En las operaciones forestales se utilizan sobre todo dos tipos de corta, que se diferencian por la tecnología utilizada para apear y desramar árboles: la corta convencional —por medio de motosie- rras— y la corta mecánica —por medio de máquinas manejadas desde cabinas de maniobra y equipadas con plumas articu- ladas—. En ambos casos, los arrastradores, especialmente los propulsados por cadenas o garras, son los medios habituales de transporte de los árboles apeados junto a las carreteras o vías fluviales. La corta convencional es la más extendida y la más peli- grosa de las dos.
Se sabe que la mecanización de la corta reduce considerable- mente la frecuencia de los accidentes. Se ve con mayor claridad en el caso de los accidentes que ocurren durante las operaciones de producción, y se debe a la sustitución de las motosierras por máquinas manejadas desde cabinas de control remoto que aíslan
a los operarios de los peligros. Sin embargo, la mecanización parece incrementar al mismo tiempo el riesgo de accidente durante el mantenimiento y la reparación de las máquinas. Este efecto se debe a factores tanto tecnológicos como humanos. Entre los factores tecnológicos cabe citar las deficiencias de las máquinas (véase a continuación) y las condiciones, a menudo improvisadas, cuando no francamente grotescas, en las que se realizan las operaciones de mantenimiento y reparación. Entre los factores humanos cabe citar la existencia de pluses de producción, que suelen provocar que se otorgue una baja prio- ridad a las operaciones de mantenimiento y reparación y que se tienda a realizarlas apresuradamente.
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