Los campamentos pueden definirse como hogares temporales para trabajadores forestales que trabajan en lugares alejados o de difícil acceso. Para cumplir sus fines, los campamentos deben proporcionar al menos niveles mínimos de higiene y confort. Por consiguiente, es importante plantear la pregunta: ¿cómo inter- pretan diferentes personas cuáles deben ser estos niveles mínimos? El concepto es subjetivo, pero es posible afirmar que, en el caso de un campamento, las condiciones mínimas necesa- rias son que la infraestructura proporcione instalaciones y servi- cios básicos coherentes con la dignidad humana, que cada trabajador pueda compartir con los demás de la plantilla sin tener que alterar significativamente sus costumbres o creencias personales.
Una cuestión que es necesario plantearse al planificar un campamento forestal es el tiempo que permanecerá en un lugar determinado. Como por lo común las faenas deben desplazarse de un lado a otro, los campamentos fijos, aunque más fáciles de montar y mantener, no suelen ser la mejor solución. En general, las estructuras móviles son las más prácticas y deben ser fáciles de desmontar y trasladar de un sitio a otro; lo cual, por otra parte, resulta problemático pues es fácil que hasta los módulos mejor construidos se deterioren con los traslados. Por consi- guiente, las condiciones de los campos móviles suelen ser muy primitivas.
En términos de instalaciones, un campamento debe ofrecer un suministro de agua adecuado, suficientes dormitorios, cocina, cuartos de baño e instalaciones de recreo. Las dimensiones de cada sitio dependerán del número de personas que lo vayan a utilizar. Además, deberá haber almacenes independientes para alimentos, combustibles, herramientas y materiales.
Los dormitorios deben permitir que los trabajadores mantengan su intimidad. Como esto no suele ser posible en un campamento, no deberá haber más de seis personas en cada dormitorio. Este número se ha establecido por experiencia, ya que se ha visto que una estructura plegable puede alojar a seis personas cómodamente, dejando espacio suficiente para instalar taquillas en las que puedan guardar sus pertenencias personales. En claro contraste con este ejemplo, un dormitorio abarrotado y sucio no es en absoluto adecuado para el uso humano. Lo correcto es que esté limpio, que la ventilación sea buena y el ambiente mínimamente agradable (p. ej., con cortinas y colchas del mismo color).
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