Puede generarse polvo cuando el cereal se traslada o se remueve. Aunque en la mayoría de los casos, este polvo es un mero factor de irritación del tracto respiratorio, los polvos deri- vados de cereales no elaborados pueden contener mohos y otros contaminantes capaces de provocar fiebre y reacciones asmá- ticas alérgicas en personas sensibles. Los trabajadores tienden a evitar el desarrollo de su trabajo en áreas de generación de polvo durante períodos prolongados. Habitualmente, se utiliza protección respiratoria en los casos necesarios. Las mayores exposiciones al polvo se producen en las operaciones de carga y descarga y en las de limpieza general. En algunos estudios se han indicado la existencia de cambios en la función respiratoria relacionados con este tipo de exposición. El TLV estipulado por la actual Conferencia Americana de Higienistas Industriales del Gobierno (ACGIH) respecto a la exposición en el trabajo al polvo de cereales es de 4 mg/m3 en el caso de la avena, el trigo
y la cebada, y de 10 mg/m3 en otros casos (partículas, no clasifi- cadas de otro modo).
Suelen utilizarse protectores respiratorios para reducir al mínimo la exposición. Los protectores de este tipo aprobados pueden ser muy eficaces si se emplean correctamente. Los traba- jadores deben recibir formación sobre su uso correcto, su mante- nimiento y sus limitaciones. La conservación de las instalaciones es esencial.
Los plaguicidas se utilizan en las industrias cerealistas para controlar la acción de insectos, roedores, pájaros, moho, etc. Algunos de los más comunes son la fosfamina, los organofosfatos, las piretrinas. Los efectos para la salud de estas sustancias pueden consistir en dermatitis, mareos, náuseas y problemas a largo plazo de hígado, riñón y de las funciones del sistema nervioso; sólo se producen si la exposición de los trabajadores es excesiva.
En la mayoría de los centros de producción cerealista se aplican plaguicidas en los períodos de inactividad, cuando la presencia de trabajadores en las instalaciones es mínima. El personal que lo lleve a cabo debe formar parte del equipo encargado de la aplicación de estas sustancias y recibir una formación especial. Deben observarse las normas de reentrada para prevenir la sobreexposición. En muchos lugares se calienta la estructura en su conjunto a temperaturas en torno a los 60 °C durante 24 a 48 horas, en lugar de utilizar plaguicidas químicos.
Asimismo, los trabajadores pueden verse expuestos a los plagui- cidas presentes en el cereal elaborado transportado a la terminal de carga y descarga en camiones o vagones.
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