La fabricació n de lá mparas fluorescentes ha sufrido considerables cambios. El primer revestimiento fosfó rico con berilio dejó de utilizarse en 1949, lo que eliminó un importante riesgo respiratorio durante la producció n y utilizació n de estos materiales. En muchas operaciones, las suspensiones fosfó ricas acuosas han reemplazado a las suspensiones orgá nicas en el revestimiento de las lá mparas fluorescentes, reduciendo la exposició n de los traba- jadores, así como la emisió n de COV al medio ambiente. Las suspensiones acuosas sí comportan cierta exposició n mínima al amoníaco, sobre todo durante la mezcla de las suspensiones.
El mercurio continú a siendo el material má s problemá tico durante la fabricació n de lá mparas fluorescentes. Aunque las exposiciones son relativamente bajas excepto alrededor de las má quinas de extracció n, existe la posibilidad de que los trabaja- dores situados alrededor de estas má quinas, los mecá nicos que trabajan con ellas y los encargados de su limpieza sufran exposi- ciones significativas. Deberá n utilizarse equipos de protecció n individual, como monos y guantes de trabajo, para evitar o limitar la exposició n y, cuando sea necesario, protecció n respira- toria, sobre todo durante las actividades de mantenimiento y limpieza. Es esencial el establecimiento de un programa de control bioló gico (que incluya aná lisis de mercurio en orina) en las fá bricas de lá mparas fluorescentes.
Los dos sistemas fosfó ricos que se producen en la actualidad emplean materiales que se consideran de toxicidad relativamente baja. Aunque diversos organismos pú blicos han estable- cido límites de exposició n a algunos de los aditivos de los materiales fosfó ricos base (como el bario, el plomo y el manga- neso), estos componentes suelen presentarse en las composiciones en porcentajes relativamente bajos.
En los casquillos de las lá mparas se utilizan resinas de fenol- formaldehído como aislantes elé ctricos. El cemento suele contener resinas naturales y sinté ticas, en las que es posible que haya irritantes cutá neos como el hexametileno-tetramina. Los equipos de mezcla y manipulació n automatizados limitan las posibilidades de que estos materiales entren en contacto con la piel, limitando así la posibilidad de que se produzca irrita- ció n cutá nea.
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