Los sistemas de remuneración basados en la producción pueden favorecer que se trabaje a gran velocidad y que se recurra a prácticas laborales poco seguras durante la producción a buscar atajos en las operaciones de mantenimiento y reparación. Prácticas como estas persisten porque ahorran tiempo, aunque ignoren las directrices sobre seguridad establecidas y los riesgos que comportan. Cuanto mayor es el incentivo a la producción, en mayor medida se compromete la seguridad. Se ha observado que los trabajadores que cobran sobre la base de la producción sufren más accidentes, así como diferentes tipos de accidentes, que los trabajadores que cobran por horas por realizar las mismas faenas. La remuneración a destajo y los precios de los contratos tienen que ser adecuados para que se trabaje con seguridad en jornadas laborales aceptables.
(Véase un reciente estudio empírico realizado en Alemania en astenholz 1996.)
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