Para garantizar el movimiento de los animales por las instala- ciones, los pasillos deben ser curvados para que no se vea un extremo al entrar por el otro, y el corral debe estar diseñado de forma que tenga una discontinuidad a la derecha o a la izquierda, para que los animales no tengan la sensación de estar atrapados. La instalación de parachoques de goma sobre las piezas de metal que hagan mucho ruido al cerrarse pueden amortiguarlo y reducir el estrés en el animal. Lo ideal es que las instalaciones reduzcan al máximo los peligros debidos al contacto físico entre el toro y los seres humanos mediante el empleo de barreras, pasillos elevados y puertas que puedan ser manipuladas desde fuera del recinto. Es menos probable que los animales se planten en callejuelas hechas con paredes sólidas que con vallas, porque así el toro no se distrae con los movimientos del exterior. Los pasadizos y callejuelas deben ser suficientemente grandes como para que los animales puedan moverse por ellos, pero no tan anchos que puedan darse la vuelta.
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