Las operaciones de cría de pescado pueden dar lugar a muchas lesiones, que combinan las comunes a todas las operaciones agrí- colas modernas (p. ej., atrapamiento en maquinaria pesada, sordera por exposición prolongada a motores ruidosos) con otras exclusivas de estas explotaciones. Los resbalones y caídas pueden tener resultados particularmente malos si ocurren cerca de los canales o de los estanques, pues se dan los riesgos añadidos de ahogarse o de contaminación biológica o química por agua contaminada.
Pueden producirse laceraciones graves o incluso amputa- ciones en las operaciones de recogida de huevas, descuartiza- miento del pescado y despojamiento de las conchas de los moluscos, que pueden ser evitadas mediante el empleo de protecciones, guantes y equipos diseñados específicamente para cada faena. Las laceraciones contaminadas por la baba y la sangre de los peces pueden dar lugar a graves infecciones locales
e incluso sistémicas (“intoxicación por pescado”). En estas lesiones resulta esencial desinfectar y desbridar con rapidez.
La pesca eléctrica (que se emplea para aturdir a los peces en los recuentos de investigación, y cada vez más para recoger los animales en los criaderos) comporta un elevado riesgo de shock eléctrico para los operadores y las personas que estén alrededor
(National Safety Council 1985) y sólo debe ser realizada por operadores entrenados, con personal preparado para hacer reanimación cardiopulmonar (RCP) in situ. Sólo debe utilizarse equipo específicamente diseñado para operaciones de pesca con electricidad en agua, y se debe prestar una escrupulosa atención al establecimiento y mantenimiento de un buen aislamiento y unas buenas fijaciones.
El agua siempre comporta el peligro de ahogarse, y las aguas frías añaden el peligro de la hipotermia. Hay que prevenir las inmersiones accidentales debido a caídas por la borda, igual que la posibilidad de enredarse o quedar atrapado en las redes. Todos los trabajadores deben llevar dispositivos de flotación personal verificados siempre que estén en el agua o en su vecindad, y cuando se trabaje en aguas frías debe añadirse alguna protección térmica (Lincoln y Klatt 1994). El personal de maricultura debe recibir formación sobre supervivencia en el mar y técnicas de rescate, así como sobre RCP.
Se pueden producir lesiones por movimientos repetitivos en explotaciones de descuartizamiento y manipulación, que pueden ser evitadas en gran medida prestando atención a la ergonomía
(mediante el análisis de las faenas y las modificaciones del equipo que sean necesarias) y con frecuentes rotaciones de los trabajadores manuales. Los trabajadores que presenten lesiones por movimientos repetitivos deben ser evaluados y tratados de inmediato, y cambiados de trabajo cuando sea posible.
La deprivación de sueño puede ser una factor de riesgo en las instalaciones de acuicultura que requieran trabajo intensivo durante un corto periodo de tiempo (p. ej., la recogida de huevas en criaderos de salmón).
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