En Tailandia viven unos 400 buzos que usan compresores y habitan en la costa occidental. Se les conoce como los Gitanos del Mar y antiguamente eran nó madas, si bien ahora se han asentado en 12 aldeas má s o menos permanentes de tres provincias. Saben leer y escribir y casi todos ellos han completado la enseñanza obli- gatoria. Prá cticamente todos los buzos hablan el tailandé s y la mayoría tambié n su propio idioma, Pasa Chaaw Lee, que es una lengua malaya á grafa.
Só lo los hombres se sumergen, desde los 12 años hasta los 50, si llegan a esa edad. Se zambullen desde lanchas abiertas con una eslora que oscila entre los 3 y los 11 m. Los compresores que usan son impulsados por motores de gasolina o gasó leo y son primitivos: ponen en circulació n aire sin filtrar en un tanque de presió n y a lo largo de una manguera de 100 m que llega hasta el buzo. El uso de compresores de aire ordinario sin filtració n puede contaminar el aire que se respira con monó xido de carbono, dió xido de nitró geno de los motores de gasó leo, plomo de la gaso- lina con plomo y partículas de combustió n. La manguera se conecta a una má scara normal que cubre los ojos y la nariz. La inhalació n y exhalació n se realizan por la nariz, y el aire exhalado escapa por los bordes de la má scara. La ú nica protecció n contra la vida marina y la temperatura del agua es un cuello elá stico, una camisa de manga larga, un par de zapatos de plá stico y un par de pantalones de estilo deportivo. Un par de guantes de malla de algodó n ofrecen cierto grado de protecció n para las manos (vé ase la Figura 66.2).
En concertació n con el Ministerio de Sanidad de Tailandia se llevó a cabo un proyecto de investigació n para estudiar las prácticas submarinas de los Gitanos del Mar y desarrollar intervenciones educativas e informativas destinadas alertarlos de los riesgos que corren y de las medidas que pueden tomar para reducirlos. Como parte de ese proyecto, trabajadores sanitarios entrevistaron
a 334 buzos en 1996 y 1997. El porcentaje de respuesta a los cuestionarios fue superior al 90 %. Aunque aú n se está n analizando los datos de esa encuesta, se han extraído ya algunas conclusiones.
Por lo que se refiere a las prácticas de submarinismo, se preguntó a un 54 % de los buzos cuá ntas inmersiones habían realizado el último día. De los 310 que respondieron a esta pregunta, el 54 % indicaron que habían hecho menos de 4 inmersiones; un35 % entre 4 y 6, y un 11 % habían realizado 7 o más.
Al preguntarles la profundidad de la primera inmersió n del ú ltimo día de trabajo, de los 307 buzos que respondieron a esta pregunta, un 51 % indicaron 18 m o menos; un 38 % entre 18 y 30 m; un 8 % entre 30 y 40 m; un 2 % má s de 40 m, y un buzo señaló haberse sumergido a 80 m. Un chico de 16 años de una aldea informó que había realizado 20 inmersiones en su ú ltimo día de trabajo a profundidades de menos de 10 m. Desde que empezó en este trabajo ha sufrido 3 episodios de descompresió n. Una alta frecuencia de inmersiones, grandes profundidades, tiempos prolongados de fondo e intervalos cortos en superficie son factores que pueden aumentar el riesgo de un episodio de descompresión.
Só lo los hombres se sumergen, desde los 12 años hasta los 50, si llegan a esa edad. Se zambullen desde lanchas abiertas con una eslora que oscila entre los 3 y los 11 m. Los compresores que usan son impulsados por motores de gasolina o gasó leo y son primitivos: ponen en circulació n aire sin filtrar en un tanque de presió n y a lo largo de una manguera de 100 m que llega hasta el buzo. El uso de compresores de aire ordinario sin filtració n puede contaminar el aire que se respira con monó xido de carbono, dió xido de nitró geno de los motores de gasó leo, plomo de la gaso- lina con plomo y partículas de combustió n. La manguera se conecta a una má scara normal que cubre los ojos y la nariz. La inhalació n y exhalació n se realizan por la nariz, y el aire exhalado escapa por los bordes de la má scara. La ú nica protecció n contra la vida marina y la temperatura del agua es un cuello elá stico, una camisa de manga larga, un par de zapatos de plá stico y un par de pantalones de estilo deportivo. Un par de guantes de malla de algodó n ofrecen cierto grado de protecció n para las manos (vé ase la Figura 66.2).
En concertació n con el Ministerio de Sanidad de Tailandia se llevó a cabo un proyecto de investigació n para estudiar las prácticas submarinas de los Gitanos del Mar y desarrollar intervenciones educativas e informativas destinadas alertarlos de los riesgos que corren y de las medidas que pueden tomar para reducirlos. Como parte de ese proyecto, trabajadores sanitarios entrevistaron
a 334 buzos en 1996 y 1997. El porcentaje de respuesta a los cuestionarios fue superior al 90 %. Aunque aú n se está n analizando los datos de esa encuesta, se han extraído ya algunas conclusiones.
Por lo que se refiere a las prácticas de submarinismo, se preguntó a un 54 % de los buzos cuá ntas inmersiones habían realizado el último día. De los 310 que respondieron a esta pregunta, el 54 % indicaron que habían hecho menos de 4 inmersiones; un35 % entre 4 y 6, y un 11 % habían realizado 7 o más.
Al preguntarles la profundidad de la primera inmersió n del ú ltimo día de trabajo, de los 307 buzos que respondieron a esta pregunta, un 51 % indicaron 18 m o menos; un 38 % entre 18 y 30 m; un 8 % entre 30 y 40 m; un 2 % má s de 40 m, y un buzo señaló haberse sumergido a 80 m. Un chico de 16 años de una aldea informó que había realizado 20 inmersiones en su ú ltimo día de trabajo a profundidades de menos de 10 m. Desde que empezó en este trabajo ha sufrido 3 episodios de descompresió n. Una alta frecuencia de inmersiones, grandes profundidades, tiempos prolongados de fondo e intervalos cortos en superficie son factores que pueden aumentar el riesgo de un episodio de descompresión.
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