En este artículo se describen los mé todos de prevenció n de acci- dentes y enfermedades contra los riesgos frecuentes en la produc- ció n de uvas (para consumo del producto fresco, vino, zumo o pasas) y bayas, entre ellas zarzas (por ejemplo, frambuesas), fresas y bayas de arbusto (por ejemplo, mirtillo y ará ndano americano). Las vides son tallos que trepan sobre estructuras de apoyo. En los viñ edos comerciales, suelen plantarse en primavera a partir de esquejes injertados o enraizados de un añ o de edad. En general se plantan dejando una distancia entre 2 y 3,5 m. Todos los añ os los viñ edos tienen que ser escardados y fertilizados, subdividiendo y podando las vides. El estilo de poda varía según las diferentes partes del mundo. En el sistema que predomina en Estados Unidos, se podan todos los vá stagos menos los má s fuertes; los restantes se cortan en 2 ó 3 yemas. La planta resul- tante desarrolla un tronco principal grueso que puede sostenerse só lo, antes de que se le permita dar fruto. Durante el crecimiento del tronco principal, la vid se ata firmemente a un soporte recto de 1,8 m o má s de altura. Una vez alcanzada la etapa de producció n de fruto, las vides se podan cuidadosa- mente para controlar el nú mero de yemas.
Las fresas se plantan a principios de la primavera, a mediados de verano o má s tarde, dependiendo de la latitud. Dan fruto en la primavera del añ o siguiente. Una variedad llamada fresa con fruto permanente produce una segunda cosecha má s pequeñ a en el otoñ o. La mayoría de las fresas se propagan
espontá neamente por medio de retoñ os que se forman aproximadamente unos dos meses despué s de la estació n de la plantació n. La fruta se encuentra a ras del suelo. Las zarzas, como las frambuesas, suelen ser arbustos de tallos espinosos (cañ as) con frutos comestibles. Las partes subterrá neas son perennes y las cañ as, bienales; só lo las cañ as del segundo añ o producen flores y frutos. Las zarzas producen frutos a alturas de 2 m o menos. Al igual que la vid, las bayas requieren una poda frecuente.
Los mé todos de cultivo difieren segú n la especie, el tipo de suelo, el clima y los fertilizantes necesarias. El riguroso control de los insectos y las enfermedades es esencial, exigiendo a menudo la aplicació n frecuente de plaguicidas. Algunos cultivadores modernos han optado por los controles biológicos y la estrecha vigilancia de las poblaciones de plagas, fumigando con sustancias químicas sólo en los momentos en que son má s eficaces. La mayoría de las uvas y bayas se recolectan manualmente.
En un estudio de los accidentes no mortales ocurridos durante un período de 10 añ os, desde 1981 hasta 1990, en California, las lesiones má s comunes dentro de esta categoría de cultivos fueron las dislocaciones y las distensiones, representando el 42 % de todas las lesiones declaradas. Las laceraciones, las fracturas y las contusiones representaron otro 37 % de las lesiones. La causa má s frecuente de lesiones fueron: golpes recibidos por objetos (27 %), esfuerzos excesivos (23 %) y caídas (19 %) (AgSafe 1992). En un estudio realizado en 1991, Steinke (1991) observó que el con má s frecuencia fueron los dedos (17 %), la espalda (15 %), los ojos (14 %) y las manos o muñ ecas (11 %). Segú n Villarejo (1995), en 1989 se concedieron 6.000 indemnizaciones por accidente por 100.000 equivalentes a trabajadores a tiempo completo en la producció n de fresas en California. Puesto que la mayoría de estos trabajadores no encuentran empleo durante todo el añ o, el porcentaje de trabajadores con lesiones podría ser mucho mayor que la cifra del 6 % declarada.
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