasiones se utilizan materiales y procesos altamente peligrosos en reac- ciones de síntesis orgá nica en varias etapas para producir el prin- cipio activo deseado. Deben evaluarse la termodiná mica y la ciné tica de estas reacciones químicas, ya que pueden participar materiales altamente tó xicos y reactivos y compuestos lacrimógenos e inflamables o explosivos. La gestió n de la seguridad de los procesos implica la realizació n de ensayos de los riesgos físicos de los materiales y reacciones, la organización de estudios de aná lisis de riesgos para revisar la química del proceso y las prá cticas té cnicas, el examen del mantenimiento preventivo y la integridad mecá nica del equipo y servicios del proceso, la formació n de los trabajadores y la elaboración de instrucciones de trabajo y proce- dimientos de respuesta de emergencia. Las características té cnicas especiales para la seguridad del proceso incluyen la selec- ció n de recipientes a presió n adecuados, los sistemas de aislamiento y supresió n y la ventilació n de seguridad para amortiguar la presió n con tanques de captació n. Las prá cticas de gestió n de la seguridad de los procesos son similares en las industrias farma- cé utica y química cuando se fabrican productos farmacé uticos como productos químicos orgá nicos (Crowl y Louvar 1990;
Kroschwitz 1992).


viernes, 16 de agosto de 2013

Exposiciones a vapores de disolventes y fármacos potentes

La exposició n de los trabajadores a vapores tó xicos de disolventes y fármacos potentes, como los polvos transportados por el aire, puede ser objeto de preocupació n. Esta exposición se puede producir durante distintas operaciones de fabricació n, que nece- sitan ser identificadas, evaluadas y controladas para garantizar la protecció n de los trabajadores. Los controles té cnicos son los medios de control preferidos, debido a su eficacia y fiabilidad (Cole 1990; Naumann y cols. 1996). Los equipos cerrados de procesado y los sistemas de manipulació n de materiales previenen las exposiciones de los trabajadores, mientras que la VAL y el EEP sirven de medidas complementarias. Es necesario aumentar el confinamiento de las instalaciones y del proceso para controlar los disolventes altamente tó xicos (p. ej., benceno, hidrocarburos clorados, cetonas) y los compuestos potentes, y el uso de respira- dores de presión positiva (p. ej., de purificació n por corriente de aire y admisió n de aire) y de EPP cuando se manipulan y procesan disolventes muy tó xicos y fá rmacos potentes. Son preo- cupantes las operaciones en las que se generan altos niveles de vapores de disolventes (p. ej., composición, granulació n y recubri- miento de comprimidos) y polvos (p. ej., secado, molturació n
y mezclado). Las salas estanco y de duchas, las prá cticas de descontaminació n y las buenas prá cticas sanitarias (p. ej., lavado y duchas) son necesarias para prevenir o minimizar los efectos de las exposiciones de los trabajadores dentro y fuera del lugar de trabajo.

jueves, 15 de agosto de 2013

Exposiciones al ruido

Los equipos y servicios de fabricación (p. ej., aire comprimido, fuentes de vacío y sistemas de ventilació n) pueden generar altos niveles de ruido. Debido al diseñ o en mó dulos cerrados de los lugares de trabajo, los trabajadores se encuentran a menudo pró ximos a las má quinas durante las operaciones de fabricación y envasado. De hecho, observan e interactú an con el equipo de producció n y envasado, aumentando de esta forma su exposición
al ruido. Los mé todos de ingeniería reducen los niveles de ruido modificando, cerrando y amortiguando las fuentes de ruido. La rotació n de los trabajadores y el uso de dispositivos de protección auditiva (p. ej., tapones para los oídos) reducen la exposició n individual a altos niveles de ruido. Los programas de conserva- ció n de la audició n identifican las fuentes de ruido, reducen los niveles de sonido en los lugares de trabajo y forman a los trabaja- dores acerca de los riesgos de la exposició n al ruido y el uso adecuado de dispositivos de protecció n auditiva. El control del ruido y el seguimiento mé dico (p. ej., con audiometrías) evalú an las exposiciones del trabajador al ruido y las pé rdidas de audició n resultantes. Esto ayuda a identificar los problemas de ruido y a evaluar la adecuació n de las medidas correctoras.

miércoles, 14 de agosto de 2013

Procesos de separación del petróleo crudo

El primer paso en el refino de petró leo es el fraccionamiento del crudo en torres de destilación atmosfé rica y al vacío. El petró leo crudo calentado se separa físicamente en distintas fracciones de destilación directa, diferenciadas por puntos de ebullició n especí- ficos y clasificadas, por orden decreciente de volatilidad, en gases, destilados ligeros, destilados intermedios, gasó leos y residuo. El fraccionamiento funciona porque la gradación de temperatura desde el fondo al extremo superior de la torre de destilació n hace que los componentes con punto de ebullició n má s alto se condensen primero, en tanto que las fracciones con punto de ebullición má s bajo alcanzan mayor altura en la torre antes de condensarse. En el interior de la torre, los vapores ascendentes y los líquidos descendentes (reflujo) se mezclan a niveles en los que sus composiciones respectivas está n equilibradas entre sí. En dichos niveles (o fases) está n dispuestos unos platos especiales que extraen una fracció n del líquido que se condensa en cada nivel. En una unidad ordinaria de destilació n de crudo en dos fases, la torre atmosfé rica, que produce fracciones y destilado ligeros, va seguida inmediatamente de una torre de destilació n al vacío que procesa los productos residuales atmosfé ricos. Despué s de la destilació n, só lo unos pocos hidrocarburos son adecuados para utilizarlos como productos acabados sin necesidad de un proceso ulterior.

martes, 13 de agosto de 2013

Tratamiento previo del petróleo crudo Desalinización (II)

Una desalinizació n inadecuada origina incrustaciones en los tubos de los calentadores y de los intercambiadores de calor de todas las unidades de proceso de la refinería, lo que restringe el flujo de producto y la transferencia té rmica, y origina averías debido al aumento de presiones y temperaturas. La presuriza- ció n excesiva de la unidad de desalinizació n provocará averías. Tambié n causa averías la corrosió n, que se produce debido a la presencia de á cido sulfhídrico, cloruro de hidró geno, á cidos nafté nicos (orgá nicos) y otros contaminantes del petró leo crudo. La corrosió n tiene lugar cuando las sales neutralizadas (cloruros y sulfuros de amonio) se mojan por el agua condensada. Al ser la desalinizació n un proceso cerrado, existe poco riesgo potencial de exposició n al petró leo crudo o las sustancias químicas de proceso, a menos que se produzca una fuga o emanació n. Es posible que se origine un incendio a causa de una fuga en los calentadores, lo que permitiría la liberació n de componentes del crudo con bajo punto de ebullició n.
Durante la desalinizació n hay posibilidad de exposició n a amoníaco, desemulsificantes químicos secos, sustancias cá usticas y/o á cidos. Cuando se utilizan temperaturas elevadas en las operaciones de desalinizació n de crudos de petró leo agrios (sulfurosos), hay á cido sulfhídrico. Dependiendo del crudo utilizado como carga y de los productos químicos de tratamiento empleados, el agua residual contendrá cantidades variables de cloruros, sulfuros, bicarbonatos, amoníaco, hidrocarburos, fenol
y só lidos en suspensió n. Si se utiliza tierra de diatomeas en la filtració n, deberá n minimizarse o controlarse las exposiciones, ya que la tierra de diatomeas puede contener sílice con partí- culas de granulometría muy fina, por lo que presenta un riesgo respiratorio potencial.

lunes, 12 de agosto de 2013

Tratamiento previo del petróleo crudo Desalinización (I)

El petró leo crudo suele contener agua, sales inorgá nicas, só lidos en suspensión y trazas metá licas solubles en agua. El primer paso del proceso de refino consiste en eliminar estos contaminantes mediante desalinizació n (deshidratació n), a fin de reducir la corrosión, el taponamiento y la formació n de incrustaciones en el equipo, y evitar el envenenamiento de los catalizadores en las unidades de proceso. Tres mé todos usuales de desalinizació n del petró leo crudo son la desalinizació n química, la separación electrostá tica y el filtrado. En la desalinizació n química se añ aden al crudo agua y surfactantes químicos (desemulsificantes), se calientan para que las sales y otras impurezas se disuelvan en el agua o se unan a ella, y despué s se dejan reposar en un tanque, donde se decantan. En la desalinizació n elé ctrica se aplican cargas electrostá ticas de alto potencial para concentrar los gló bulos de agua suspendidos en la parte del fondo del tanque de decantació n. Los surfactantes se añ aden só lo cuando el crudo contiene gran cantidad de só lidos en suspensió n. Un tercer proceso, menos comú n, consiste en filtrar el petró leo crudo calen- tado utilizando tierra de diatomeas como medio filtrante.
En la desalinizació n química y electrostá tica, el crudo utili- zado como carga se calienta a una temperatura entre 66 C y
177 C, para reducir la viscosidad y la tensió n superficial con objeto de facilitar la mezcla y la separació n del agua. La tempe- ratura está limitada por la presió n de vapor del crudo que sirve de materia prima. Ambos mé todos de desalinizació n son conti- nuos. Puede añ adirse un cá ustico o un á cido para ajustar el pH del bañ o de agua, y amoníaco para reducir la corrosió n. El agua residual, junto con los contaminantes, se descarga por el fondo del tanque de decantació n a la instalació n de tratamiento de agua residual. El petró leo crudo desalinizado se extrae continua- mente de la parte superior de los tanques de decantació n y se envía a una torre de destilació n atmosfé rica (fraccionamiento) de crudo (vé ase la Figura 78.2) .



domingo, 11 de agosto de 2013

Procesos de refino del petróleo

El refino de hidrocarburos consiste en el empleo de sustancias químicas, catalizadores, calor y presió n para separar y combinar los tipos bá sicos de molé culas de hidrocarburos que se hallan de forma natural en el petró leo crudo, transformá ndolos en grupos de molé culas similares. Es decir: se reorganizan las estructuras y los modelos de enlaces de las molé culas bá sicas y se convierten en molé culas y compuestos de hidrocarburos con má s valor. El factor má s significativo del proceso de refino no son los compuestos químicos que intervienen, sino el tipo de hidrocar- buro (parafínico, nafté nico o aromá tico).
Es necesario utilizar en toda la refinería procedimientos operativos, mé todos de trabajo seguros y prendas y equipos de protecció n personal, entre ellos: protecció n respiratoria homolo- gada, contra la exposició n al fuego, las sustancias químicas, las partículas, el calor y el ruido, así como durante las operaciones de proceso y las actividades de toma de muestras, inspecció n, revisió n general y mantenimiento. Como la mayoría de los procesos de la refinería son continuos y las corrientes de proceso está n confinadas en recipientes y tuberías cerrados, el potencial de exposició n es limitado. Ahora bien, aunque las operaciones de la refinería son procesos cerrados, el riesgo de incendio existe, pues si se produce una fuga o emanació n de líquido, vapor o gas de hidrocarburos, hay fuentes de ignició n como los calentadores, los hornos y los intercambiadores de calor de las distintas unidades de proceso.

sábado, 10 de agosto de 2013

El asfalto

El asfalto, que se utiliza principalmente para pavimentar carreteras y fabricar materiales para cubiertas y tejados, debe ser inerte a la mayoría de las sustancias químicas y condiciones meteoroló gicas.
Las ceras y asfaltos son só lidos a temperatura ambiente, si bien para su almacenamiento, manipulació n y transporte se requieren temperaturas má s elevadas, con el consiguiente riesgo de que se produzcan quemaduras. La cera de petró leo está tan refinada que, por lo comú n, no presenta ningú n riesgo. El contacto de la piel con la cera puede causar taponamiento de los poros, que se controla con las prá cticas higié nicas adecuadas. Para evitar la exposició n al á cido sulfhídrico al abrir depó sitos de asfalto y de azufre fundido basta con utilizar medidas adecuadas de control té cnico o protecció n respiratoria. El azufre es tambié n fá cilmente inflamable a temperaturas elevadas. El asfalto se trata en otra parte de esta Enciclopedia.

viernes, 9 de agosto de 2013

Exceso de llenado de los tanques

Con frecuencia los tanques se llenan en exceso, lo que entrañ a riesgos para la seguridad, exponiendo a los trabajadores. Una manera de prevenirlo es la utilizació n de instrumentos de doble nivel que controlen las válvulas de bloqueo de entrada o las bombas de alimentació n (Bahner 1996). Durante muchos añ os se instalaron tubos de rebose en los tanques de productos químicos, pero terminaban a una corta distancia sobre la abertura del drenaje para así permitir la observació n visual de la descarga del sobrante. Por otra parte, el drenaje debía tener capacidad para acoger la tasa má xima de llenado y garantizar un drenaje adecuado. No obstante, este sistema es una fuente potencial de exposició n, que se elimina conectando el tubo de rebose directa- mente al drenaje con un indicador de flujo en el tubo para mostrar el exceso de llenado. Aunque funcionara correctamente, dicha solució n produce una sobrecarga del sistema de drenaje con un volumen de contaminantes muy alto y posibles problemas de salud y seguridad.

jueves, 8 de agosto de 2013

Extracción de agua

La descarga manual perió dica de agua desde el fondo del tanque entrañ a riesgo de exposició n a sustancias peligrosas. La observa- ció n visual para determinar el interfaz mediante un drenaje abierto manual puede exponer al trabajador. Para minimizarlo, se instala una descarga cerrada con un sensor de interfaz y una vá lvula de control (Lipton y Lynch 1994). A estos efectos se dispone en el mercado de distintos sensores.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Fugas de los tanques

Un problema que va agravá ndose con el transcurso de los añ os son las fugas de los tanques debidas a la corrosió n de la parte inferior. Los tanques suelen tener capas de agua en el fondo que pueden contribuir a la corrosió n, y existe la posibilidad de que se produzca corrosió n electrolítica debido al contacto con la tierra. Así pues, se han establecido requisitos legales en distintas zonas para controlar las fugas del fondo de los tanques y la contamina- ció n del subsuelo y del agua subterrá nea con contaminantes del agua. Se han elaborado varios procedimientos de diseñ o para controlar las fugas (Hagen y Rials 1994), a lo que se añ ade la instalació n de fondos dobles y la protecció n cató dica, empleada en algunas instalaciones para controlar mejor el deterioro de los metales (Barletta, Bayle y Kennelley 1995).

martes, 6 de agosto de 2013

Disposición del tanque

La disposició n del tanque requiere una cuidadosa planificació n. Existen recomendaciones para las distancias de separació n de tanques y otros aspectos (CCPS 1988; 1993). En muchas instala- ciones, las distancias de separació n no está n especificadas, pero las mínimas (OSHA 1994) pueden obtenerse de diversas deci- siones aplicables a las distancias de separació n. Algunas de estas consideraciones se exponen en la Tabla 77.7. Por otra parte, el mantenimiento del tanque es un factor que ha de tenerse en cuenta en la separació n de tanques a presió n, refrigerados y atmosfé ricos (CCPS 1993).
Se necesitan cubetos de retenció n con un volumen nominal suficiente para el contenido del tanque. Cuando dentro de un cubeto hay varios tanques, la capacidad mínima volumétrica del mismo es equivalente a la capacidad del mayor (OSHA 1994). Las paredes del cubeto pueden estar construidas de tierra, acero,

hormigó n o mampostería só lida. No obstante, los cubetos de tierra deben ser impermeables y tener una parte superior lisa con una anchura mínima de 0,61 m. Ademá s, el suelo dentro del
á rea de los cubetos debe tener tambié n una capa impermeable para prevenir la fuga de productos químicos o aceites al suelo.

lunes, 5 de agosto de 2013

Almacenes

Los almacenes de una planta de tratamiento de productos químicos pueden albergar sustancias sólidas y líquidas, productos intermedios, subproductos y productos del proceso. Los productos almacenados en muchas instalaciones son intermedia- rios o precursores de otros procesos. Es posible tambié n que se almacenen diluyentes, disolventes u otros materiales del proceso. Todos estos materiales se almacenan por regla general en tanques sobre el suelo (TSS). En algunas instalaciones se utilizan aú n los tanques subterrá neos (TS), pero su uso está muy limitado debido a los problemas de acceso que plantean y a su capacidad limi- tada. Ademá s, las posibles fugas de dichos tanques subterrá neos presentan problemas ambientales cuando las fugas contaminan el agua subterrá nea. La contaminación de la tierra puede provocar exposiciones atmosfé ricas por evaporaciones de materiales de elevada presión de vapor. Las fugas o evaporaciones de materiales entrañ an un problema de exposició n durante los trabajos de descontaminació n del suelo. En muchos países, las fugas de los TS han provocado la elaboració n de estrictas normas ambien- tales, como los requisitos para los tanques de doble pared y el control del subsuelo.
En la Figura 77.2 se representan tanques típicos de almacenamiento sobre el suelo. Los TSS verticales son tanques con techo en forma de cono o de bó veda; tanques de techo flotante que pueden estar cubiertos o no cubiertos, o tanques de techos flotantes externos (TTFE). Los tanques de techos cerrados o convertidos son TTFE con cubiertas instaladas sobre los tanques, normalmente bó vedas de tipo geodé sico. Debido a que con el tiempo los TTFE no mantienen una forma perfectamente circular, es difícil sellar el techo flotante, por lo que se instala una cubierta sobre el tanque. Un diseñ o de bó veda geodé sica elimina los armazones necesarios para tanques de techo có nico (TTC). La bó veda geodé sica es má s econó mica que el techo có nico y ademá s reduce la emisió n de materiales al medio ambiente. Normalmente los tanques está n limitados al almacenamiento de líquidos cuando la presió n del vapor del líquido no supera los
77 kPa. Cuando no es así, se utilizan esferas o esferoides dise-
ñ ados para operaciones con presió n. Los esferoides pueden ser muy amplios, pero no se instalan donde la presió n supere ciertos límites definidos por el diseñ o mecá nico. En la mayor parte de las aplicaciones de almacenamiento de elevada presió n de vapor, las esferas suelen ser el recipiente de almacenamiento y está n equipadas con vá lvulas limitadoras de presió n para prevenir el exceso de é sta. Un aspecto preocupante en cuanto a la seguridad de las esferas es la posibilidad de rotura o de vuelco, al generarse sobrecargas y sobrepresiones, provocando la descarga de la vá lvula de seguridad y llegando en casos extremos a la ruptura de la pared de la esfera (CCPS 1993). En general, el contenido líquido se estratifica, y si el material caliente (menos denso) se carga en el fondo de la esfera, sube a la superficie con el material de superficie frío de mayor densidad vertido sobre el fondo. El material caliente de superficie se evapora, aumentando la presió n, lo que puede provocar la descarga de la vá lvula de seguridad o la sobrepresió n de la esfera.


domingo, 4 de agosto de 2013

TECNICAS DE MINERIA SUBTERRANEA


En todo el mundo existen minas subterrá neas que trabajan con los mé todos y equipos má s variados. Se cuentan aproximada- mente 650 minas subterrá neas con una producció n anual supe- rior a las 150.000 toneladas, lo que representa el 90 % de la producció n minera del mundo occidental. Ademá s, se estima que hay 6.000 minas de menor tamañ o con una producció n inferior a las 150.000 toneladas. Cada mina es diferente en cuanto a ubicación, instalaciones y operaciones subterrá neas, todo ello depen- diendo del tipo de mineral que se extrae, la localizació n y las formaciones geoló gicas, así como de aspectos econó micos como el mercado del mineral y la disponibilidad de capital. Algunas minas llevan en funcionamiento ininterrumpido desde hace má s de un siglo, mientras que en otras acaba de iniciarse la explotació n.
Las minas son lugares peligrosos y la mayoría de los trabajos son duros. Los riesgos para los trabajadores van desde catá s- trofes como hundimientos, explosiones e incendios hasta acci- dentes, exposició n al polvo, ruido, calor, etc. La protecció n de la salud y la seguridad de los trabajadores es una cuestió n funda- mental en las minas correctamente gestionadas y, en la mayoría de los países, esta normativa es de obligado cumplimiento.

sábado, 3 de agosto de 2013

Polvo de carbón

Ademá s de provocar la enfermedad pulmonar denominada antracosis cuando es inhalado, el polvo de carbó n es deflagrante al contacto con el aire y en combustió n. El polvo de carbó n trans- portado por el aire puede controlarse mediante pulverizació n con agua y aspiración. Se puede recoger filtrando el aire de recirculación o neutralizar añ adiendo polvo de piedra en cantidad suficiente para inertizar la mezcla de polvo de carbó n y aire.

viernes, 2 de agosto de 2013

Metano

El metano es altamente deflagrante en concentraciones del 5 al 15 % y ha sido la causa de muchos accidentes graves en las minas. La mejor forma de controlarlo es introduciendo un flujo de aire que diluya el gas a un nivel por debajo de su punto de deflagració n y aspirarlo rá pidamente fuera de la zona de trabajo.

En cualquier caso, hay que supervisar continuamente los niveles de metano y establecer una normativa para interrumpir el trabajo cuando la concentració n alcance niveles entre 1 y 1,5 % y evacuar la mina rá pidamente cuando los niveles se encuentren entre 2 y 2,5 %.



jueves, 1 de agosto de 2013

Minas subterráneas

En este tipo de minería tambié n pueden aplicarse diferentes té cnicas, aunque el comú n denominador es la perforació n de galerías que van desde la superficie al filó n de carbó n, así como el uso de má quinas y/o explosivos para extraer el carbó n. En las operaciones dentro de las minas subterrá neas, ademá s de la alta tasa de accidentes (la minería del carbó n ocupa en todas la esta- dísticas uno de los primeros lugares en cuanto a puestos de trabajo peligrosos), siempre existe la posibilidad de que se produzca un accidente grave con pé rdida de vidas humanas. Las dos principales causas de este tipo de catá strofes son los hundi- mientos por un entibado deficiente de las galerías y las explo- siones e incendios debidos a la acumulació n de metano y/o de niveles inflamables de polvo de carbó n presentes en el aire.